La autora de Mi padre, Germán Castro Caycedo participó por primera vez en una antología de cuentos. Durante la presentación de ‘Si esta señorita supiera que me estoy muriendo’, Catalina habló sobre su cuento ‘Con vacilé en la venas’, la escritura desde el cuerpo, el duelo y las voces que habitan lo invisible.
El próximo 4 de mayo de 2025, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), se llevará a cabo la presentación del libro Mi padre Germán Castro Caycedo, escrito por Catalina Castro Blanchet, hija del periodista y cronista colombiano.
Hora: 1:00 p. m. Lugar: Gran Salón D, Corferias
Este libro no es solo un testimonio de amor filial, sino también el resultado de una investigación rigurosa que se extendió por casi una década y que Catalina inició de la mano de su padre. A través de cartas, conversaciones, anécdotas y recuerdos personales, la autora invita a recorrer la vida de Germán Castro Caycedo desde su infancia en Zipaquirá hasta su consolidación como una de las voces más sólidas del periodismo narrativo en América Latina.
La escritora conversará con Cecilia Orozco Tascón sobre el proceso para escribir minuciosamente sobre el trabajo de un escritor prolífico.
¡Más vigente que nunca!
A lo largo de la investigación y escritura del libro, surgieron hallazgos reveladores sobre la manera en que Germán Castro Caycedo se anticipaba a debates que hoy son centrales en la conversación pública global. Desde hace décadas, sus crónicas ya advertían sobre problemáticas como la deforestación, la crisis del agua, el deterioro de los ecosistemas y el avance agresivo de los intereses extractivos sobre comunidades rurales e indígenas.
El periodista cuestionó con contundencia la guerra contra las drogas, considerándola una estrategia ineficaz que profundizaba la violencia sin atacar el fondo del problema. Planteó la necesidad de enfoques centrados en la salud pública, en la protección de los consumidores, y en alternativas productivas como el aprovechamiento industrial del cannabis, que hoy representa una fuente legal de ingresos para economías como la de Estados Unidos. Sus posturas, ignoradas en su tiempo, cobran hoy una vigencia incuestionable.
Firma de libros
La presentación estará seguida de una firma de libros, también en el Gran Salón D, de 2:00 a 3:00 p. m., organizada por Editorial Planeta.
Este evento es una oportunidad única para reencontrarse con la obra y el legado de Germán Castro Caycedo, a través de la voz de quien lo conoció más allá del periodista: su hija, Catalina.
Catalina Castro Blanchet, autora en antología de cuentos latinoamericanos contemporáneos
Fuera del recinto principal de Corferias, la Feria del Libro se extiende por la ciudad con actividades en librerías y espacios culturales aliados. En ese contexto, Catalina Castro Blanchet participará en la presentación del libro ‘Si esta señorita supiera que me estoy muriendo’, una antología de cuentos latinoamericanos contemporáneos compilada por Alejandro Alzate, doctor en Literatura de la Universidad de Navarra y profesor de la Universidad del Valle.
La cita será el sábado 3 de mayo, de 5:00 a 6:00 p. m., en la Librería México (Calle 11 # 5-60), como parte de la programación oficial de Filbo Ciudad.
La autora integra esta recopilación con el relato ‘Con basile en las venas’, junto a autores como Karla Marrufo, Luis Miguel Rivas, Cecilia Szperling, Gilmer Mesa, Liliana Colanzi, José Adiak Montoya, entre otros. La actividad será una oportunidad para conversar, compartir lecturas y explorar la diversidad narrativa de la región, en un ambiente literario en el corazón del centro histórico de Bogotá.
La obra del gran escritor Germán Castro Caycedo es inseparable de toda una experiencia de vida al lado de dos mujeres que lo acompañaron en su trasegar por el ejercicio del periodismo. En esta entrevista, dirigida por Pablo Bohórquez, se explora una dimensión íntima del eterno ‘Enviado Especial’, exaltando su legado periodístico y su arrolladora personalidad.
Desde los inicios de su carrera, Gloria Moreno, también periodista, compartió con él las primeras jornadas en El Tiempo, donde comenzó a gestarse no solo una complicidad profesional sino una vida en común. De esta relación, nacería su hija Catalina Castro, arquitecta, quien creció acompañando los procesos creativos de su padre y terminó por convertirse en su mayor admiradora y en la autora del libro biográfico Mi padre Germán Castro Caycedo, una crónica íntima que recoge las memorias familiares del cronista y que ya va por su segunda edición bajo el sello de Editorial Planeta.
