(CNN Español) – El periodista y escritor colombiano Germán Castro Caycedo falleció este jueves a los 81 años, según informó en Twitter el presidente de Colombia, Iván Duque.
Castro Caycedo “deja un amplio legado al periodismo y a la literatura. Toda nuestra solidaridad con su familia”, escribió Duque.
El Ministerio de Cultura de Colombia también lamentó su muerte en Twitter. “Su aporte a la literatura y al periodismo del país seguirá inspirando a las nuevas generaciones. Nuestras condolencias a sus familiares y amigos”.
Aunque no se sabe la causa de muerte, poco después de conocerse el deceso el hermano del escritor, Gustavo Castro Caycedo, dijo al medio colombiano Blu Radio que su hermano tenía cáncer en el colón desde hace aproximadamente un mes.
Medios colombianos indican que falleció en Bogotá.
Castro Caycedo, quien nació en 1940 en Zipaquirá, departamento de Cundinamarca, fue autor de reconocidas obras literarias como “Perdido en el Amazonas”, “Mi alma se la dejo al diablo” y “El Karina”, por la que ganó el premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción en 1999.
En 2015 ganó el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar a la “Vida y obra de un periodista”. También fue cronista del diario colombiano El Tiempo y creador del programa de televisión “Enviado Especial”, del cual fue director durante dos décadas.
El escritor y periodista de 81 años falleció este jueves a causa de una dolorosa enfermedad.
El famoso periodista y escritor colombiano Germán Castro Caycedo murió este jueves 15 de julio a los 81 años de edad a causa de una dolorosa enfermedad que padecía.
Caycedo, oriundo de Zipaquirá (Cundinamarca), fue cronista del diario El Tiempo, dirigió el programa investigativo ‘Enviado Especial’, producido por RTI Televisión y escribió libros muy conocidos a nivel nacional e internacional como ‘Colombia amarga’, ‘Perdido en el Amazonas’, ‘Mi alma se la dejó al Diablo’, ‘La Bruja’, ‘El Hueco’, El Huracán’, ‘Más allá de la noche’, ‘El palacio sin máscara’, ‘Objetivo 4’, ‘Operación Pablo Escobar’ y ‘Nuestra guerra ajena’.
Con más de 25 obras escritas, obtuvo varios reconocimientos a lo largo de su carrera, como el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar (1976), Premio América Latina SIP Mergenthaler (1974), “Premio a la Vida y Obra de un Periodista” (2015), entre otros. En total, ganó once premios nacionales de periodismo y ocho internacionales.
A lo largo de su vida, Caycedo se caracterizó por unos escritos que manifestaban la realidad colombiana. Con su programa televisivo “Enviado Espacial” (emitido durante dieciséis años), se convirtió en el primer periodista que dirigió y presentó el primer espacio periodístico de la televisión colombiana.
Algunos de sus éxitos más recordados fueron ‘Mi alma se la dejo al diablo’, ‘Perdido en el Amazonas’ y ‘El Karina’ que fueron los tres primeros textos narrativos de no ficción que resultaron un éxito en el mercado colombiano. De cada uno se hicieron traducciones a 9 idiomas y se vendieron más de 30.000 copias.
Aunque sus familiares por ahora no han confirmado las causas de su muerte, versiones extra oficiales arrojan que Caycedo luchó durante los últimos años con un fuerte cáncer de páncreas que lo obligó a extremar los cuidados y tratamientos médicos.
Los libros de Caycedo siempre se robaron las miradas y corazon en las más recientes ediciones de la Feria del Libro en Colombia. En 2019, incluso, su ejemplar “Huellas” fue uno de los más vendidos de ese certamen, junto a “Memorias de un hijueputa’, de Fernando Vallejo, ‘La Batalla por la Paz’, de Juan Manuel Santos, y ‘Akelarre’, de Mario Mendoza.
Las altas ventas de ‘Huellas’ se dieron en un momento en el que la industria reportó $798.838 millones en ingresos, registrando un crecimiento de 3% frente a 2018. Cifras de la Cámara Colombiana del Libro, con corte a ese año, detallan incluso que para ese año se dio una producción de 19.996 títulos.
