ELN: una guerrilla de pugnas y divisiones que registró Germán Castro Caycedo

ELN: una guerrilla de pugnas y divisiones que registró Germán Castro Caycedo

Por: John C. Arias Calvo.*

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha sido una de las guerrillas más inestables y fragmentadas del conflicto colombiano. Desde su creación en 1964, la organización ha enfrentado tensiones internas que han debilitado su unidad de mando. En los inicios de la década de 1970, justamente cuando esta organización daría un giro radical en su comandancia, Germán Castro Caycedo reportó hechos clave que reflejaron lo que sería una debilidad reiterada en esta guerrilla: la incapacidad de organizarse en una sola vocería y la clara división entre frentes de guerra que han hecho prácticamente imposible una negociación con el Estado.

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) se fundó el 4 de julio de 1964 en San Vicente de Chucurí, Santander, por un grupo de 17 hombres, entre ellos Fabio Vásquez Castaño, sus hermanos Manuel y Antonio Vásquez Castaño, Ricardo Lara Parada y Pedro Cañas Serrano. Provenientes de sectores campesinos y estudiantiles, fueron influenciados por la Revolución Cubana. Buscaban replicar en Colombia una revolución socialista que abordara las profundas desigualdades sociales y económicas del país. Sus motivaciones incluían la implementación de una reforma agraria, el rechazo a la influencia extranjera en la economía y la creación de un Estado más equitativo y justo. Pronto expandieron su presencia a otras regiones de Norte de Santander, Arauca y Bolívar, buscando apoyo en comunidades rurales desatendidas por el Estado.

Orígenes y primeras divisiones

Una de las primeras y más emblemáticas fracturas ocurrió entre Fabio Vásquez Castaño y Ricardo Lara Parada, lo que marcó un patrón de confrontación recurrente entre la dirigencia. Este episodio quedó registrado en la crónica de El Tiempo titulada ‘Fusilado por el ELN un sacerdote español’, escrita por Germán Castro Caycedo, que abordó el rumor que crecía aquel año sobre el fusilamiento de Vásquez Castaño ordenado supuestamente por Lara Parada y motivado por el asesinato del sacerdote José Antonio Jiménez Comín y el estudiante Iván Forero González, quienes fueron ejecutados por protestar contra los privilegios excesivos de los comandantes sobre los demás combatientes.

«El fusilamiento del sacerdote y del estudiante de la Universidad ocurrió a raíz de la toma del pequeño pueblo del Carare, donde los guerrilleros arengaron a la población y tomaron buenas cantidades de enlatados. jugos y otros artículos de una cooperativa de los Ferrocarriles Nacionales. Los guerrilleros transportaron durante varias semanas «la carga» y comprobaron más tarde que los alimentos estaban siendo consumidos solamente por los jefes.

El levita español e lván Forero protestaron por esa situación discriminatoria y Fabio Vásquez consideró que con esas críticas se estaba tratando de minar su autoridad y de fomentar la división en el seno de la guerrilla. Por tal motivo, fueron juzgados en consejo de guerra y fusilados inmediatamente».

Jaime Arenas
Jaime Arenas en su estancia en Bogotá tras entregarse al Ejército.

Con este y otros hechos más tarde relatados por excombatientes, se confirmó que Vásquez Castaño era un comandante autoritario y radical al que le atribuían un desprecio al sector “intelectual” de la guerrilla, llegando a señalarle como el responsable de la muerte del sacerdote Camilo Torres en 1966, por haberle enviado a combatir sin el entrenamiento apropiado, batalla en la que encontró su muerte.

Jaime Arenas, exmiembro del ELN asesinado en 1971 al escapar de un fusilamiento ordenado por Vásquez Castaño, expresó en un reportaje de tres entregas publicado en El Tiempo a Germán Castro Caycedo y titulado ‘Jaime Arenas y la revolución’, el cual también aparece en su libro ‘En Secreto’:

«En la guerrilla (Camilo Torres) fue siempre un soldado. Nunca tuvo una posición de dirigente militar. Presentó fallas con el arma en la mano. Carecía de buena capacidad de orientación en el monte. Sin embargo, hacía esfuerzos por lograr la composición de lugar. No estaba acostumbrado a la vida del monte porque duró escasos cuatro meses allá… Como soldado nunca resaltó, aunque su voluntad era de hierro.

El principal error en la muerte de Camilo fue haberlo llevado al combate. El deber de los dirigentes de la guerrilla era comprender todo su valor político… desde el punto de vista táctico no era un soldado que se pudiera considerar decisivo. En cambio, desde el punto de vista político, fue lo más importante con que contó la revolución colombiana».

Por aquella época – reportó Castro Caycedo – Vásquez optó por impedir que una disidencia que surgió como respuesta a su conocida tiranía, bajo la comandancia de Juan de Dios Aguilera, forjara una alianza con Lara Parada que pudiera representar una amenaza para su liderazgo dentro de la guerrilla, por lo cual, en un acto desesperado, terminó nombrando a este último el segundo hombre al mando; después de haber aniquilado mas de 10 dirigentes que rechazaron su postura ortodoxa y radical.

«Para evitar cualquier recelo por parte de Lara Parada. Fabio lo designó como segundo jefe del ELN en reemplazo de Medina Morón. Cargo nominal porque en la práctica el segundo es Manuel y el tercero Antonio Vásquez Castaño’.

En esta, como en muchas actitudes más. Fabio Vásquez demostró reconocer la fuerza que tenía Lara dentro de la guerrilla, especialmente en el poderoso sector campesino», resaltó Castro Caycedo.

El dilema de Fabio Vásquez, ¿campesinos o estudiantes como base revolucionaria’

En la extensa entrevista concedida por Jaime Arenas a Castro Caycedo, reveló una fractura ideológica dentro de la subversión. Describió una disputa latente entre dos sectores que componían las redes de apoyo: por un lado, los estudiantes y el activismo universitario, y por el otro, los líderes campesinos que representaban una realidad distinta, más arraigada en las problemáticas rurales del país.

Fabio Vásquez Castaño, afirmaba Arenas, tendía a priorizar las demandas y luchas campesinas, relegando a un segundo plano a los líderes estudiantiles que, desde las universidades, impulsaban agendas alineadas con los discursos comunistas predominantes en los círculos intelectuales urbanos. A pesar de que compartían una afiliación ideológica con el socialismo soviético, las tensiones entre ambos sectores fueron en aumento. Mientras los campesinos buscaban reivindicaciones concretas sobre la tierra y las condiciones de vida en el campo, los estudiantes promovían debates políticos que, desde la perspectiva de Vásquez Castaño, resultaban ajenos a la realidad guerrillera.

Fabio Vasquez Castano
Fabio Vásquez Castaño, primer comandante y miembro fundador del ELN.

Esta división no solo se tradujo en un choque de visiones, sino en un desenlace violento dentro del ELN. Vásquez Castaño, en su afán por consolidar un mando unificado y eliminar posibles disidencias ideológicas, ordenó la ejecución de varios miembros del sector estudiantil que militaban en la guerrilla. Entre los fusilados estuvieron Víctor Medina Morón, Eliodoro Ochoa y Julio César Cortés, todos ellos amigos y compañeros de lucha de Jaime Arenas. Este último, al percatarse de que su destino sería el mismo, logró desertar y escapar de la guerrilla, convirtiéndose en testigo de la purga interna que debilitó la estructura del ELN. En entrevista con Castro Caycedo, afirmaba:

«“En el ELN hay profundo desprecio por los intelectuales y solamente se mira con buenos ojos a aquellos que están dispuestos a tomar el fusil e irse al monte. No se tiene en cuenta que hay mucha gente valiosa en la revolución que no está en condiciones de hacer eso”.

