El periódico español El País, destacó en sus noticias el fallecimiento de Germán Castro Caycedo con un texto sobre su aporte trascendental al periodismo.
Darío Arizmendi entrevista a Germán Castro Caycedo
En el programa Cara a Cara de Caracol Radio (1999), Darío Arizmendi entrevistó a Germán Castro Caycedo. La emisora compartió algunos apartes de ese momento.
Gloria Moreno de Castro cuenta detalles de las aventuras de Germán Castro Caycedo*
Entrevista a Gloria Moreno de Castro en la Revista Semana:
Gloria Moreno se gozó todo lo que vivió con Germán Castro Caycedo. A pesar de su partida repentina, la mujer que compartió gran parte de su vida con el periodista y escritor colombiano le manifestó a SEMANA que se disfrutó todo lo que hicieron juntos y el trabajo que él realizó.
“Me gocé la vida con Germán, me gocé todas sus vivencias. Alguien me preguntaba en estos días si antes de que existiera el computador, el celular, si yo quedaba preocupada con todas las aventuras de Germán y, realmente, algunas veces quedaba con un contacto a quien yo podía llamar. Otras veces me quedaba sin ningún contacto, como fue por ejemplo una ida a Casa Verde a hablar con ‘Tirofijo’, y Germán simplemente se quedaba con la mitad de un billete y en el aeropuerto El Dorado lo contactaba otra persona con la otra mitad del billete”.
Gloria habla despacio y cuenta con voz serena que el periodista nacido en Zipaquirá tuvo una enfermedad que se manifestó de manera repentina lo que no permitió muchas cosas. “Fue muy rápido, muy sorpresivo. Entonces no nos dio tiempo de nada, ocho días después del diagnóstico y ya”.
Y murió tranquilo, hasta a los mismos médicos les decía que estaba tranquilo. “Los médicos le preguntaban qué siente, alguna pregunta, y nada, nada. Yo le preguntaba: mi amor, ¿qué sientes? Amor por ti, me decía”, recuerda Gloria, y agrega que una vez un doctor entró y le preguntó que si le preocupaba algo, y le respondió: “No, a mí no me preocupa nada, yo siento que he hecho las cosas bien”.
La esposa cuenta que se fue como vivió, sin dramas y sin dolores. Aunque en el fondo sí estaba muy pendiente del país, de esa Colombia profunda que reflejó en los libros que publicó y en los programas que emitió, donde no temió esconderse en la manigua o sentarse frente a los distintos líderes a hacerles preguntas que en ocasiones pudieron incomodarlos.
La mujer que lo acompañó durante años cuenta que podría quedarse horas enteras contando anécdotas, vivencias, del conocimiento que tenía del país y de la facilidad con la que se comunicaba con la gente de cualquier nivel, de cualquier profesión, de cualquier cultura de este país. “Con la facilidad con la que asimilaba al ser humano, con la facilidad con la que concluía sus programas, así fuera el más dramático, siempre los cerraba con una esperanza, una alternativa, una solución, una respuesta o una exaltación al ser humano. Eso era muy importante”, relata.
Un hecho emotivo en la familia se presentó pocos días antes de su fallecimiento, cuando su yerno, Renaud Blanchet, le compartió que había publicado su primera novela y se la enseñó. “Germán sacó las manos y aplaudió, se le salieron dos lágrimas y fue como el momento de su última charla, hace dos días… es que esto no nos dio tiempo de nada, de nada”, dice Gloria.
Sobre el oficio periodístico
Uno de los asuntos en los que no conjugó la profesión periodística fue con las nuevas tecnologías. Para él, era necesario estar en el lugar de los hechos. “Los médicos le decían, existen las redes, Zoom, como formas de comunicarse, y él respondía: no, ¡qué me voy a conectar por Zoom! Yo tengo que atardecer y amanecer en el sitio donde se producen los hechos o donde vive la persona con la que me voy a comunicar. Yo desde el escritorio de mi casa, imposible. De ahí no sale ni el análisis, de ahí no salen ni las preguntas, lo que queda pendiente. De ahí no sale nada”, comparte la esposa.
Y destaca que en todo momento estuvo inquieto buscando sobre qué investigar. Justamente, el tema que le quedó pendiente fue sobre el glifosato. “En cuanto a temas para libros que había empezado a abordar, y aquí lo tengo encima de su escritorio, estaba el del glifosato y de la fumigación con glifosato”, cuenta Gloria.