Gloria, reconocida por su trayectoria en medios y por liderar proyectos tan importantes como Medios para la Paz, aparece en este texto como protagonista, quien fungió como consejera permanente de Germán. A ella acudía en busca de observaciones, correcciones y comentarios antes de entregar sus textos finales. Fue su primera editora, su crítica de confianza y quien tuvo un papel decisivo en algunos momentos de su obra, desde la elección de títulos como Mi alma se la dejo al diablo, hasta revisiones de estilo y estructura.
Fue esta la historia que buscó Bohórquez, conectando este aspecto de la intimidad de Castro Caycedo y su familia con un compañero, conocedor y admirador de la obra, el reputado periodista Gonzalo Guillén, quien con sus investigaciones se ha mantenido vigente en Colombia a través de una gran producción bibliográfica y otras publicaciones en medios alternativos.
El programa, que se publica habitualmente en YouTube, reunió a Gloria Moreno y Gonzalo Guillén para conversar sobre la vida del escritor, su obra y las memorias que dejaron los años compartidos con él.
Gloria evocó los inicios de su relación con Germán, cuando lo conoció siendo ella una joven reportera recién llegada a El Tiempo, admiradora del cronista que había leído durante sus años de bachillerato. La sorpresa de encontrarlo no como el personaje inalcanzable que imaginaba, sino como un hombre sencillo, dedicado y meticuloso, marcó el inicio de una relación que se extendió por décadas.
Recordó también los momentos más difíciles que atravesaron juntos, como el accidente que sufrió Germán en Rusia durante la investigación para uno de sus libros. Una caída comprometió su cráneo y lo obligó a permanecer en cama durante días en un hospital público de Moscú, donde Gloria estuvo a su lado, cuidándolo y acompañándolo hasta su recuperación.
Por su parte, Gonzalo Guillén compartió su propia experiencia de conocer y trabajar con Germán:
«A Germán Castro lo conocí en El Tiempo, cuando yo leía mi primer trabajo de la vida que fue allá. Pero ya lo conocía porque lo leía desde que estaba en mi bachillerato. O sea, que llegar a El Tiempo y tener a Germán Castro en ese lugar, escribiendo, para mí era alucinante, era increíble. Yo creía que Germán Castro tenía como un piso entero para él, secretarias y todo eso. No, era un tipo sin saco escribiendo ahí, a máquina. Recorriendo el país, conociendo el país, explorando», recordó.
Guillén destacó, además, el valor pionero de algunas de sus investigaciones, como la cobertura sobre la Ruta Libertadora —donde Germán registró cómo el abandono estatal mantenía a los pobladores en condiciones muy similares a las de la época de Bolívar—, y su trabajo sobre el Cerrejón, una investigación temprana sobre corrupción, impacto ambiental y violación de derechos de comunidades indígenas que hoy sigue vigente.
En la conversación también se habló del Germán familiar, del hombre obsesionado por la estética, no solo en la escritura, sino también en su vida cotidiana. La precisión científica de sus descripciones, el cuidado por los detalles y su mirada minuciosa no terminaban en sus textos; se extendían a su hogar, a su manera de habitar los espacios, a la sobriedad y el minimalismo que definían su entorno.
Catalina, quien inspiró con sus letras este instante, creció rodeada de escritores, periodistas y libreros. La librería Enviado Especial, que formó parte de su vida familiar, fue otro de los gestos que mantuvieron siempre vigente la obra de su padre. Desde allí, desde ese amor por los libros, surgió también su impulso por escribir y por dejar testimonio de la vida del cronista a través de su propia voz.
Durante la transmisión, además, se extendió una invitación abierta a quienes conserven grabaciones del programa Enviado Especial. Coleccionistas, seguidores y público general pueden contribuir enviando fragmentos o capítulos al correo electrónico sebuscaenviadoespecial@gmail.com. El propósito es recuperar y compartir ese material a través del canal oficial de YouTube, para que nuevas generaciones puedan acceder a la obra audiovisual de Germán Castro Caycedo, una parte invaluable de la historia del periodismo y la televisión en Colombia.