Discrepaba de la poca atención que en la guerrilla se prestaba a la educación política de los militantes… “el campesino guerrillero es de insignificante cultura y no manifiesta un especial interés por aprender”.

Luego dice: “cuando yo insistía en la necesidad del estudio, generalmente me contestaban con burla. Me decían, por ejemplo, que para hacer una emboscada no se necesitaba conocer a Marx. Esas respuestas eran respaldadas por los mismos dirigentes del ELN”».

Tras su huida, Arenas ofreció su testimonio y escribió el libro ‘La guerrilla por dentro’, donde documentó con detalle la eliminación sistemática de los líderes estudiantiles y las contradicciones al interior de las filas. En su análisis, señaló que esta persecución terminó por afectar la capacidad militar y política de la guerrilla, ya que, con la desaparición de los cuadros intelectuales, la organización perdió parte de su capacidad estratégica y de articulación con otros sectores revolucionarios del país.

El paro del Sarare y la realidad campesina de la insurgencia

El Sarare, región estratégica que reúne municipios de Arauca, Boyacá y Norte de Santander, es tierra colonizada a fuerza de hacha y machete por comunidades desplazadas por la violencia en el centro del país. Los campesinos llegaron allá, se establecieron en pequeñas comunidades, irrumpieron en la selva y construyeron sus propios pueblos, sobreviviendo gracias a cultivos de pancoger y desarrollando una agricultura de gran potencial. Esta región ha sido estratégica para los intereses del ELN y parte fundamental de su historia, que nos cuenta el porqué de la influencia del movimiento campesino en esta guerrilla.

Germán Castro Caycedo documentó en su crónica ‘El Sarare protesta’, en 1972, la situación de abandono a partir de un paro cívico convocado por diversas organizaciones campesinas y comunitarias, un hito que demuestra la conexión entre dichas desigualdades y la progresiva consolidación del ELN como autoridad territorial.

El llamado a la protesto no solo contó con la participación de organizaciones campesinas de Arauca, sino también de otras regiones del país, convirtiéndose en una manifestación simbólica de la precariedad y el abandono estatal. La ironía de la situación no pasó desapercibida para los campesinos, quienes asumían su realidad como una paradoja del país:

«Toda la ineptitud de la burocracia estatal bien podría resumirse a la entrada de la región, donde cualquier transeúnte desprevenido encuentra tres puentes sin ríos y un río sin puente que tiene aislado al Sarare del resto del país.

Sin embargo, los campesinos están optimistas “porque en la próxima campaña política, seguramente candidatos de todas las tendencias ofrecerán los tres ríos que faltan para aquellos puentes”», escribió Castro Caycedo.

Rio sin puente en el Sarare
Registro de un río sin puente en el Sarare.

El paro del Sarare marcó un punto de inflexión en la relación entre las luchas campesinas y la insurgencia del ELN. Muchos de los líderes de la protesta, como Efraín Pabón Pabón, Raimundo Cruz y William Ospina, terminaron integrándose a la guerrilla, consolidando un vínculo que se prolongaría por décadas.

Arauca y Norte de Santander se convirtieron en bastiones militares del ELN, amparados por la frontera con Venezuela y la ineficiencia del Estado incapaz de controlar el territorio ni miltar, ni políticamente. Al día de hoy, suelen decir en Arauca que si las trabajadoras sexuales crearan un sindicato, este estaría permeado por la guerrilla.

El Sarare y el Catatumbo se encuentran bajo el dominio absoluto de los dos frentes de guerra más poderosos de esta guerrilla y viviendo la misma situación del pasado en cuanto a la división interna: el Frente Nororiental en el Catatumbo, cercano al Comando Centro o COCE,, máximo organismo de la dirigencia de la guerrilla, y el Frente Oriental dominando Arauca, Boyacá y Casanare bajo el mando de ‘Pablito’, un jefe militar que no duda en levantar la voz contra la comandancia política y más tradicional.

El giro religioso del ELN: los sacerdotes en la dirigencia

Entre el 7 de agosto y el 18 de octubre de 1973 en el municipio de Anorí, Antioquia, el Ejército llevó a cabo la ‘Operación Anorí’ que resultó en la muerte de 33 guerrilleros, incluyendo a los hermanos Manuel y Antonio Vásquez Castaño, y la captura de 30 más. Este golpe militar debilitó significativamente a la organización.

La insurgencia sufrió un quiebre en su estructura de mando. Las facciones tradicionales lideradas por los hermanos Vásquez Castaño quedaron debilitadas y, ante la inminente derrota, Fabio Vásquez huyó hacia Cuba, dejando atrás una guerrilla atomizada, con escasa fuerza militar y sin una dirección política clara. Este vacío de poder permitió el ascenso de nuevos liderazgos, entre ellos los sacerdotes Manuel Pérez y Domingo Laín, quienes aportaron una perspectiva ideológica influenciada por la teología de la liberación y una visión más social y comunitaria, centrada en las poblaciones marginadas.

El ELN hoy: una guerrilla atrapada en su propio pasado

El presente del ELN sigue siendo un enigma, incluso para los expertos que han estudiado sus dinámicas, contradicciones e historia durante años. En 1994, la Corriente de Renovación Socialista (CRS) marcó una de las fracturas más profundas en su historia, cuando un grupo de sus dirigentes decidió dejar las armas y reincorporarse a la vida civil tras una negociación con el gobierno colombiano. Entre sus miembros más destacados estaban José Aristizábal, Francisco Galán, Felipe Torres, León Valencia y Carlos Velandia, quienes optaron por una vía política y social distinta a la insurgencia.

Esta decisión generó un fuerte rechazo dentro de la guerrilla, que los señaló como traidores, y desató tensiones que derivaron en amenazas y hostigamientos contra los excombatientes. A pesar de ello, la CRS logró consolidarse como un actor en el debate público, impulsando iniciativas de paz y proyectos como la Fundación Arcoíris, aunque siempre bajo la sombra de su ruptura con la estructura central del ELN.

Colombia es hoy testigo de cómo las regiones que Germán Castro Caycedo retrató en sus crónicas continúan siendo caldo de cultivo para la insurgencia. En Arauca, el ELN se ha consolidado como una de las estructuras guerrilleras más poderosas del país, superando la fuerza del Estado y el orden constitucional. Desde allí, ‘Pablito’, desplegó tropas hacia el Catumbo en Norte de Santander, donde el Frente de Guerra Nororiental mantiene una disputa por el control territorial con el Frente 33 de las disidencias de las FARC.

Este enfrentamiento ha desatado una ola de violencia sin precedentes con cifras alarmantes provenientes de ONG, Defensoría del Pueblo y el Ministerio del Defensa: 53.444 personas desplazadas, 55 asesinadas y el confinamiento de 23.600 en medio del fuego cruzado. Los firmantes del Acuerdo de Paz y líderes sociales han sido blanco de los violentos: las fuerzas armadas han rescatado y evacuado a 638 personas heridas y amenazadas, dentro de las cuales se encuentran 32 firmantes del Acuerdo de Paz y 17 líderes sociales. Entre los firmantes las cifras son lamentables: 6 asesinados, 7 desaparecidos, 2 liberados tras secuestro y 102 desplazados.

Hay una cruenta pugna entre ELN y disidencias por el dominio de estas tierras estratégicas, donde la economía de la coca y el narcotráfico juegan un papel determinante. A esta tragedia social y humanitaria se suma la migración masiva desde Venezuela, que ha agravado aún más la crisis en la región.