Añade que “siempre fue una constante, una preocupación constante del daño en la salud, en el ecosistema. Decía que, si hay tantas soluciones por hacer, ¿por qué hacemos lo contrario?, ¿por qué obviamos los que se tiene que hacer?, ¿por qué todo es tan errático? El glifosato fue un tema de su preocupación, como lo fue el tema de la minería ilegal”.
SEMANA: ¿No estaba agotado de seguir desnudando esa Colombia donde solo se ven tristezas?
“Yo creo que sí, ya estaba desilusionado de por qué las cosas seguían con más y más problemas. Como sin solución. El tema de la polarización política también le preocupaba mucho, la falta de un pensamiento crítico, la capacidad de argumentar, el tema de reenviar y reenviar mensajes, que las personas simplemente actuaran reenviando y no pasara por un análisis. Eso lo preocupaba muchísimo”, asegura Moreno.
Algo que la esposa no quiso dejar pasar y en lo que insistió fue en la sencillez de su lenguaje y la facilidad de conectar con la gente. Esa fue una de las cualidades que le permitió llegar a todos los rincones del país a esculcar en multiplicidad de historias.
La entrañable entrevista de Germán Castro Caycedo con Gabriel García Márquez
“Tenía una facilidad de conectarse, de escribir con mucha sencillez para poder llegar, no a los eruditos, sino a muchos lectores y así crear como mayor conciencia sobre los diferentes temas que trataba. Detestaba las palabras difíciles, las rebuscadas o complicadas por considerarlas impenetrables para muchos, que por no ser eruditos no están carentes de cerebro, decía él”.
Y resalta que se “burlaba mucho cuando veía extranjerismos o una palabra demasiado rebuscada o intelectual; entonces empezaba con mucho sarcasmo, porque hacían las cosas tan difíciles y yo creo que eso fue una herramienta que le permitió llegar a mucha gente y que mucha gente lo leyera, lo comprendiera y disfrutara sus libros”.
De él aprendió toda una generación: María Jimena Duzán sobre Germán Castro Caycedo
La periodista María Jimena Duzán habló en W Radio sobre su último encuentro con Germán Castro Caycedo y también sobre la hazaña de hacer periodismo de todas las formas posibles en los medios; una virtud del escritor y periodista que sentó un precedente que, en sus palabras, aún no se supera:
La periodista María Jimena Duzán estuvo en diálogo con La Hora del Regreso para hablar sobre el anuncio de la muerte del cronista y escritor colombiano Germán Castro Caycedo, una noticia que enluta al mundo del periodismo.
La periodista relató que su último encuentro fue en un restaurante. Allí el maestro Caycedo estaba en compañía de su esposa Gloria Moreno, y compartió una breve charla con la periodista:
“Lo saludé y le pregunté qué le pasaba. Lo vi con una cara muy agotada y me contó que tenía serios problemas de riñón, que estaba haciendo diálisis. Me dijo una frase que aún recuerdo: ‘Estoy aquí, robándole el tiempo a la vida’. Esa fue la última vez que vi a Germán Castro”, dijo.
Duzán relató cómo lo encontró físicamente. Cabe recordar que el afamado cronista falleció a sus 81 años, luego de una larga batalla contra el cáncer del páncreas: “A él ya se le veía muy demediado, pero me impresionó porque no sabía que estuviera enfermo», comentó.
De igual forma, Duzán destacó las diferentes facetas periodísticas que tenía Castro: desde reportero hasta escritor.
«Aprendí muchísimo de él porque fue el primer periodista que se atrevió a hacer investigación en televisión”, agregó.
“Sus libros son una cosa impresionante, no solamente como periodista investigativo, sino como gran escritor. Un periodista muy completo, gran reportero y del que aprendimos toda una generación”, concluyó.
Los colegas fueron compañeros de periodismo en El Tiempo, donde compartieron duros momentos del acontecer nacional en las décadas de los 80 y 90, entre ellos, la marcada violencia en Pablo Escobar provocó en Colombia.
Julio Sánchez Cristo recuerda la vida y obra de Germán Castro Caycedo
Julio Sánchez Cristo dedicó una parte del programa matutino La W para hablar sobre Germán Castro Caycedo y su legado para Colombia y el periodismo.
Germán Castro Caycedo fue el periodista de los olvidados: Germán Santamaría
El periodista Germán Santamaría se refirió a los años de gloria de Germán Castro Caycedo.