La entrevista completa con Gloria Moreno y Gonzalo Guillén está disponible en nuestras plataformas digitales, como un testimonio de quienes conocieron de cerca no solo al periodista incansable, sino también al hombre que dejó una huella imborrable en la vida de quienes lo rodearon.
“La crónica es el género mayor del periodismo”, decía Germán Castro Caycedo. Una afirmación que, en tiempos donde la inmediatez devora el rigor y la profundidad, resuena más que nunca.
El blog Cura de reposo, escrito por Alexander Velásquez en El Espectador, ha recuperado recientemente las enseñanzas de este maestro de la reportería a propósito de la publicación del libro Mi padre, Germán Castro Caycedo, escrito por Catalina Castro Blanchet. A lo largo de sus 52 capítulos, la autora no solo reconstruye la vida de su padre, sino que deja al descubierto su método, sus obsesiones y su visión de un oficio que hoy parece más frágil que nunca.
Desde la importancia del equilibrio y la precisión hasta la necesidad de contar historias con respeto y profundidad, el legado de Germán se traduce en lecciones esenciales para los periodistas de hoy.
Tal como recoge Velásquez en su texto, Castro Caycedo entendía que “lo único urgente es descubrir la vocación verdadera. De lo contrario, el trabajo se te volverá mañana una desgracia”. La crisis del periodismo actual no solo es tecnológica o económica, sino también de identidad. ¿Qué significa hoy ser periodista? Para él, la respuesta era clara: alguien que tiene algo que contar. “El periodista que no tiene nada que contar no está en nada”, afirmaba.
No creía en la objetividad como un valor absoluto, pero sí en el rigor: “Recuerda, la objetividad no existe”, decía, convencido de que la clave estaba en el equilibrio y la precisión.
Era un reportero que caminaba el país, que hablaba con la gente, que no daba nada por cierto sin antes haberlo verificado con sus propios ojos. “Ese era mi trabajo, descubrir un país. Me pagaban por hacerlo y la gente me leía”. Su estilo se basaba en la observación directa: “haber ido siempre hasta el lugar de los hechos para sentir sus olores, entender las luces y las sombras, los colores, las tradiciones y las costumbres”.
Para Germán, las palabras eran herramientas de precisión. No soportaba los adornos innecesarios ni las licencias poéticas dentro del periodismo: “El periodismo colombiano está lleno de poetas mientras que la gente simplemente quiere información”.
Su ética profesional era inquebrantable. “Nunca recibió una solicitud de rectificación”, lo que demuestra el nivel de rigurosidad con el que abordaba cada historia. La confianza en su criterio era tal que “todo el mundo le caminaba porque confiaban en su visión periodística, en su criterio y credibilidad”.
Más allá de sus investigaciones, de su legado televisivo con Enviado Especial y de sus libros, Germán Castro Caycedo fue un periodista que se dedicó a formar y motivar a nuevas generaciones. “Le entusiasmaba dar conferencias y hablar con los nuevos estudiantes de Periodismo (…) Los jóvenes de colegios y universidades siempre tuvieron prioridad en su agenda, por encima de los medios que lo llamaban para entrevistarlo”.
Hoy, en tiempos de posverdad, noticias falsas y modelos de negocio que premian el clic fácil en lugar de la información de calidad, sus enseñanzas son un faro para quienes aún creen en el periodismo como un oficio esencial para la democracia.
Como concluye Alexander Velásquez en su artículo: “No dejemos que la crónica muera. Ese es el único homenaje posible para honrarlo en este presente”.
La memoria es frágil, creo que en el año 1979, me encontré en la biblioteca del Colegio Cafam donde cursaba tercero de bachillerato el libro “Colombia Amarga”, en esas crónicas donde se dibujaba la dura exclusión y la pobreza, supe que los “Siervo Sin Tierra”, seguían presentes en la vida de Colombia, ese fue mi primer contacto con la obra de Germán Castro Caycedo.
En 1980, el país se sacudió ante la incursión del M-19 a la Embajada de Republica Dominicana, yo seguía en el Colegio Cafam y en sus aulas me enteré de esta delicada situación, lo que no recuerdo es como supe de la publicación de la entrevista a Jaime Bateman Cayón, hecha por Germán por escogencia de su protagonista, lo que si recuerdo es que salí a buscarla en el barrio Alcalá en Bogotá, donde crecí, y luego de varios intentos encontré el ejemplar del Siglo en una droguería, entrevista publicada en varias entregas, las cuales leí con interés, debo confesarlo, no por el entrevistador sino por el entrevistado.