La historia parece repetirse, Ni los intentos de negociación ni las estrategias militares han logrado detener el poderío militar del ELN, y el Estado sigue ausente en la región. Las crónicas de Germán Castro Caycedo representan una observación profunda de la complejidad de estos territorios que sirvieron para el surgimiento de este grupo armado, de sus dinámicas internas de confrontación y de su incidencia en las comunidades donde opera.

Decía Germán, en medio de largas conversaciones que sostenía en la sala de su casa: “Si tuviera que escribir una segunda parte de ‘Colombia amarga’ se llamaría «Colombia más amarga». Pues eso es justamente lo que están viviendo las familias del Catatumbo.

*Comunicador Social – Periodista.

15 lecciones de Germán Castro Caycedo para un periodismo en crisis

15 lecciones de Germán Castro Caycedo para un periodismo en crisis

“La crónica es el género mayor del periodismo”, decía Germán Castro Caycedo. Una afirmación que, en tiempos donde la inmediatez devora el rigor y la profundidad, resuena más que nunca.

El blog Cura de reposo, escrito por Alexander Velásquez en El Espectador, ha recuperado recientemente las enseñanzas de este maestro de la reportería a propósito de la publicación del libro Mi padre, Germán Castro Caycedo, escrito por Catalina Castro Blanchet. A lo largo de sus 52 capítulos, la autora no solo reconstruye la vida de su padre, sino que deja al descubierto su método, sus obsesiones y su visión de un oficio que hoy parece más frágil que nunca.

Desde la importancia del equilibrio y la precisión hasta la necesidad de contar historias con respeto y profundidad, el legado de Germán se traduce en lecciones esenciales para los periodistas de hoy.

Lee ’15 lecciones de Germán Castro Caycedo para un periodismo en crisis’ en El Espectador.

Tal como recoge Velásquez en su texto, Castro Caycedo entendía que “lo único urgente es descubrir la vocación verdadera. De lo contrario, el trabajo se te volverá mañana una desgracia”. La crisis del periodismo actual no solo es tecnológica o económica, sino también de identidad. ¿Qué significa hoy ser periodista? Para él, la respuesta era clara: alguien que tiene algo que contar. “El periodista que no tiene nada que contar no está en nada”, afirmaba.

No creía en la objetividad como un valor absoluto, pero sí en el rigor: “Recuerda, la objetividad no existe”, decía, convencido de que la clave estaba en el equilibrio y la precisión.

Era un reportero que caminaba el país, que hablaba con la gente, que no daba nada por cierto sin antes haberlo verificado con sus propios ojos. “Ese era mi trabajo, descubrir un país. Me pagaban por hacerlo y la gente me leía”. Su estilo se basaba en la observación directa: “haber ido siempre hasta el lugar de los hechos para sentir sus olores, entender las luces y las sombras, los colores, las tradiciones y las costumbres”.

Para Germán, las palabras eran herramientas de precisión. No soportaba los adornos innecesarios ni las licencias poéticas dentro del periodismo: “El periodismo colombiano está lleno de poetas mientras que la gente simplemente quiere información”.

Su ética profesional era inquebrantable. “Nunca recibió una solicitud de rectificación”, lo que demuestra el nivel de rigurosidad con el que abordaba cada historia. La confianza en su criterio era tal que “todo el mundo le caminaba porque confiaban en su visión periodística, en su criterio y credibilidad”.

Más allá de sus investigaciones, de su legado televisivo con Enviado Especial y de sus libros, Germán Castro Caycedo fue un periodista que se dedicó a formar y motivar a nuevas generaciones. “Le entusiasmaba dar conferencias y hablar con los nuevos estudiantes de Periodismo (…) Los jóvenes de colegios y universidades siempre tuvieron prioridad en su agenda, por encima de los medios que lo llamaban para entrevistarlo”.

Hoy, en tiempos de posverdad, noticias falsas y modelos de negocio que premian el clic fácil en lugar de la información de calidad, sus enseñanzas son un faro para quienes aún creen en el periodismo como un oficio esencial para la democracia.

Como concluye Alexander Velásquez en su artículo: “No dejemos que la crónica muera. Ese es el único homenaje posible para honrarlo en este presente”.

Lee la entrada completa en El Espectador haciendo click aquí.

GERMAN CASTRO CAYCEDO EN MI VIDA

GERMAN CASTRO CAYCEDO EN MI VIDA

Luis Eduardo Celis*

La memoria es frágil, creo que en el año 1979, me encontré en la biblioteca del Colegio Cafam donde cursaba tercero de bachillerato el libro “Colombia Amarga”, en esas crónicas donde se dibujaba la dura exclusión y la pobreza, supe que los “Siervo Sin Tierra”, seguían presentes en la vida de Colombia, ese fue mi primer contacto con la obra de Germán Castro Caycedo.

En 1980, el país se sacudió ante la incursión del M-19 a la Embajada de Republica Dominicana, yo seguía en el Colegio Cafam y en sus aulas me enteré de esta delicada situación, lo que no recuerdo es como supe de la publicación de la entrevista a Jaime Bateman Cayón, hecha por Germán por escogencia de su protagonista, lo que si recuerdo es que salí a buscarla en el barrio Alcalá en Bogotá, donde crecí, y luego de varios intentos encontré el ejemplar del Siglo en una droguería, entrevista publicada en varias entregas, las cuales leí con interés, debo confesarlo, no por el entrevistador sino por el entrevistado.

En la Televisión me encontré con “Enviado Especial” y Germán nos contaba historias de aquí y de allá, en estos meses me encontré en YouTube con una entrevista a Álvaro Fayad del año 1984 ya en su condición de Comandante General del M-19 y una entrevista a Gabriel García Márquez en 1976, allí se ve su juicio y rigor como periodista.

El M-19 en 1981 intentó entrar unas armas embarcadas en Hamburgo, trasladadas a Panamá y allí distribuidas en varios grupos, uno de ellos trasladado al buque Karina de bandera Panameña, con destino al pacifico colombiano, el buque fue detectado por el Sebastián de Belalcázar de la Armada Colombiana, los militantes del M-19: Fernando Erazo “Salvador”, Héctor González y Jairo Rubio “Henry”, se negaron a someterse y se enfrentaron por varias horas, hasta que el buque fue hundido, los tres sobrevivieron y le contaron la historia a Germán y quien luego de la respectiva investigación periodística publicó El Karina, en 1985, el cual leí con interés.

En las correrías por las pequeñas librerías de la calle 45 arriba de la carrera 24 en Bogotá, me encontré En Secreto, ya es el nuevo milenio, allí está la entrevista a Jaime Bateman y una a Jaime Arenas, destacado dirigente estudiantil de la Universidad Industrial de Santander, quien está en la primera generación de militantes del ELN, cercano al padre Camilo Torres Restrepo, Jaime Arenas deserta del ELN ante la criminalidad que cobra la vida de sus propios integrantes, es capturado y preso es entrevistado por Germán en el año de 1969, dejando un testimonio de rico valor que luego desarrollaría en su libro La Guerrilla por dentro, por el cual fue asesinado por el mismo ELN, en una calle Bogotana en marzo de 1971.

Cuando escribía la historia de la colonización campesina del Sarare -Arauca- en el año 2009, tuve la grata sorpresa de encontrar la referencia de dos crónicas de Germán para El Tiempo, donde narra esta lucha campesina, por un paro cívico desarrollado en febrero de 1972, allí está su sensibilidad y compromiso con la Colombia Amarga.

