LA MALA SUERTE INGLESA

LA MALA SUERTE INGLESA

Medio: El Tiempo

Fecha: 26 de junio de 1972

Por: Germán Castro Caycedo / Fotos: Sin registro

Cuando hace un par de meses la comisión inglesa que pasó tres carros por el sector del Darién salió a Medellín (luego de una travesía de más de 60 días), la historia le había jugado “una alta traición”. Ellos con una voluntad extraordinaria se embarcaron en la empresa, pretendiendo mostrarle al mundo qué es el Darién. Al arribar a la capital de Antioquia estaban optimistas y se presentaron ante la prensa como los primeros en la historia que realizaban la proeza. Sin embargo, desconocían que doce años antes, una comisión de ingenieros colombianos y panameños, una periodista alemana, un austriaco y un canadiense, ya habían cubierto la travesía, arreglándoselas también para penetrar la selva en tres carros camperos.

Pero además, en 1956, ingenieros de Colombia y Panamá atravesaron el verdadero Tapón en dos ocasiones, recorriéndolo a pie y en canoas. A partir de aquel año, cuando se iniciaron los estudios de factibilidad de la carretera, decenas de grupos de técnicos de los dos países han pasado por allí. Desde luego, la diferencia de lo realizado por los latinoamericanos y el gesto británico es solo una: los primeros no han hecho alardes publicitarios.

POR OTRA RUTA

Seguramente el desconocimiento exacto de nuestra geografía, también jugó otra pésima pasada a los chicos de la corona inglesa este año, pues ellos cubrieron el trayecto por sitios que distan mucho del verdadero Tapón del Darién.Su travesía, aunque azarosa, se realizó en más de un 80 por ciento por ríos, los cuales fueron cubiertos con los carros embarcados en balsas especiales.

En la parte colombiana ellos comenzaron su calvario en el Palo de Las Letras (frontera) y avanzaron 16 kilómetros por una trocha muy amplia y seca, abierta hace decenas de años por contrabandistas, indocumentados, y reformada por los ingenieros.

Luego caminaron cómodamente por un carreteable ya construido (ver mapa) y se embarcaron en el Río Atrato. De allí tomaron el profundo Caño de Tumarodosito, que los llevó otro larguísimo trecho, y finalmente recorrieron unos pocos kilómetros de selva. El Atrato y el Tumaradosito les permitieron así resolver el problema que presentaba encararse al verdadero Tapón.

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CIENTÍFICOS

Según ellos, estuvieron acompañados por un equipo de seis científicos, que en 62 días pretendieron estudiar a fondo la ecología, suelos y población indígena del lugar.

Hoy sus conclusiones, que se presentan como definitivas, han comenzado a ser publicadas en la prensa británica. Pero aquí también la historia los ha vuelto a traicionar, porque al parecer, su observación de un par de meses no parece tan completa como la de una gigantesca comisión de científicos norteamericanos, que mucho tiempo antes que ellos gastó tres largos años en un trabajo similar.

EL CANAL

Cuando se estudiaron las posibilidades de nuevos canales interoceánicos en Colombia y Panamá, los norteamericanos presentaron un completísimo estudio compuesto por 64 largos informes técnicos, cuyos textos descansan en los archivos del Subcomité del Darién, y de los ministerios de Obras de Panamá y de Colombia. Estos informes van desde los recursos fluviales y marítimos hasta tratados sobre la ecología del estuario marino a lado y lado del istmo.

Además, hay temas tan diversos como estos: ecología terrestre, agrícola, posibilidad de utilización de energía atómica en la obra y sus consecuencias, composición sísmica de la zona colombiana y panameña, análisis socioeconómicos de toda la zona, diccionario etnobotánico del Darién, aves, resistencia de la malaria en la zona panameña y en la colombiana, fiebre amarilla, comunidades indígenas de Panamá (en Colombia prácticamente no hay actualmente), ecología médica, y otros temas.

Esta comisión científica, compuesta por un verdadero batallón de técnicos, estuvo coordinada por el ingeniero colombiano Alfredo Bateman y por el coronel Sutton del ejército norteamericano.