En la Televisión me encontré con “Enviado Especial” y Germán nos contaba historias de aquí y de allá, en estos meses me encontré en YouTube con una entrevista a Álvaro Fayad del año 1984 ya en su condición de Comandante General del M-19 y una entrevista a Gabriel García Márquez en 1976, allí se ve su juicio y rigor como periodista.
El M-19 en 1981 intentó entrar unas armas embarcadas en Hamburgo, trasladadas a Panamá y allí distribuidas en varios grupos, uno de ellos trasladado al buque Karina de bandera Panameña, con destino al pacifico colombiano, el buque fue detectado por el Sebastián de Belalcázar de la Armada Colombiana, los militantes del M-19: Fernando Erazo “Salvador”, Héctor González y Jairo Rubio “Henry”, se negaron a someterse y se enfrentaron por varias horas, hasta que el buque fue hundido, los tres sobrevivieron y le contaron la historia a Germán y quien luego de la respectiva investigación periodística publicó El Karina, en 1985, el cual leí con interés.
En las correrías por las pequeñas librerías de la calle 45 arriba de la carrera 24 en Bogotá, me encontré En Secreto, ya es el nuevo milenio, allí está la entrevista a Jaime Bateman y una a Jaime Arenas, destacado dirigente estudiantil de la Universidad Industrial de Santander, quien está en la primera generación de militantes del ELN, cercano al padre Camilo Torres Restrepo, Jaime Arenas deserta del ELN ante la criminalidad que cobra la vida de sus propios integrantes, es capturado y preso es entrevistado por Germán en el año de 1969, dejando un testimonio de rico valor que luego desarrollaría en su libro La Guerrilla por dentro, por el cual fue asesinado por el mismo ELN, en una calle Bogotana en marzo de 1971.
Cuando escribía la historia de la colonización campesina del Sarare -Arauca- en el año 2009, tuve la grata sorpresa de encontrar la referencia de dos crónicas de Germán para El Tiempo, donde narra esta lucha campesina, por un paro cívico desarrollado en febrero de 1972, allí está su sensibilidad y compromiso con la Colombia Amarga.
El último libro que compré de Germán, es Nuestra guerra ajena, publicado en 2014 por la Editorial Planeta, que bajo una nueva dirección cumple con el compromiso de publicarlo, corrigiendo el exabrupto de una anterior Dirección que se negó a publicarlo, allí Germán desarrolla un panorama sobre el desarrollo del narcotráfico en Colombia y el involucramiento de mil formas de los gobiernos de los Estados Unidos, en una guerra que sigue hasta el día de hoy y donde Colombia sigue colocando sangre sudor y lágrimas.
No tuve el gusto de tratar a Germán Castro Caycedo, quien ha estado muy presente en mi vida y es un justo reconocimiento que una sala de RTVC, llevé su nombre, sin duda un gran hombre y un extraordinario periodista que nos deja vida y obra.
Luis Eduardo Celis, es sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia, trabaja en la comprensión de las violencias organizadas y sus perspectivas de superación.
La Feria Internacional del Libro de Santo Domingo 2024 fue escenario de emotivos homenajes a Germán Castro Caycedo, con tres eventos dedicados a la obra y legado del célebre cronista colombiano. Catalina Castro Blanchet, autora de Mi padre, Germán Castro Caycedo y su hija, compartió con el público dominicano la historia y profundidad de una vida entregada al periodismo de investigación y a la documentación de la realidad colombiana.
En la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el periodista francés Jean Michel Caroit presentó el libro frente a una audiencia de estudiantes y profesores de la Facultad de Humanidades. Fue un espacio de análisis en el que se destacó el método de investigación riguroso de Castro Caycedo, y la influencia que su trabajo ha tenido en la crónica latinoamericana. Catalina compartió detalles de la construcción del libro y de cómo este es un tributo a la ética y dedicación de su padre.
El segundo evento, realizado en el Colegio Dominicano de Periodistas, fue una conversación en la que Catalina compartió anécdotas personales, y exploró las etapas más representativas de la carrera de Germán, desde sus primeros años como cronista hasta sus últimas investigaciones. La audiencia, compuesta por periodistas y académicos, mostró un especial interés por los detalles de la vida de Castro Caycedo y el compromiso que demostró en cada una de sus investigaciones.