El último libro que compré de Germán, es Nuestra guerra ajena, publicado en 2014 por la Editorial Planeta, que bajo una nueva dirección cumple con el compromiso de publicarlo, corrigiendo el exabrupto de una anterior Dirección que se negó a publicarlo, allí Germán desarrolla un panorama sobre el desarrollo del narcotráfico en Colombia y el involucramiento de mil formas de los gobiernos de los Estados Unidos, en una guerra que sigue hasta el día de hoy y donde Colombia sigue colocando sangre sudor y lágrimas.

No tuve el gusto de tratar a Germán Castro Caycedo, quien ha estado muy presente en mi vida y es un justo reconocimiento que una sala de RTVC, llevé su nombre, sin duda un gran hombre y un extraordinario periodista que nos deja vida y obra.

Luis Eduardo Celis, es sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia, trabaja en la comprensión de las violencias organizadas y sus perspectivas de superación.

Andrés Cardona: el otro retrato de la historia

Andrés Cardona: el otro retrato de la historia

Las huellas de Germán Castro Caycedo quedaron plasmadas en los imaginarios de regiones enteras. Es común que en los llanos orientales muchas historias, hoy marcadas por la tradición oral, citen los apartes de ‘El Alcaraván’ y se narren en torno a las aventuras del periodista en la Orinoquía, registradas también en sus documentales sobre la exigente rutina de los vaqueros y la mística llanera de espíritus desafiados por el hombre en los esteros. En la amazonía sus historias han creado mitos sobre la imprudencia de desafiar a la selva, sobre el célebre Martín Morningstar y los gringos que sucumbieron ante el inmenso poder de la manigua en sus safaris.

Pero su obra no es solo una fantástica recreación de la desafiante vida en la agreste selva amazónica colombiana o la inmensa llanura en la Orinoquía; también es un registro doloroso del genocidio indígena que transcurrió en el siglo XX, alejado de los periódicos y la radio; la explotación de los pueblos originarios y el racismo, el abandono del Estado y las complejas relaciones de los colonos con la autoridad constitucional.

Los colonos cuentan una tragedia de desplazamiento de los campesinos pobres desde las tierras ricas y prósperas andinas, que llegaron con hacha y machete a hacer visible el cielo azul desde el suelo árido de tierras amarillas en la amazonía, talando una selva milenaria para instaurarse en un nuevo mundo donde la relación con la naturaleza como proveedora de sus alimentos y de suelo para sembrar coca o criar ganado se convirtió en el escenario ideal para que prosperara la ilegalidad y una subversión que desafió al Estado por más de medio siglo. Una realidad que Germán Castro Caycedo contó en sus historias y le mostró al mundo con precisión periodística en sus documentales.

Es en ese caldo de cultivo para la violencia del narcotráfico, la violencia política y los crímenes de la fuerza pública aliada con el paramilitarismo, donde han surgido historias como la del fotógrafo caqueteño Andrés Cardona, quien ha publicado en medios internacionales como Time, The New York Times Lens Blog, The Washington Post, Vogue, y otras publicaciones. Cardona, ha dedicado parte de su carrera a documentar el conflicto armado, el medio ambiente, la defensa de los derechos humanos y también a las comunidades indígenas.

Su historia conmueve, por ser también una fotografía de la injusticia y el duelo no resuelto de un hijo que perdió a sus padres, víctimas del Estado colombiano. Sus retratos reconstruyen la memoria de una familia azotada por la guerra, del trauma colectivo y la búsqueda incansable de las víctimas por la paz. Parece una ficción el hecho de que tantas historias lamentables se entrecrucen en un personaje que ha adquirido una gran relevancia internacional en el mundo de la fotografía: fue reconocido fotógrafo emergente en 2019 por el Programa de Talento Global 6×6 de World Press, ganó la Beca W. Eugene Smith 2020 y recibió la Beca de Emergencia del Fondo National Geographic para Periodistas 2020 y del Fondo Nuevas Narrativas sobre Drogas y Crimen (FINND) de la Fundación Gabo y la Fundación Open Society (OSF).

New York Times: ‘Un fotógrafo confronta el pasado trágico de su familia en el conflicto armado colombiano’

En toda su obra y en sus entrevistas no deja de contar su historia, una manera de hacer justicia por su padre asesinado junto a su tío y su madre posteriormente desaparecida. Clamando, más allá de la verdad que necesita saberse, la dignidad de un pueblo lastimado y reducido a botín de guerra. Andrés, sin embargo, trasciende estos hechos personales y entra al plano del reconocimiento de su entorno amazónico más allá de la narrativa convencional, del exotismo y la apropiación cultural, para decir que algo falta en este mundo que creemos conocido: que lo narren quienes lo habitan porque tienen siglos de silencios impuestos.

Ese fue justamente el pensamiento de Germán Castro Caycedo frente a la necesidad de contar las historias con perspectiva de quienes las protagonizan: los testimonios y la fidelidad a dichos relatos como una manera de mostrar a Colombia sin máscaras. Él siempre miró con cierta indulgencia el país contado como si existiera una fórmula para explicar la violencia y el conflicto sin apreciar los matices. En sus palabras: las naciones culturales y la diversidad inmensa que se evidencia en un simple recorrido.

En palabras de Andrés Cardona durante una reciente entrevista para El País de España, como respuesta a la pregunta “¿Qué libro permite entender la Amazonia?”:

“Mi alma se la dejo al diablo de Germán Castro Caycedo, narra una historia cruel pero que a menudo me trae a esa idea de que la Amazonia no es territorio virgen y que la mirada de Occidente muchas veces ha hecho estragos, pero que a la vez hay una posibilidad de construir un mundo híbrido que mezcle la selva y la ciencia occidental”.

El País: ‘Andrés Cardona: “No quiero seguir alimentando estereotipos visuales que siempre recurren a la miseria”’.

Los nombres de Feliza: de la crónica a la novela en uno de los escritores favoritos de Germán Castro Caycedo

Los nombres de Feliza: de la crónica a la novela en uno de los escritores favoritos de Germán Castro Caycedo

Germán Castro Caycedo era categórico al expresar que su obra no era, en esencia, literatura. Por el contrario, afirmaba con contundencia que sus textos eran crónicas producto de su ejercicio periodístico y se ocupaba en señalar cuidadosamente cómo su escritura consistía en describir los lugares con precisión, acudiendo incluso a expertos en el color, espeleólogos, biólogos, etc., así como explicaba cómo transcribía cuidadosamente los testimonios de sus entrevistas con una grabadora de pedal, buscando ser fiel al testimonio como recurso principal y guía de tantas historias que escribió con rigor.

Sin embargo, esta postura que buscaba evidenciar la naturaleza de su obra y que se resumía en la frase “Ante todo, soy un periodista”, no pretendía implantar un muro infranqueable entre la crónica periodística y la ficción; por el contrario, se refería en sus últimos años a la literatura no ficción, que es una aproximación a la crónica literaria en el sentido de los recursos que, de alguna manera, sirven para crear cierta armonía característica en el género novelesco y que permite al lector navegar en la historia y, de alguna manera, atraparlo para mantener su atención en el desarrollo de la misma.

Es justamente esa capacidad de aprovechar la infinidad de recursos presentes en la lengua lo que admiraba de escritores como Juan Gabriel Vásquez, quien recientemente presentó su libro ‘Los nombres de Feliza’, obra que en palabras de Alfonso Carvajal, es un texto que es sorprendentemente cercano al periodismo:

“Juan Gabriel Vásquez escribe una crónica de largo aliento en ‘Los nombres de Feliza’, y con experticia en la técnica narrativa logra un híbrido más próximo al trabajo periodístico”, afirmó el poeta y escritor en su columna habitual del periódico El Tiempo.