De 81 años murió este jueves el reconocido escritor zipaquireño, a causa de complicaciones por un cáncer de páncreas recientemente diagnosticado.
El mundo de las letras y el periodismo colombiano dice adiós a una de sus plumas más importantes, Germán Castro Caycedo, quien este jueves falleció a causa de complicaciones producidas por un cáncer de páncreas que fue diagnosticado días anteriores, según anunció la familia del escritor.
De 81 año murió este reconocido cronista. Una noticia que rápidamente causó varias reacciones en las redes sociales, específicamente en Twitter. Algunas estuvieron a cargo de colegas de la talla de Ricardo Silva Romero, quien escribió en su cuenta: “Fue, por supuesto, un gran periodista, un gran autor, combativo, lúcido, pero lo que a mí más me impresionó siempre fue su generosidad”.
Así mismo, Daniel Samper Ospina, Daniel Coronell, e incluso el presidente Iván Duque, entre muchos personajes más, le dedicaron algunas palabras a Caycedo en la red social.
Castro nació en Zipaquirá en 1940. El periodismo fue el único oficio que desempeñó durante su vida. Fue cronista general del diario El Tiempo durante 10 años y luego creador del prestigioso programa Enviado Especial, del cual fue director durante dos décadas y marcó un antes y un después en la televisión colombiana.
El escritor ganó once premios nacionales de periodismo y ocho internacionales. También fue autor de 22 libros de narrativa no-ficción.
En 1999 por su obra El Karina(traducido a nueve idiomas) recibió el premio Rodolfo Walsh concedido a la mejor obra no-ficción publicada durante ese año en España.
Su libro Mi alma se la dejo al diablo ha sido traducido a 10 idiomas, y Perdido en el Amazonas a siete.
En 1997 obtuvo el Prix Futura en Alemania, en 1998 el Mergenthaler-América Latina y en 2005 el premio de periodismo Planeta por Que la muerte espere. Su obra, en la que también se destacan libros como El hueco(1989), El cachalandrán amarillo(1989), El huracán (1991), La bruja (1994), Del ELN al M-19, once años de lucha guerrillera (1980), En secreto (1996), La noche de las lanzas (1999), El Alcavarán (1996) y Candelaria (2000),ha sido publicada en Europa y América Latina.
Este jueves en la tarde familiares y seres queridos del escritor y cronista Germán Castro Caycedo confirmaron su fallecimiento en la ciudad de Bogotá.
Con un legado de más de 20 libros de investigación, 10 años como cronista en el periódico El Tiempo y creador del programa de televisión ‘Enviado Especial’, de RTI Televisión, entro otros reconocimientos, Germán Castro Caycedo se convirtió en uno de los maestros del periodismo en Colombia.
Entre sus obras se destacan ‘Perdido en el Amazonas’, escrita en 1978, así como ‘El Karina’, que fue traducido a nueve idiomas y recibió el premio Rodolfo Walsh, concedido a la mejor obra no-ficción publicada en 1999 en España.
El Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo lamenta la muerte de Germán Castro Caycedo, un maestro del periodismo narrativo en Colombia.
En su libro ‘Huellas’, Germán Castro Caycedo dedica dos capítulos a los casos de Falsos Positivos, revelando el detonante de estos crímenes a partir de las desapariciones de varios jóvenes vulnerables en el municipio de Soacha, vecino de Bogotá D.C.
En estas páginas se expone el testimonio de uno de los delincuentes que llevaba con engaños a los jóvenes y los entregaba a unidades del Ejército que luego los disfrazaban y asesinaban haciéndolos pasar como combatientes de las guerrillas.
Entre la información suministrada por fuentes del periodista, aparece una tabla de recompensas por bajas que, según algunos analistas, impulsaron los asesinatos bajo este esquema de resultados y remuneraciones.
📰La JEP revela su estrategia de priorización dentro del #Caso03, conocido como el de «falsos positivos».