Por otro lado, en el acto principal de la Feria del Libro, el periodista dominicano José Rafael Ossa rindió un emotivo reconocimiento, entregándole un retrato de Germán Castro Caycedo, realizado por un caricaturista dominicano, y una placa de reconocimiento en honor a su legado. Este gesto simbolizó el respeto y la admiración del periodismo y la academia dominicanos hacia un hombre cuya obra trasciende fronteras, y que sigue siendo un referente para la crónica de América Latina.
Las huellas de Germán Castro Caycedo quedaron plasmadas en los imaginarios de regiones enteras. Es común que en los llanos orientales muchas historias, hoy marcadas por la tradición oral, citen los apartes de ‘El Alcaraván’ y se narren en torno a las aventuras del periodista en la Orinoquía, registradas también en sus documentales sobre la exigente rutina de los vaqueros y la mística llanera de espíritus desafiados por el hombre en los esteros. En la amazonía sus historias han creado mitos sobre la imprudencia de desafiar a la selva, sobre el célebre Martín Morningstar y los gringos que sucumbieron ante el inmenso poder de la manigua en sus safaris.
Pero su obra no es solo una fantástica recreación de la desafiante vida en la agreste selva amazónica colombiana o la inmensa llanura en la Orinoquía; también es un registro doloroso del genocidio indígena que transcurrió en el siglo XX, alejado de los periódicos y la radio; la explotación de los pueblos originarios y el racismo, el abandono del Estado y las complejas relaciones de los colonos con la autoridad constitucional.
Los colonos cuentan una tragedia de desplazamiento de los campesinos pobres desde las tierras ricas y prósperas andinas, que llegaron con hacha y machete a hacer visible el cielo azul desde el suelo árido de tierras amarillas en la amazonía, talando una selva milenaria para instaurarse en un nuevo mundo donde la relación con la naturaleza como proveedora de sus alimentos y de suelo para sembrar coca o criar ganado se convirtió en el escenario ideal para que prosperara la ilegalidad y una subversión que desafió al Estado por más de medio siglo. Una realidad que Germán Castro Caycedo contó en sus historias y le mostró al mundo con precisión periodística en sus documentales.
Es en ese caldo de cultivo para la violencia del narcotráfico, la violencia política y los crímenes de la fuerza pública aliada con el paramilitarismo, donde han surgido historias como la del fotógrafo caqueteño Andrés Cardona, quien ha publicado en medios internacionales como Time, The New York Times Lens Blog, The Washington Post, Vogue, y otras publicaciones. Cardona, ha dedicado parte de su carrera a documentar el conflicto armado, el medio ambiente, la defensa de los derechos humanos y también a las comunidades indígenas.
Su historia conmueve, por ser también una fotografía de la injusticia y el duelo no resuelto de un hijo que perdió a sus padres, víctimas del Estado colombiano. Sus retratos reconstruyen la memoria de una familia azotada por la guerra, del trauma colectivo y la búsqueda incansable de las víctimas por la paz. Parece una ficción el hecho de que tantas historias lamentables se entrecrucen en un personaje que ha adquirido una gran relevancia internacional en el mundo de la fotografía: fue reconocido fotógrafo emergente en 2019 por el Programa de Talento Global 6×6 de World Press, ganó la Beca W. Eugene Smith 2020 y recibió la Beca de Emergencia del Fondo National Geographic para Periodistas 2020 y del Fondo Nuevas Narrativas sobre Drogas y Crimen (FINND) de la Fundación Gabo y la Fundación Open Society (OSF).
En toda su obra y en sus entrevistas no deja de contar su historia, una manera de hacer justicia por su padre asesinado junto a su tío y su madre posteriormente desaparecida. Clamando, más allá de la verdad que necesita saberse, la dignidad de un pueblo lastimado y reducido a botín de guerra. Andrés, sin embargo, trasciende estos hechos personales y entra al plano del reconocimiento de su entorno amazónico más allá de la narrativa convencional, del exotismo y la apropiación cultural, para decir que algo falta en este mundo que creemos conocido: que lo narren quienes lo habitan porque tienen siglos de silencios impuestos.
Ese fue justamente el pensamiento de Germán Castro Caycedo frente a la necesidad de contar las historias con perspectiva de quienes las protagonizan: los testimonios y la fidelidad a dichos relatos como una manera de mostrar a Colombia sin máscaras. Él siempre miró con cierta indulgencia el país contado como si existiera una fórmula para explicar la violencia y el conflicto sin apreciar los matices. En sus palabras: las naciones culturales y la diversidad inmensa que se evidencia en un simple recorrido.