Carvajal inició su columna destacando la clarividencia con la que Castro Caycedo hacía referencia al género y continuó resaltando cómo, con gran habilidad y virtuosismo, Vásquez hace de esta novela un ejemplo claro de cómo el periodismo puede convertirse en una referencia para la literatura, logrando una combinación magistral que seguramente tendría a Germán obsesionado con sus páginas por unas cuantas noches; justamente con uno de los autores que dejó en su mesa de noche cuando partió de este mundo.

Un homenaje a través de los libros más icónicos de Germán Castro Caycedo

Un homenaje a través de los libros más icónicos de Germán Castro Caycedo

La Facultad de Comunicación de la Universidad Santo Tomás rindió un sentido homenaje a Germán Castro Caycedo, destacando su legado literario y periodístico en una serie de seis capítulos en video. Este tributo celebra su capacidad única para retratar la realidad colombiana y reconstruir la identidad cultural del país a través de sus crónicas y libros más representativos.

Cada capítulo explora una obra icónica del autor, resaltando los temas y enfoques que marcaron su trayectoria profesional y literaria. A continuación, te invitamos a sumergirte en este recorrido por sus creaciones más emblemáticas, con videos que reconstruyen su impacto y legado.

1. Colombia amarga: Las verdades ocultas del país

Este especial comienza con Colombia amarga, una obra que destapa las historias de una Colombia olvidada y golpeada por las desigualdades. Este libro, construido a partir de crónicas escritas durante su ejercicio en el diario El Tiempo, recorre regiones como el Guaviare, Quindío y Nariño, revelando una amarga realidad.

2. El Karina: una historia en altamar

El Karina relata la historia de un barco cargado con armas que marcó uno de los episodios más polémicos del conflicto colombiano. Este capítulo explora cómo Germán Castro Caycedo combinó investigación y narrativa para ofrecer una mirada exhaustiva sobre los acontecimientos que rodearon a esta embarcación, desde sus protagonistas hasta las complejas operaciones involucradas.

3. Una verdad desde otro punto de vista

Este video revive El Palacio sin máscara, un libro que reconstruye los días de horror vividos durante la toma del Palacio de Justicia en 1985. A través de testimonios, documentos y grabaciones, Germán ofrece una narrativa cruda y precisa que se convierte en un testimonio de memoria histórica para el país.

4. «En la mesa del capo»

En este capítulo, se analiza el enfoque de Germán Castro Caycedo sobre el narcotráfico, abordado desde reportajes como La Marimba y su libro Nuestra guerra ajena. Estas obras destacan el impacto social y ambiental del narcotráfico en Colombia, así como las dinámicas internacionales que rodean este fenómeno.

5. Lo que nunca fue nuestro

En el capítulo final, se analiza Nuestra guerra ajena, un libro que destapa las implicaciones geopolíticas detrás del narcotráfico en Colombia, revelando intereses ocultos en las reservas de agua dulce de Suramérica. Germán Castro Caycedo desenmascara cómo estas dinámicas internacionales impactan a Colombia, mostrando una visión que trasciende las fronteras del país y conecta los problemas locales con agendas globales.

5. Las marcas de una vida intensa

El homenaje culmina con Huellas, un libro que mezcla crónicas de viaje con reflexiones sobre las culturas que Germán Castro Caycedo encontró en su recorrido por el mundo. Desde Siberia hasta el Darién, esta obra es una celebración de la diversidad y las historias humanas que dejan una marca imborrable.

Esta serie de seis videos representa un homenaje nutrido a la vida y obra de Germán Castro Caycedo, un autor que dedicó su carrera a explorar y documentar las complejidades de Colombia y el mundo. Cada obra, cargada de profundidad y compromiso, refleja su método único de narrar la verdad desde el lugar de los hechos.

RD homenajea a [Castro] Caycedo

RD homenajea a [Castro] Caycedo

Publicado originalmente en el diario ‘El Nacional’ de República Dominicana bajo la firma de Rafael Sossa.

Esta columna se escribe fuera del lapso de entrega, que es los martes, gracias a la disciplina del editor de Semana, Christian Oviedo. Se escribe sábado en la noche con su autor acabando, agotado, una jornada en la XXVI Feria Internacional del Libro 2024, en cuyo programa resaltan dos homenajes no anunciados por parte del pueblo lector dominicano al periodista Germán Castro Caycedo (EPD), considerado en su país y fuera de él como uno de los mejores periodistas, (calificación que le ha dado su colega de oficio Gabriel García Márquez (EPD).

Una de las invitadas colombianas a la Feria del Libro, Catalina Castro Blanchet, su hija, arquitecta de profesión, ha llegado al país a presentar su libro ‘Mi padre, Germán Castro Caycedo’ (Editorial Planeta 2022), escrito con el amor de la hija que le ama y la conciencia de la trascendencia de su labor a favor de la sociedad colombiana desde los medios de comunicación.

En la tarde, temprano, a las cuatro, dentro del programa La Feria Fuera de Casa, se produjo una presentación-conversatorio del libro  en el Colegio Dominicano de Periodistas, en la cual la autora intercambió con dos interlocutores nacionales, Edith Febles y Manuel Quiterio (quien siendo joven estuvo en Colombia  y conoció el trabajo de Castro Caycedo) y a las siete, en el  auditorio Museo de Arte Moderno, se desarrolló la presentación oficial del libro, con notable asistencia de público dominico-colombiano y el respaldo del embajador colombiano en el país, el  escritor Darío Villamizar Herrera.

Catalina Castro Blanchet, notablemente emocionada por la acogida  recibida por la reivindicación internacional que ha logrado del legado de su padre, un periodista cuya carrera exhibe diversas precedencias, como del haber sacado las cámaras de televisión de la capital colombiana para reportar la vida, esperanzas y angustias de los campesinos de las más aisladas zonas de las provincias y montañas, por medio de su programa Enviado Especial (22 años al aire), 26 libros de gran crónica escritos a partir de sus entrevistas e investigaciones, 12 premios nacionales colombianos de periodismo, cuatro premios internacionales y una extensa muestra de éxitos en su ejercicio.

Al final de esta presentación, se hicieron dos homenajes inesperados: el artista Cristian Hernández (reconocido por su rol de caricaturista de El Nacional y El Día) realizó un dibujo de gran terminación estética que le fue entregado a Castro Blanchet. Lo recibió impactada por la sorpresa.

Inmediatamente después, el presidente de Logomarca, Lorenzo Gómez Marín, entregó una placa con el rostro de Germán Castro Caycedo grabada en láser y un libro de firmas que le expone el respaldo de quienes asistieron al acto a la labor del comunicador colombiano.  Fue una jornada de justicia y honor. Emociones y sorpresas, todo en un solo acto.

La Universidad Autónoma de Santodomingo exalta la obra de Germán Castro Caycedo

La Universidad Autónoma de Santodomingo exalta la obra de Germán Castro Caycedo

El pasado sábado 9 de noviembre, la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) fue escenario de un emotivo evento: la presentación del libro Mi padre, Germán Castro Caycedo, de Catalina Castro Blanchet. En esta obra, publicada por Editorial Planeta, la autora honra la memoria de su padre, quien fue un ícono del periodismo colombiano y latinoamericano. A través de sus páginas, Catalina reúne conversaciones personales, recuerdos y episodios que reflejan el profundo compromiso de Castro Caycedo con Colombia y su gente, capturando su legado profesional y humano.

La actividad, celebrada en el paraninfo “Andrés Avelino”, fue presidida por el vicedecano de Humanidades, maestro Álvaro Caamaño, y contó con la participación de importantes figuras del ámbito diplomático y periodístico. Estuvieron presentes el embajador de Colombia en República Dominicana, Darío Villamizar; la embajadora de Francia, Sonia Barbry; el director de la Escuela de Comunicación Social, Oscar Peña; y los periodistas Jean-Michel Caroit, de origen francés, y Adonis Subit Lamí, de Cuba. También participaron miembros de la comunidad académica, estudiantes de comunicación y amantes de la literatura.