Fue un maestro para nosotros: Juan Gossaín recuerda a Germán Castro Caycedo
El periodista Juan Gossaín recuerda a Germán Castro Caycedo y su influencia sobre el periodismo colombiano.
Él creó un género y él mismo era un género: Antonio Morales sobre Germán Castro Caycedo
Antonio Morales Riveira, periodista colombiano, en entrevista con la emisora W Radio, resalta la obra de Germán Castro Caycedo.
«Fue una muerte apacible, como la merecía»: Gloria Moreno de Castro, esposa de Germán Castro Caycedo
Gloria Moreno de Castro, esposa de Germán Castro Caycedo, contó detalles de los últimos días del periodista en su casa, sus preocupaciones y visión del país.
Muere el colombiano Germán Castro Caycedo, el cronista que sacó las cámaras de los estudios
Fuente: El País / España
Germán Castro Caycedo, reportero infatigable y escritor de referencia para varias generaciones de periodistas colombianos, maestro del oficio y autor de una veintena de libros de investigación traducidos a varios idiomas, ha fallecido este jueves según ha confirmado su familia. En los años 70 revolucionó la televisión nacional con su programa Enviado Especial. Su dilatada carrera lo convirtió en uno de los cronistas más leídos de su país, con títulos emblemáticos como Mi alma se la dejo al diablo, una historia que transcurre en su anhelada selva amazónica; El Karina, sobre un buque que transportaba armas para la guerrilla del M-19; o El Hueco, que aborda el éxodo de los colombianos que migran a Nueva York.
Fue “el cronista de trayectoria más extensa, profunda y coherente que tal vez ha tenido el país”, le despedía el periódico El Tiempo, donde trabajó durante una década en la que recorrió distintas regiones. En esas páginas su firma comenzó a ser reconocida a finales de los sesenta, un privilegio que lo puso a salvo del trajín cotidiano de las noticias. “Sus historias investigadas, con testimonios de primera mano recogidos en el lugar de los hechos –con frecuencia municipios olvidados o recónditos–, marcaron la diferencia con un periodismo que solía hacerse desde los escritorios”, de acuerdo con el perfil de Castro Caycedo en el libro Hechos para contar, que reúne conversaciones a profundidad con diez reconocidos periodistas colombianos.
La televisión, donde aplicó esa misma fórmula, acrecentó su reconocimiento. A partir de 1976 dirigió durante cerca de 20 años el programa semanal Enviado Especial, una suerte de especial periodístico del que se produjeron más de mil capítulos que le representaron diversos reconocimientos nacionales e internacionales.
Castro Caycedo nació en 1940 en la pequeña ciudad de Zipaquirá, a una hora de carretera de Bogotá, en el centro del país, y estudió Antropología en la Universidad Nacional de Colombia, pero no llegó a graduarse. “Me llamaban mucho la atención las historias de selva y los relatos policiales”, le dijo a la revista Bocas en una extensa entrevista en 2012. A esas obsesiones recurrentes en sus libros se sumaban los barcos. Allí contaba que sobrevivió a dos accidentes de avión durante sus correrías por la Colombia profunda y que hace más de 20 años se golpeó la cabeza en Rusia, mientras investigaba para uno de sus extensos reportajes, lo que lo dejó sin el gusto y sin el olfato.
“Ese fue el primer programa que sacó la cámara de los estudios”, apuntó en esa entrevista sobre Enviado Especial, muy recordado por llegar hasta los parajes más remotos de la geografía colombiana. “Empecé haciendo crónica televisiva, viajando por todo el país. Las barreras de esa época eran las comunicaciones. Teníamos menos medios, menos vías. Los primeros programas fueron en la selva, en el Vaupés y norte del Amazonas. Muchas horas de viaje. Llevábamos las cámaras en mula, en avión, en bote, éramos cinco personas”, rememoró. Hasta entonces, muchos colombianos nunca habían visto la selva en la televisión nacional.
Detrás de cada una de sus historias, siempre había al menos un viaje. “La falta de tiempo es la desgracia del periodismo de hoy. Si el periodista se va a la selva, pues no puede volver en media hora. Y si se va a la selva entonces tiene que vivir la selva. Ir y ver amanecer y anochecer allá. Es que ese es y ha sido el periodismo en el mundo”, decía a manera de declaración de principios en Hechos para contar. “No se puede hacer un reportaje o una crónica si no se va al sitio donde ocurrieron las cosas”.