“Mi alma se la dejo al diablo de Germán Castro Caycedo, narra una historia cruel pero que a menudo me trae a esa idea de que la Amazonia no es territorio virgen y que la mirada de Occidente muchas veces ha hecho estragos, pero que a la vez hay una posibilidad de construir un mundo híbrido que mezcle la selva y la ciencia occidental”.
Germán Castro Caycedo era categórico al expresar que su obra no era, en esencia, literatura. Por el contrario, afirmaba con contundencia que sus textos eran crónicas producto de su ejercicio periodístico y se ocupaba en señalar cuidadosamente cómo su escritura consistía en describir los lugares con precisión, acudiendo incluso a expertos en el color, espeleólogos, biólogos, etc., así como explicaba cómo transcribía cuidadosamente los testimonios de sus entrevistas con una grabadora de pedal, buscando ser fiel al testimonio como recurso principal y guía de tantas historias que escribió con rigor.
Sin embargo, esta postura que buscaba evidenciar la naturaleza de su obra y que se resumía en la frase “Ante todo, soy un periodista”, no pretendía implantar un muro infranqueable entre la crónica periodística y la ficción; por el contrario, se refería en sus últimos años a la literatura no ficción, que es una aproximación a la crónica literaria en el sentido de los recursos que, de alguna manera, sirven para crear cierta armonía característica en el género novelesco y que permite al lector navegar en la historia y, de alguna manera, atraparlo para mantener su atención en el desarrollo de la misma.
Es justamente esa capacidad de aprovechar la infinidad de recursos presentes en la lengua lo que admiraba de escritores como Juan Gabriel Vásquez, quien recientemente presentó su libro ‘Los nombres de Feliza’, obra que en palabras de Alfonso Carvajal, es un texto que es sorprendentemente cercano al periodismo:
“Juan Gabriel Vásquez escribe una crónica de largo aliento en ‘Los nombres de Feliza’, y con experticia en la técnica narrativa logra un híbrido más próximo al trabajo periodístico”, afirmó el poeta y escritor en su columna habitual del periódico El Tiempo.
Carvajal inició su columna destacando la clarividencia con la que Castro Caycedo hacía referencia al género y continuó resaltando cómo, con gran habilidad y virtuosismo, Vásquez hace de esta novela un ejemplo claro de cómo el periodismo puede convertirse en una referencia para la literatura, logrando una combinación magistral que seguramente tendría a Germán obsesionado con sus páginas por unas cuantas noches; justamente con uno de los autores que dejó en su mesa de noche cuando partió de este mundo.
La Facultad de Comunicación de la Universidad Santo Tomás rindió un sentido homenaje a Germán Castro Caycedo, destacando su legado literario y periodístico en una serie de seis capítulos en video. Este tributo celebra su capacidad única para retratar la realidad colombiana y reconstruir la identidad cultural del país a través de sus crónicas y libros más representativos.
Cada capítulo explora una obra icónica del autor, resaltando los temas y enfoques que marcaron su trayectoria profesional y literaria. A continuación, te invitamos a sumergirte en este recorrido por sus creaciones más emblemáticas, con videos que reconstruyen su impacto y legado.
1. Colombia amarga: Las verdades ocultas del país
Este especial comienza con Colombia amarga, una obra que destapa las historias de una Colombia olvidada y golpeada por las desigualdades. Este libro, construido a partir de crónicas escritas durante su ejercicio en el diario El Tiempo, recorre regiones como el Guaviare, Quindío y Nariño, revelando una amarga realidad.
2. El Karina: una historia en altamar
El Karina relata la historia de un barco cargado con armas que marcó uno de los episodios más polémicos del conflicto colombiano. Este capítulo explora cómo Germán Castro Caycedo combinó investigación y narrativa para ofrecer una mirada exhaustiva sobre los acontecimientos que rodearon a esta embarcación, desde sus protagonistas hasta las complejas operaciones involucradas.
3. Una verdad desde otro punto de vista
Este video revive El Palacio sin máscara, un libro que reconstruye los días de horror vividos durante la toma del Palacio de Justicia en 1985. A través de testimonios, documentos y grabaciones, Germán ofrece una narrativa cruda y precisa que se convierte en un testimonio de memoria histórica para el país.