Durante el evento, el embajador Villamizar destacó la presentación del libro como parte de las iniciativas de diplomacia cultural que promueve Colombia para fortalecer los lazos entre ambas naciones. A su vez, el periodista Jean-Michel Caroit, quien tuvo a su cargo la presentación de la obra, resaltó la magnitud del legado de Castro Caycedo: “Pensé que era una simple biografía y cuando la recibí me di cuenta que era todo lo contrario, aquí está plasmada su historia desde su infancia hasta su muerte, sus gustos, su sentido del humor y su amor por el baile”, comentó Caroit.

Catalina Castro Blanchet, autora de la obra, compartió detalles sobre la vida y el trabajo de su padre, describiéndolo como un periodista preciso, equilibrado y ético, que construyó un método propio para abordar la realidad de Colombia, un país complejo y diverso. “Mi padre fue un periodista de paz en un país en guerra, con una metodología que desarrolló durante seis décadas para documentar la Colombia profunda y dar voz a los sectores más vulnerables”, expresó Catalina, destacando la responsabilidad y el compromiso social que siempre caracterizaron la labor de Germán Castro Caycedo.

La presentación de Mi padre, Germán Castro Caycedo honró la vida del periodismo excepcional y la literatura no ficción; también celebró su contribución al periodismo y la cultura latinoamericana, dejando una profunda huella en todos los asistentes al evento.

Discurso de Jean-Michel Caroit

Buenas tardes.

Cuando Darío Villamizar, nuestro querido embajador de Colombia en República Dominicana, me llamó para proponerme presentar el libro de Catalina Castro Blanchet sobre su padre, acepté con entusiasmo. No había tenido la oportunidad de conocer Germán Castro Caycedo. Pero sabía que era uno de los más prestigiosos periodistas colombianos, autor de múltiples libros.

Pensé que se trataba de una biografía sencilla que iba a leer rápidamente en el viaje que tenía programado a Brasil. Cuando Darío me entrego el libro, el día antes de mi vuelo, me di cuenta que el volumen de más de setecientas páginas era mucho más que una simple biografía.

En realidad, Catalina Castro Blanchet, su hija, ha conseguido tejer varios libros en uno. En primer lugar está la historia, la biografía de su padre, desde su infancia hasta su muerte, con múltiples anotaciones sobre su carácter, su personalidad, sus gustos, su sentido del humor, su elegancia y su don de bailarín.

En segundo lugar, este libro escrito por una arquitecta residente en Francia es un excelente tratado de periodismo, del periodismo tal como lo practicaba su padre. Fue un autodidacta que reinventó y aplicó la metodología y las reglas del buen periodismo con un gran sentido de compromiso y de responsabilidad social.

En tercer lugar, el libro ofrece una magnifica presentación de Colombia, tanto de su geografía como de su historia de los últimos sesenta años. Gracias a los múltiples reportajes, entrevistas y libros de Germán Castro Caycedo, el lector descubre la diversidad de lo que el cronista llamaba las nueve naciones culturales de Colombia, sus bellezas naturales, la riqueza de su biodiversidad.

Pero también la violencia de su historia, la pobreza, la corrupción, los abusos, la injusticia social y ambiental. Por último el libro es una emotiva descripción de la agonía de Germán tal como la vivió su hija. El libro es un conmovido testimonio de amor filial y conyugal lleno de recuerdos y puntuado por un intercambio epistolar que empezó el día del nacimiento de Catalina y se prolongó hasta la partida de Germán Castro Caycedo el 15 de Julio de 2021.

Estamos en una escuela de periodismo, y empezaré con la gran lección de periodismo que nos da Germán Castro Caycedo. Una lección con la cual me identifico plenamente. Encontró su vocación muy joven, a los dieciséis años, y como mencioné, fue autodidacta, como muchos periodistas del siglo pasado.

Aprendió el oficio en el terreno y leyendo los grandes cronistas de los diarios de referencia El Tiempo y El Espectador, como Germán Pinzon o Marco Tulio Rodríguez. Después de varios años como comentarista taurino y deportivo, fue reclutado como cronista en El Tiempo por Hernando Santos. Además de ser su jefe este gran periodista se convirtió en su amigo.

Germán se negó a quedarse encerrado en una oficina. Se adentró en las profundidades del país para testimoniar el abandono y las precariedades de miles de colombianos olvidados por el Estado y golpeados por tragedias. En 1976, su esposa Gloria le incitó a recoger esas crónicas en un libro: ‘Colombia Amarga’. Este libro tuvo un gran éxito y confirmó su compromiso por retratar la realidad colombiana con una mirada critica y humanista. Germán Castro se destacó también con entrevistas a figuras emblemáticas como el futuro premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez o el narcotraficante Pablo Escobar.

1976 marco un cambio importante en su vida profesional. Convenció a Fernando Gómez Agudelo, el padre de la televisión colombiana, de llevar el periodismo escrito que hacía en El Tiempo al formato televisivo. Fue el primero en sacar las cámaras del estudio para mostrar las realidades geográficas, sociales y humanas que la mayoría de los colombianos ignoraban.

Gracias al apoyo de Fernando Gómez Agudelo, pudo realizar durante 18 años el icónico programa ‘Enviado Especial’ con una gran independencia a pesar de múltiples presiones y amenazas. Después de la muerte de Fernando en noviembre 1993, dejó la televisión para dedicarse a la investigación y escritura de libros de no ficción.

No existe objetividad, sino el equilibrio y la precisión, decía Germán Castro Caycedo. Se esforzaba de mostrar todos los ángulos de la historia y de dar las palabras a todos los protagonistas. Su credibilidad era su mayor tesoro profesional.

En 18 años, el programa Enviado Especial nunca recibió una solicitud de rectificación. Lamentablemente de las 1.018 emisiones grabadas, solo se conservan 48 editadas y 14 sin editar. En la época, se grababa varias veces sobre las mismas cintas y la humedad dañó muchas cintas.

Germán Castro Caycedo no soportaba el mal uso del lenguaje y los adjetivos innecesarios lo incomodaban. El poder de la escritura viene del fondo, decía. «Tu capacidad de contar es hacer sentir los lugares y las situaciones, para eso no necesitas adjetivos», solía decirle a Catalina.

Insistía en el trabajo de campo, diciendo que un buen periodista no tiene que escudarse en descripciones cursis. Es mejor que sobren datos y no que falten y solo el contraste de datos e indicios permiten superar la anécdota y la retórica vacía. «La imaginación se emplea en la planificación de la investigación, pero el cronista debe apegarse a los hechos», decía.

Marcado en su infancia por dos hechos dolorosos, el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y el abandono de su padre, German Castro Caycedo se definía como un liberal doctrinario, un progresista en un país conservador. Su independencia tuvo un costo. Fue acusado de ser comunista, ateo, agente de la CIA o de la KGB, a sueldo del narcotráfico. Nunca se dejó silenciar, nunca abandonó su libertad de expresión y su pensamiento crítico.

Periodista sin pelos en la lengua, denunció grandes casos de corrupción como el escándalo del proceso 8.000 en 1995, cuando el presidente Ernesto Samper fue acusado de haber recibido dinero del narcotráfico. Fue víctima de calumnia y de difamación, inclusive en un cable de la France Press que la agencia tuvo que desmentir.