➡️Por lo menos 6.402 personas fueron muertas ilegítimamente para ser presentadas como bajas en combate en todo el territorio nacional entre 2002 y 2008. pic.twitter.com/Yi7HRiDBWi
— Jurisdicción Especial para la Paz (@JEP_Colombia) February 18, 2021
Una verdad Oscura es el libro de Germán Castro Caycedo que inspiró a los directores Jorge Alí Triana y Rodrigo Triana para realizar la adaptación televisiva ‘Verdad Oculta’ que se estrenó este 1 de julio por el Canal RCN.
Esta historia de espionaje policial se basa en el gran despliegue de inteligencia de la Policía colombiana para desarticular al grupo criminal organizado conocido como El Clan del Golfo. Es un libro sin hechos de violencia que registra la audacia y la creatividad de los colombianos para enfrentar la delincuencia.
“Ellos estuvieron 9 días con el agua al pecho en el Tapón del Darién que es el pantano más grande de América. 9 días con sus noches para llegar al objetivo”
Germán Castro Caycedo.
Una verdad oscura contiene una narrativa con suspenso y factor sorpresa, los ritmos en la lectura cambian y sorprenden y refleja 6 culturas colombianas. Un reconocimiento a la inteligencia y la capacidad de improvisación de hombres y mujeres de la policía que logran la captura de más de mil bandidos.
La nueva serie de televisión del Canal RCN ‘Verdad Oculta’ dirigida por Jorge Alí Triana y Rodrigo Triana se estrena este miércoles 01 de julio de 2020. Esta producción está basada en el libro ‘Una Verdad Oscura’, obra del escritor Germán Castro Caycedo y publicada en el año 2017. Libro basado en el espionaje policial moderno que, en palabras del mismo escritor, maneja el universo digital, la creación de puntos capaces de ubicar objetivos a lo ancho del mundo, la ingeniería social y el firmamento satelital.
La serie está soportada en historias del servicio de inteligencia de la policía colombiana, una de las más destacadas del continente. La producción prescinde de escenas de violencia y registra una operación de dos años que logró la captura de 1.605 bandidos y la caída de 66 en enfrentamientos.
Los cabecillas fueron comunistas de la línea Pekín primero, luego fueron paramilitares en cuadrillas de militares y bandidos. Posteriormente se dedicaron a la minería ilegal que está destruyendo el país y, simultáneamente, a la producción y tráfico de cocaína. También a la explotación pirata del oro. Los medios señalaron a esta organización como ‘El Clan del Golfo’
La protagonista es la coronel Diana Manrique, interpretada por la actriz Verónica Orozco, quien después de capturar a un peligroso capo narcotraficante busca una pausa en su arriesgado trabajo como agente infiltrada para recuperar su matrimonio. Sin embargo, se ve envuelta en un drama con su exnovio de la academia de policía, quien fue el amor de su vida y por quién siente aún una fuerte atracción. Una historia llena de aventura y emoción que se transmitirá todas las noches a las 10:00 p.m.
Además del talento de Verónica Orozco, la serie contará con un elenco de actores colombianos de gran talla y reconocimiento, como Rodrigo Candamil, Andrés Suárez, Brenda Hanst, Pilar Álvarez, Juan Pablo Barragán, Brian Moreno, Emilia Ceballos, Jerónimo Cantillo, entre otros.
Una verdad oculta: libros de Germán Castro Caycedo llevados a la Televisión
No es la primera vez que Jorge Alí Triana dirige una producción basada en los libros de Castro Caycedo. Aquí compartimos una entrevista al autor y al director:
Con estos fallos de la Corte Constitucional, a favor de Germán Castro Caycedo, se sentó una de las más importantes doctrinas sobre el contenido y alcance de la libertad de expresión. Esta sentencia guarda relación con el libro La bruja de Castro Caycedo.
El
periodista colombiano cuenta que acudió a su registro de audio y notas para
escribir este libro que relata historias de las que nunca antes había puesto en
tinta y papel.