4. «En la mesa del capo»
En este capítulo, se analiza el enfoque de Germán Castro Caycedo sobre el narcotráfico, abordado desde reportajes como La Marimba y su libro Nuestra guerra ajena. Estas obras destacan el impacto social y ambiental del narcotráfico en Colombia, así como las dinámicas internacionales que rodean este fenómeno.
5. Lo que nunca fue nuestro
En el capítulo final, se analiza Nuestra guerra ajena, un libro que destapa las implicaciones geopolíticas detrás del narcotráfico en Colombia, revelando intereses ocultos en las reservas de agua dulce de Suramérica. Germán Castro Caycedo desenmascara cómo estas dinámicas internacionales impactan a Colombia, mostrando una visión que trasciende las fronteras del país y conecta los problemas locales con agendas globales.
5. Las marcas de una vida intensa
El homenaje culmina con Huellas, un libro que mezcla crónicas de viaje con reflexiones sobre las culturas que Germán Castro Caycedo encontró en su recorrido por el mundo. Desde Siberia hasta el Darién, esta obra es una celebración de la diversidad y las historias humanas que dejan una marca imborrable.
Esta serie de seis videos representa un homenaje nutrido a la vida y obra de Germán Castro Caycedo, un autor que dedicó su carrera a explorar y documentar las complejidades de Colombia y el mundo. Cada obra, cargada de profundidad y compromiso, refleja su método único de narrar la verdad desde el lugar de los hechos.
Esta columna se escribe fuera del lapso de entrega, que es los martes, gracias a la disciplina del editor de Semana, Christian Oviedo. Se escribe sábado en la noche con su autor acabando, agotado, una jornada en la XXVI Feria Internacional del Libro 2024, en cuyo programa resaltan dos homenajes no anunciados por parte del pueblo lector dominicano al periodista Germán Castro Caycedo (EPD), considerado en su país y fuera de él como uno de los mejores periodistas, (calificación que le ha dado su colega de oficio Gabriel García Márquez (EPD).
Una de las invitadas colombianas a la Feria del Libro, Catalina Castro Blanchet, su hija, arquitecta de profesión, ha llegado al país a presentar su libro ‘Mi padre, Germán Castro Caycedo’ (Editorial Planeta 2022), escrito con el amor de la hija que le ama y la conciencia de la trascendencia de su labor a favor de la sociedad colombiana desde los medios de comunicación.
En la tarde, temprano, a las cuatro, dentro del programa La Feria Fuera de Casa, se produjo una presentación-conversatorio del libro en el Colegio Dominicano de Periodistas, en la cual la autora intercambió con dos interlocutores nacionales, Edith Febles y Manuel Quiterio (quien siendo joven estuvo en Colombia y conoció el trabajo de Castro Caycedo) y a las siete, en el auditorio Museo de Arte Moderno, se desarrolló la presentación oficial del libro, con notable asistencia de público dominico-colombiano y el respaldo del embajador colombiano en el país, el escritor Darío Villamizar Herrera.
Catalina Castro Blanchet, notablemente emocionada por la acogida recibida por la reivindicación internacional que ha logrado del legado de su padre, un periodista cuya carrera exhibe diversas precedencias, como del haber sacado las cámaras de televisión de la capital colombiana para reportar la vida, esperanzas y angustias de los campesinos de las más aisladas zonas de las provincias y montañas, por medio de su programa Enviado Especial (22 años al aire), 26 libros de gran crónica escritos a partir de sus entrevistas e investigaciones, 12 premios nacionales colombianos de periodismo, cuatro premios internacionales y una extensa muestra de éxitos en su ejercicio.
Al final de esta presentación, se hicieron dos homenajes inesperados: el artista Cristian Hernández (reconocido por su rol de caricaturista de El Nacional y El Día) realizó un dibujo de gran terminación estética que le fue entregado a Castro Blanchet. Lo recibió impactada por la sorpresa.
Inmediatamente después, el presidente de Logomarca, Lorenzo Gómez Marín, entregó una placa con el rostro de Germán Castro Caycedo grabada en láser y un libro de firmas que le expone el respaldo de quienes asistieron al acto a la labor del comunicador colombiano. Fue una jornada de justicia y honor. Emociones y sorpresas, todo en un solo acto.