Gran defensor de las comunidades indígenas, denunció la masacre de indios cuivas en los Llanos orientales y las agresiones contra los indios wayúu, amenazados por el conflicto armado, la minería, la desnutrición infantil y el cambio climático.

En su libro ‘El hurakán’ German Castro, que se define como mestizo, describe el desembarco de Colón como la invasión de América por una legión de delincuentes españoles que puso en peligro la cultura y la cosmovisión de las comunidades indígenas.

Incansable defensor de la naturaleza con su esposa Gloria, sus programas de Enviado Especial provocaron el cierre de la planta de Alcalis de Colombia. Esa planta contaminaba las aguas de la bahía de Cartagena con mercurio. Defendió la selva amazónica, una de sus grandes pasiones, contra las graves consecuencias de la colonización y de la explotación del caucho.

Denunció el uso de pesticidas y de defoliantes prohibidos en Estados Unidos, notablemente del Agente Naranja que había sido utilizado durante la guerra de Vietnam. Igualmente fue uno de los principales críticos del contrato leonino de la mina de carbón de El Cerrejón, en La Guajira.

Frente a la violencia exacerbada de los años 1980 y 1990, Germán Castro Caycedo fue uno de los grandes defensores de los procesos de paz. Entrevistó a los principales actores del conflicto, líderes de los movimientos guerrilleros, altos mandos militares, grupos de autodefensa, jefes de Estado, políticos, empresarios, organizaciones de la sociedad civil. Secuestrado por el M-19 en abril 1980, aprovechó su incomoda situación para entrevistar el líder del movimiento Jaime Bateman y difundir su propuesta de paz.

A principios de los años 1980, Germán Castro Caycedo fue de los primeros a darse cuenta que el narcotráfico iba a ser la verdadera revolución en Colombia. Viajó a Estados Unidos para investigar ese tema y entrevistó a los principales capos del Cartel de Medellin.

En su libro ‘Nuestra guerra ajena’ escribe que Colombia fue víctima directa de la guerra de Vietnam. Denunció el Plan Colombia impuesto por Estados Unidos. «Intoxicó nuestro pueblo y destruyó nuestra biodiversidad, una de la más ricas del mundo», insistía el autor.

La obra de Catalina da ganas de leer o de releer los múltiples libros y crónicas de Germán Castro Caycedo. En esas breves palabras no puedo citar todos los personajes novelescos que cruzó el gran cronista colombiano ni detallar las leyendas amazónicas como Fisido y el fuego que retoma el libro.

Para prolongar la lectura, Catalina y sus editores tuvieron la excelente idea de introducir códigos QR que dan acceso a las crónicas y programas de Germán Castro Caycedo.

Para terminar, quisiera felicitar Catalina por ese formidable trabajo de memoria y de investigación. Gracias al apoyo de Renaud, su marido francés, de su madre Gloria y de numerosos amigos, entre los cuales está Darío Villamizar, deja un tremendo regalo a sus hijas franco-colombianas Maia y Nina. La arquitecta se reveló como una escritora digna de su padre adorado.

Gracias.

Registro del evento

Germán Castro Caycedo… el justo marco de su vida

Germán Castro Caycedo… el justo marco de su vida

Texto publicado originalmente en joserafaelsosa.com.

Ponencia de José Rafael Sosa, presentando la vida y obra de Germán Castro Caycedo, con motivo de la puesta en circulación de libro: Mi padre, Germán Castro Caycedo, de Catalina Castro Blanchet, en el marco de la XXVI Feria Internacional del Libro de Santo Domingo 2024. Sábado 9 de noviembre 2024. con la coordinación de la embajada de Colombia en República Dominicana.

Germán Castro Caycedo, fue un periodista colombiano que nos dejó el 15 de julio de 2021, tras una larga, larga carrera como periodista.

Es noble y desafiante la tarea de presentar lo que fue su vida, y como se le ha proyectado como “el mejor periodista de Colombia”. Habría que adentrarse en profundidades conceptuales y determinar hasta dónde es exactamente procedente esta cualificación.

La frase que se ha empleado como apelativo para convocarlos a esta actividad, es bella, atractiva, bien pensada y provocadora, pero creo que no es ni posible, ni real.  

El apelativo es atractivo, profundo y hermoso…

Pero es parcialincompleto y desequilibrado, porque como este comunicador, hay, afortunadamente  otros en esta nación hermana.

Decir que un profesional de la comunicación es el mejor de cualquier país, incluido el nuestro, es un riesgo que nadie debería correr y alimentarse con cuchara vacía.

Colombia, como todos los demás países, ha tenido y tiene, excelentes periodistas, algunos mas destacados que otros.

Pero cada uno de esos profesionales, tras una larga carrera, -si tiene las condiciones – puede ser destacado como “uno de los mejores”, o integrante en la dimensión “de los mejores”. Cada uno de ellos es un caso particular, específico, único.

Castro Caycedo es uno de los mejores, de eso no hay dudas por lo que fue y por lo que hizo, por los precedentes que estableció. Por la forma en que enfrentó los riesgos provenientes de las altas instancias de un gobierno corrupto, desde los vericuetos clandestinos del narcotráfico, o desde el campo abierto de las unidades de autodefensa, razón social que encubre la nominación de los sicarios.

Y bien que podríamos hablar de quién fue, donde nació, cuantos libros de crónicas periodísticas escribió, cuales precedentes establecido para hacer de la televisión colombiana un medio que refleja integralmente tanto su pueblo como su país. Sus libros de crónicas fueron 26 y sus ventas, astronómicas, sin ser ficción.

Podríamos relatar cuantos premios de periodismo ganó.  En Colombia fueron 12. E internacionales, cuatro.

Pero es ese su legado: ¿cifras, premios, referencias mediáticas?

No. Desde luego que no.

La vida de Germán Castro Caycedo implica un aporte que trasciende lo medible por unas cifras y unos parámetros tan terrenales como limitados.

Siendo como fue, uno de los periodistas más socialmente trascendentes de Colombia, esa la de todos los climas, la del mejor café del mundo, la del fútbol envidiable y goleador, ¡la de esas ciudades en las que usted grita Poeta! y le responden 50 personas, la del país con librerías abiertas a medianoche, la herencia que dejó al pueblo latinoamericano y en particular a sus periodistas, se resume en dos palabras de mucho mayor significado: compromiso e inspiración.

Ese es su legado.  Esa y no otra, es su importancia.

Fue como el de otros muchos, capaz de establecer las bases de una escuela de periodismo digno, servicial, de una sola cara, de un solo rostro.

Este hombre representa una carrera tanto integral como impecable.

Su labor no se puede definir como la más importante de la carrera periodística en Colombia.

No sería justo para con hombres y mujeres que pusieron tanto empeño como él, en transformar la comunicación en una herramienta de encuentros y superación humana.

La carrera de Castro Caycedo es única en sus parámetros y precedencias establecidas.

El periodismo en Colombia nace con la publicación del Aviso del Terremoto y de la Gaceta de Santafé (1785), publicaciones que sólo se editaron una vez, pero que mostraron los conocimientos y aptitudes de quien es considerado el padre del periodismo. colombiano, Manuel del Socorro Rodríguez, de nacionalidad cubana,fundador del Papel periódico de la ciudad de Santafé, primer periódico oficial de la capital y uno de los más importantes de la época en Latinoamérica. La primera publicación fue el viernes 9 de febrero de 1791 y, sin interrupción, aparecieron 265 números de ocho páginas.