Crédito de la imagen: Germán Castro Caycedo presentará su libro
Huellas en la Feria del Libro de Bogotá. Foto: Colprensa
Audio de la entrevista para embeber:
Entrevista
completa en Lecturas W:
‘Huellas’(Planeta)
es el nuevo libro de Germán Castro Caycedo. Son 33 crónicas que tenía guardadas en
sus libretas de apuntes, sus grabaciones y fotografías. En este libro el lector
puede sentir el frío de los menos 40 grados del Círculo Polar Ártico; la
humedad y el calor de la selva del Darién; los colores del Mar Caribe, el
triángulo fronterizo y olvidado entre Colombia, Perú y Brasil; y hasta los
argumentos de por qué la guerra contra las drogas ha sido una matanza infundada
por los Estados Unidos, “el país que más consume cocaína en el mundo”.
Como
si fuera poco y con el rigor que ha caracterizado el trabajo de Germán Castro Caycedo, ‘Huellas’
(Planeta-2019), contiene tal vez la mejor crónica sobre el
baño de sangre en América desde la llegada de Colón hasta nuestros días. “No
son 60 años de guerra, como muestran los periódicos, son más de cinco siglos”,
asegura el cronista.
Crédito de la foto: Nietos de Oleg, junto a su tienda hecha de piel de reno. Foto: Alejandro Mendoza
Primera huella
Muiscámennii-Siberia
Uno de sus amigos me dijo en San Petersburgo: “¿Carlos Grisales? ¿El geólogo
colombiano? Está viviendo en Siberia”.
Ahora
seguíamos sus pasos en Salijard, una ciudad a tres horas en jet al nororiente
de Moscú, plantada sobre el círculo polar ártico. Grisales huyó de la violencia
en Colombia y terminó viviendo en Vorkutá, un campo de destierro más allá de
los Urales. Allí llegó con Natascha Stepánovna, su compañera.
El
padre de Natascha era un desterrado y un día ella le dijo:
–Carlos, mi padre está enfermo, me voy a morir a su lado.
–Nos moriremos los tres: yo me voy contigo.
El cerebro de Natascha está atado a la cultura del destierro. Desde hacía cerca
de dos siglos algunas mujeres habían empezado a irse a Siberia a acompañar a
sus familiares.
Crédito de la imagen: Oleg Jrimbóievich, de la comunidad nenei, que se llaman a sí mismos ‘nenei neneche’, que traduce ‘gente de verdad’. Foto: Alejandro Mendoza
Grisales
y Natascha Stepánov-na ya no estaban en Vorkutá. El viejo murió y ellos se
vinieron hace cinco años a un punto, 520 kilómetros al norte del círculo polar
ártico, llamado Muiscámennii, que no figura en los mapas convencionales de
Rusia. Ese era nuestro destino.
Volábamos
en un avión sesquiplano Antónov-2. A una hora de travesía el cielo estaba
limpio y empezamos a divisar la tundra: llanura invadida por las aguas que
corren sobre las tierras bajas.
Ríos
que se deslizan bajo una superficie congelada con una capa de más de un metro
de hielo: ríos y pantanos y lagunas. Lagos de colores con un sello de hielo
blanco en los bordes y el resto azul claro, algunas veces ocre. Nada brilla
allá abajo. Es una visión apagada sobre el azul verdoso y el gris del techo de nubes
que termina en el infinito.
Al
frente veíamos, a trechos, comunidades de pinos, alerces y abedules delgados y
pequeños, chamuscados por la ventisca y plantados como grupos de alfileres en
aquella inmensidad de musgo y mármol.
Mi
compañero de viaje era Alejandro Mendoza, un físico colombiano que se vino a la
Unión Soviética, estudió y se quedó sumergido en el mundo de la ciencia. Luego
de recibirse, cuando finalizaba la maestría de su carrera, hizo prácticas en
una central nuclear aquí en Siberia y quería regresar.
Más
adelante cambió la imagen de la tundra y empezamos a volar sobre blanco y
vapores azulados: bruma. Y en medio del blanco y de la niebla, siluetas de
viviendas grises. Arquitectura soviética.
Era
mayo, primavera tardía en el Ártico… “Las noches blancas”, le dicen a esta
época con veinticuatro horas de luz.
En
Muiscámennii –donde permanecimos diez días– habíamos perdido la noción del
tiempo y del espacio en una geografía monocorde, con un paisaje que no cambia,
con un clima que no parece variar: dos semanas de primavera, siete meses de
sombras.
