Con una profunda admiración y un claro compromiso hacia la memoria de su padre, Catalina Castro Blanchet ha lanzado una obra que permite a los lectores sumergirse en la vida y pensamiento del cronista más influyente de Colombia. Mi padre, Germán Castro Caycedo, publicado por Editorial Planeta, no solo es un homenaje, sino una minuciosa investigación que se entrelaza con recuerdos personales, correspondencia y anécdotas que construyen una imagen completa de un hombre que dedicó su vida a entender y narrar las múltiples caras de Colombia.
La revista La Palabra, de la Universidad del Valle, ha publicado una reseña profunda sobre este libro, destacando cómo Castro Blanchet consigue fusionar los relatos familiares con el compromiso periodístico que marcó la carrera del cronista, conocido por sus investigaciones en profundidad y su habilidad para captar la realidad «sin adornos innecesarios», y que también dejó un legado imborrable en el periodismo colombiano.
El periodismo como forma de vida
Uno de los aspectos más notables que recoge el libro es el enfoque riguroso que Germán tenía hacia el periodismo. Para él, la crónica debía reflejar la verdad, sin caer en excesos ni recursos literarios superfluos. Catalina cita varias de las lecciones que su padre compartió a lo largo de los años: “El periodista que se atreve a decir que ‘los arreboles de la tarde mueren en el río’ debería dedicarse a escribir cuentos”, decía, dejando claro que el periodismo debía ser directo, con los pies en la tierra.
En la reseña de La Palabra, se menciona cómo Mi padre, Germán Castro Caycedo se convierte en una guía de su forma de entender la escritura y el periodismo, una guía que, según la autora, debería permear las escuelas de periodismo del país: “Para mi papá, lo fundamental era ir al lugar de los hechos, sentir la realidad de las personas y contarla tal como es”.
Una mirada íntima
A lo largo del libro, Catalina nos presenta a un Germán que, más allá del periodista, era un padre, un esposo y un hombre con sus propios miedos y fortalezas. La Palabra destaca el capítulo ‘Juventud y vocación’ como uno de los más emotivos, donde se puede sentir la lucha de Germán por mantener la pulcritud en su trabajo y su compromiso con su familia. Las reflexiones de Catalina sobre los últimos días de su padre permiten al lector conectar con un ser humano que siempre mantuvo la dignidad en todo lo que hacía, incluso en los momentos más difíciles.
En un pasaje del libro, Catalina recuerda un gesto que compartieron: “Le tomaba la mano y le pedía que me apretara si sentía dolor. Llegó un punto en que ya no podía apretar, pero me seguía sosteniendo”. Este tipo de momentos profundos permiten que la obra no solo sea un recuento de la carrera de un periodista, sino también una exploración personal del duelo, la memoria y el amor filial.
Una obra que trasciende el periodismo
Lo que hace especialmente valiosa esta obra, tal como subraya la reseña de La Palabra, es cómo Catalina logra combinar los relatos periodísticos con la narración personal. El libro no solo es un homenaje a un hombre que marcó generaciones con sus crónicas, sino también una reflexión sobre el rol del periodismo en una sociedad marcada por la complejidad, la violencia y la resistencia.
El recorrido por la obra de Germán Castro Caycedo, desde Colombia amarga hasta Perdido en el Amazonas, pasando por tantos otros títulos fundamentales, permite al lector apreciar la dedicación de un hombre que entendió el país de una manera visceral, profunda y auténtica. Mi padre, Germán Castro Caycedo es, en definitiva, un testimonio de una vida dedicada al periodismo, con la ética y el compromiso que tanto le caracterizaban.
Enlace a la reseña completa: La Palabra – Univalle.