EL POR QUÉ

Estos estudios, que han sido base también para saber los sistemas mediante los cuales se combatirá el Darién en la construcción de la carretera, han sido fruto de la experiencia de Panamá y Estados Unidos cuando hicieron el Canal. Este no fue un triunfo de la ingeniería, sino de los científicos que derrotaron al mosquito que infecta la zona, y que comunica la malaria y la fiebre amarilla.

Aquel mosquito que venció anteriormente a los franceses en su intento de construir el canal, fue derrotado por Estados Unidos y Panamá a partir de 1904. Y será nuevamente vencido en el Tapón del Darién, cuyos fenómenos animales, vegetales, humanos, de suelo y de medio ambiente se conocen plenamente, antes de la ve- nida de los voluntariosos científicos ingleses.

PRIMER CRUCE

En Bogotá vive hoy, retirado voluntariamente, el ingeniero Jorge García Téllez, posiblemente el más destacado pionero de la carretera del Tapón del Darién. Él fue nombrado en 1956 representante del gobierno colombiano ante el Subcomité del Darién (Colombia Panamá y Estados Unidos).

García Téllez, tras firmar en Washington los acuerdos para iniciar estudios se vino a Panamá e inició la primera expedición técnica, en compañía del pionero panameño de la idea, ingeniero Tomasito Guardia, hoy fallecido. Hicimos la primera travesía -cuenta el ingeniero- para reconocer el terreno y quitar el susto. Salimos de Ciudad de Panamá, a pie, sin helicópteros ni barcos que nos auxiliaran, el 9 de abril de aquel año (56) y llegamos a Turbo el 23 de abril.

García Téllez nos ha cedido el diario pormenorizado de esta primera experiencia presentado a los tres gobiernos. Un par de meses después, el mismo ingeniero encabezó otra comisión con los mismos fines Durante los 13 años en que representó a nuestro gobierno, cubrió la travesía más de 10 veces, en compañía de cadeneros, topógrafos, especialistas en suelos, estructores y otras modalidades, destacados por los diferentes países.

LA PRIMERA EN CARRO

En 1960 García Téllez precisó de nuevas experiencias y aprovechó el paso por Panamá, de unos raidistas europeos, a quienes ‘reclutó’ y embarcó en una aventura, hasta entonces, sin ningún precedente en la historia.

Los europeos traían un carro campero, y García Téllez se sumó con dos más. Esta comisión, que cubrió toda la ruta, estaba formada por las siguientes personas: Jorge García Téllez y Mariano Hormaza, colombianos; José Sáenz y Bolívar Arauz, panameños; Úlse Abshagen, periodista alemana y primera mujer que cruzó el Tapón; Richard Bevin, anglocanadiense; Terense Whitfield, mecánico australiano.

VENCEDORES

En un amplio reportaje de la travesía, publicado en La Patria de Manizales el 22 de julio de 1960, se destaca un titular: “Hemos demostrado que El Darién no es impasable y que la Panamericana es una realidad”. De los tres carros, esta comisión dejó uno abandonado en la selva, pues se descompuso y no pudieron repararlo, y la nota importante de su esfuerzo fue no haber contado con apoyo aéreo, marítimo ni de radiocomunicaciones.

MÁS HISTORIA

Pero además de ellos, otras comisiones también han atravesado el Tapón, “en silencio, sin grandes campañas publicitarias”, según los ingenieros de Colombia. En 1961 seis vehículos de marca Chevrolet avanzaron por las selvas del Darién Panameño y llegaron a la frontera con Colombia; en 1962 lo hicieron los doctores Dwen J. Sexton y Harold Heatwole, auspiciados por la Fundación Nacional de Cien- cias de Estados Unidos; en 1964 los doctores Leslie Holridge y Vicent Raymond, para estudiar el régimen de lluvias, botánica forestal, geología de superficie, suelos y transitabilidad, auspiciados por el Comando de Investigación de Transportes de Estados Unidos.

LA PENÚLTIMA

De todas estas experiencias la penúltima ha sido la de la comisión británica, auspiciada por una fábrica productora de camperos que ha tomado la aventura como base publicitaria para aumentar sus ventas en el mundo.

Desgraciadamente, estos valerosos hombres pasaron muy lejos del verdadero Tapón, y afrontaron aventuras tan espeluznantes y algunas veces mortales, como ninguna otra comisión las había vivido en los 12 años que transcurrieron desde cuando García Téllez y Tomás Guardia, penetraron por primera vez en la zona.