En los últimos días, la Corte Constitucional falló de nuevo en contra de la aspersión aérea con Glifosato. Un controversial químico usado por el Gobierno colombiano en la lucha contra el narcotráfico, específicamente contra los cultivos de coca, la planta de la que se extrae la cocaína y que pone al país a encabezar la lista de los principales productores de este narcótico ilegal en el mundo. Este mecanismo ha sido catastrófico para el medio ambiente y las familias cultivadoras.
Los jueces determinaron en su sentencia que se violan «los derechos fundamentales al debido proceso, a la participación, a la consulta previa y de acceso a la información de los demandantes«, y ordenó al Gobierno Nacional realizar consultas previas en los 104 municipios que serán afectados por la fumigación.
Eliminar la estrategia de aspersión con Glifosato, ha sido una de las causas que Germán Castro Caycedo ha impulsado desde su trabajo periodístico, recalcando siempre que este químico, producido por la multinacional Monsanto, a su vez propiedad del gigante alemán Bayer, ha sido el causante de enfermedades entre campesinos colombianos que se ven obligados a cultivar esta planta por el abandono estatal y las precarias condiciones de las zonas rurales dispersas. Los cultivos de uso ilícito siempre prosperan en las zonas más apartadas y sin ningún tipo de infraestructura que haga posible una economía agrícola. Ese es el país que el periodista retrató en las crónicas de sus viajes.
«Analizando los millones de dólares invertidos en la guerra contra las drogas en este país, los herbicidas de la firma estadounidense Monsanto son los únicos ganadores de una destrucción de treinta años», afirmaba Castro en un especial escrito para el periódico El Tiempo, en el que también criticaba la insistencia de «funcionarios menores ajenos al problema», quienes, según él, continúan obsesionados con «la devastación con herbicidas de sistemas vitales para la humanidad como la Amazonia, uno de los medios generadores de vida más importantes de la Tierra».
Y por supuesto que el autor de Nuestra Guerra Ajena, libro que critica el llamado Plan Colombia y la estrategia de lucha contra el narcotráfico, no solo redujo la discusión al impacto ambiental, sino también a las consecuencias comprobadas en diversos estudios científicos sobre los efectos del glifosato en la salud humana, llegando a causar cáncer y malformaciones congénitas.
Germán Castro Caycedo entabló, desde el periodismo, una lucha frontal contra la aspersión aérea, como un entusiasta defensor de los derechos humanos y de la selva. En sus últimos trinos evidenció la negligencia del Gobierno colombiano a pesar del acuerdo firmado recientemente por Bayer para indemnizar a 125.000 demandantes con 10 millones de dólares por afectaciones en su salud a causa del herbicida Roundup, ingrediente activo del Glifosato:
Bayer acordó indemnizar con más de $10.900 millones USD a más de 125 mil demandantes en Estados Unidos que alegan que el herbicida Roundup (Ingrediente activo Glifosato) causa cáncer.
En tanto, El Gobierno de Colombia insiste en continuar fumigando sus campos con este producto.
— Germán Castro Caycedo (@gcastrocaycedo) June 29, 2020
Bajo el precedente de la «guerra ajena», el eterno Enviado Especial, le siguió la huella al narcotráfico en Colombia. Su origen es, paradójicamente, en Vietnam. Estados Unidos, el país con más altos indices de consumo de drogas, conoció la marihuana librando la guerra contra los combatientes leales al Partido Comunista de este país asiático y la llevó a Colombia para que sirviera como patio de cultivo. Luego llegó la coca y la historia que sobrevino ya es conocida.
La guerra contra las drogas está perdida y el mundo, y los países, especialmente los más afectados por la lucha contra el narcotráfico, hoy empiezan a ver otras alternativas. Las que, sin lugar a dudas, cobrarán menos vidas de familias pobres que encuentran en este negocio ilegal la única forma de supervivencia. Tal vez, dejando ese pretexto a un lado, el interés político pasará a ser la desigualdad en el campo y la reforma rural que nunca se ha hecho.
«Los americanos se enviciaron en Vietnam. Respuesta: estimular el cultivo de marihuana en Colombia y organizar el tráfico. Luego vino la cocaína, las tres primeras «cocinas» (laboratorios para procesar la hoja de coca) fueron de gringos. Cuerpos de Paz traían la pasta del Ecuador y las mulas venían de Miami», afirmaba el escritor y periodista en sus conferencias».
Germán Castro Caycedo.