Antes
de nuestro regreso a Salijard y luego a Moscú, Nicolai Vorísovich, piloto de
uno de los helicópteros de las compañías que extraen gas en Siberia, dijo que
volando hacia el norte había visto a una familia de nenei, hombres de las
nieves, y pensó en nosotros. Sus toldas estaban 120 kilómetros al norte.
Como
hace siglos, aquellos viven en un mundo esotérico. Son trashumantes, no se
detienen en un sitio más de siete, ocho días, según se agote en cada paraje el
musgo con que se alimenta un colosal rebaño de renos, razón de su existencia.
Temperatura,
un grado centígrado. Allí apenas iban a comenzar dos semanas de primavera y el
hielo comenzaba a derretirse bajo un sol tímido. Para Nicolai, este clima
parecía mentira: en diciembre y enero habían vivido una noche profunda y
cincuenta y siete grados bajo cero.
A
trescientos kilómetros al norte del círculo polar ártico, encontramos tres
toldas hechas con piel de reno. Un hombre, varios jóvenes, las mujeres y los
niños llevaban trajes de piel de reno. Estaban sonrientes, levantaron las manos
para saludar. Un poco después nos alcanzaron un chuzo con trozos de carne de
reno asada.
Crédito de la imagen: El Antónov-2, en el que Castro Caycedo y el fotógrafo y físico colombiano Alejandro Mendoza viajaron a un lugar llamado Muiscámennii, 520 km al norte del círculo polar ártico. Foto: Alejandro Mendoza
Nos
presentamos. Alejandro le preguntó cómo se llamaba, y no respondió. Sonrió, y
Alejandro le dijo:
– ¿Chilaviék Nizvíestnava Zvánia? Y él sonrió aún más: “El hombre del nombre
desconocido?”.
–La
tundra está ahora llena de sonidos –dijo él–. Antes había silencio. Todo
silencio: cuando cae la nieve, las palabras se congelan. Pero ahora se deslíen
y se escuchan. En el invierno dijimos cosas y las mujeres no las pudieron oír.
Ahora ellas sonríen: comienzan a escucharlas.
–Los
renos olfatean el musgo bajo el hielo y lo descubren con los cascos –comentó el
jefe, que, ahora sabíamos, se llama Oleg Jrimbóievich.
Los
nenei se llaman a ellos mismos nenei neneche, “gente de verdad”. No conocen la
envidia, no son egoístas (algo difícil de entender para un latinoamericano. Y,
por otro lado, sus vidas están gobernadas por el sentido de la libertad. Sí. La
tundra sin límites es libertad.
Entramos
en la carpa cuando nos invitaron. Unos cuatro metros de alta, seis de base. Los
hombres duermen en el centro, que simboliza el árbol de la vida; las mujeres, a
la entrada.
Afuera
están los trineos formando un círculo. Oleg dice ahora algo como que la tundra
es un camino infinito y la tranquilidad está en el movimiento. El movimiento es
libertad: La tundra es estéril, es necesario caminar siempre en busca del
alimento de los animales. Por eso la vida se concibe en movimiento constante.
–Los
únicos que permanecen quietos son los muertos.
Cuando se mueven, la familia se estira como una cuerda. Pero se detiene y en
ese momento se agrupa en círculo. La casa es circular, una línea que se agrupa.
En sus ceremonias, los nenei se mueven en círculo. Antes de comenzar a
andar, el acoso para reunir los rebaños de renos se hace en círculos hasta
cuando estén juntos. El reno es un puente con los espíritus.
Cuando
hay ventisca, los nenei marchan según las sacudidas de la cabeza del reno que
los guía. Y en las noches con cielos despejados se guían por las estrellas
teniendo en cuenta su situación alrededor de los cuernos de aquel
reno. Una zona se considera colonizada, no cuando pasan por sobre ella sino
cuando las mujeres levantan una carpa. Al levantarla, después de caminar mucho,
ellas encienden el fuego.
El
fogón es el reino de la mujer. Ella alimenta el fuego y la llama alimenta a las
personas. El sol también es una mujer. Y les tienen miedo a los difuntos.
Los viejos, a los nacimientos porque la llegada de otro ser representa una
muerte para ellos.