Los periodistas colombianos más importantes:

Jorge Zalamea Borda (Bogotá, 8 de marzo de 1905 – 10 de mayo de 1969) fue un escritorpoeta, crítico, traductor, y periodista colombiano. En su obra demuestra vigor, intensidad y amplia riqueza lingüística. Es una figura notable dentro del ámbito cultural colombiano por su alta mordacidad e ironía. Entre sus obras más reconocidas se encuentran El sueño de las escalinatas (1) y El Gran Burundú-Burundá ha muerto.

Emilia Pardo. Fue cofundadora y miembro de la junta directiva de redacciones como El Tiempo, El Espectador y El Siglo, y fue la única mujer entre 11 hombres del Círculo de Periodistas de Bogotá. Su carrera duró 27 años​, dejando como legado a los colombianos alrededor 400 escritos con temas totalmente variados, desde la política hasta el amor y el baile.

Emilia murió en el Edificio Cudecom, de la Avenida Caracas con Calle 19, en Bogotá, a los 54 años, luego de un infarto fulminante, pero dejo vivo el ejemplo de un periodismo disruptivo y sarcástico hecho por una mujer.

Jaime Garzón.  Académicamente se graduó en la carrera de derecho y ejerció un tiempo como abogado, esa misma preocupación por la situación política lo hizo salir a la luz en la televisión colombiana con sus opiniones duras pero llenas de chistes, a lo que se le llamaría su característico “humor político”.

El 13 de agosto de 1999 fue asesinado por dos sicarios cerca de los estudios de la emisora donde trabajaba, siendo otro de los grandes periodistas colombianos silenciados por el narcotráfico e ignorados por la corrupción política del país.

Sin embargo, en Colombia aún se recuerda la imagen de aquel periodista que, a pesar de estar amenazado, no dudo ni un segundo en contar la realidad trágica de su país con un poco de humor. ).

Soledad Acosta de Samper., El 5 de mayo de 1833 nació Soledad Acosta de Samper, en 1858 entró en el mundo del periodismo siendo corresponsal en Europa para periódicos en Bogotá, regresó a la capital en 1864 y empezó a escribir novelas que con el tiempo se convertirían en novelas históricas.

Su nombre fue olvidado por mucho tiempo tras su muerte el 17 de marzo de 1913, sin embargo, gracias a investigadores y escritores, la literatura, historiográfica y la periodista Soledad de Samper logró recuperar el importante reconocimiento de sus grandes novelas.

A lo largo de su vida escribió 27 novelas, numerosas biografías, estudios históricos y dos manuales de historia patria, mientras escribía, sobre temas de religión simultáneamente continuaba escribiendo sobre la situación de las mujeres, haciendo traducciones y escribiendo ficción que quedarán en la historia y la mente de los colombianos.

Guillermo Cano. Una de las casas editoriales que identifican al periodismo colombiano es El espectador. Director de esta desde 1950, siendo uno de los periodistas que luchó en contra del narcotráfico que tanto auge tenía en la época, por sus investigaciones periodísticas fue asesinado a manos de sicarios del cartel de Medellín en 1986.

Creció en el mundo del periodismo por su familia, y murió siendo periodista por vocación. Se encargó de denunciar aquellas irregularidades y delitos que el país atravesaba, y usó su poder como director y dueño de un gran medio para dar a conocer al mundo una realidad cruda y tratada bajo cuerda. Una de las denuncias más grandes e importantes y por la cual su vida se puso en riesgo fue la edición del 25 de agosto de 1983 de El Espectador, donde junto a María Jimena Duzán publicaron un documentó de 1976 en donde demostraba que el entonces congresista Pablo Escobar sí tenía un “pasado” ligado al narcotráfico.

Juan Roberto Vargas . El director de Noticias Caracol, ha tenido una larga trayectoria en su ejercicio profesional, en el que se ha destacado por sus cubrimientos como en el Vuelo 203 de Avianca, la muerte de Luis Carlos Galán, la fuga de Pablo Escobar. Ha estado en diferentes medios de comunicación en Colombia y Panamá.

Pero…volvamos, para cerrar, a Germán Castro Caycedo, cuya memoria y obra periodística nos convoca esta noche. La importancia de referir, de hacer de él nuestro objeto de atención, es la cualidad de reproducir su ejemplo, de inculcar sus valores a las nuevas generaciones periodísticas latinoamericanas y del mundo.

El enseñó un método de ser y una manera de estar en la dinámica social como entes capaces de motivar la transformación y la superación de las condiciones de nuestras comunidades y sus conciencias. No tuvo que ir, como no fue nunca, a ninguna escuela de periodismo.

El creó su concepto docente propio y lo desarrolló a lo largo de su carrera.

Nuestro agradecimiento a Catalina Castro Blanchet, por entregarnos esta obra de trascendencia y acomodada en sabor infinito del amor.

A ella, gracias.

José Rafael Sosa.

‘Mi padre, Germán Castro Caycedo’, la novedad que llama la atención en República Dominicana

‘Mi padre, Germán Castro Caycedo’, la novedad que llama la atención en República Dominicana

En la XXVI Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, en República Dominicana, uno de los eventos literarios más esperados será la presentación del libro Germán Castro Caycedo, mi padre, una biografía escrita por Catalina Castro Blanchet en honor a su padre, el célebre periodista colombiano. La presentación se realizará el sábado 9 de noviembre en dos escenarios distintos: a las 4:00 p.m. en el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y a las 7:00 p.m. en el Museo de Arte Moderno. Este evento es posible gracias al apoyo de la Embajada de Colombia en República Dominicana, que ha facilitado la visita de la autora y su obra.

En entrevista concedida al diario Acento, Castro Blanchet compartió detalles sobre la creación del libro y las motivaciones detrás de este homenaje. “Este libro es ante todo una promesa cumplida a mi padre en su lecho de muerte. Comenzamos a trabajar en este proyecto con mi esposo, francés, hace doce años. Él, como yo, aprendimos a conocer y a amar a Colombia a través de las historias de mi padre,” explicó Catalina, resaltando cómo este proyecto no solo busca honrar la trayectoria de Germán Castro Caycedo, sino también compartir con el mundo su legado periodístico y humano.

En un proceso de casi seis décadas, Germán Castro Caycedo construyó una obra profunda e incisiva que exploraba los aspectos más complejos de la sociedad colombiana. Al hablar de su influencia en el periodismo, Catalina resaltó la integridad y dedicación con la que su padre se acercaba a cada tema: “Era un ser que se le midió a todos los temas, desde todos los ángulos, desde la guerra de esta patria, hasta la Colombia profunda, pasando por la ecología, los escándalos del mismo Estado y la búsqueda de la paz desde el oficio”. Además, subrayó la independencia de su padre como periodista, un rasgo que le permitió construir relaciones de respeto incluso con figuras controvertidas de la sociedad.

Catalina también mencionó el esfuerzo y la metodología autodidacta de Germán en sus inicios: “Mi padre encontró muy joven su vocación, a los 16 años. No pisó una facultad de periodismo, porque forjó su formación primero leyendo a los grandes cronistas en los diarios El Tiempo y El Espectador”. Esta etapa temprana fue crucial para el desarrollo de su estilo distintivo, una voz que se fue perfeccionando a lo largo de los años con la lectura de cronistas de Indias y su estudio de la antropología. Sin embargo, fue en el terreno donde Germán perfeccionó su método: “Fue en el terreno, durante casi seis décadas, que perfeccionó su propia metodología”.

Este «método Germán Castro Caycedo», como lo llama Catalina, constituye una contribución fundamental al periodismo de investigación en América Latina. En la entrevista, Catalina explicó que este método es universal y puede ser replicado en cualquier contexto, un legado que espera inspirará a periodistas de todo el continente. “A través de las 711 páginas del libro, quedó plasmado lo que yo llamo ‘el método Germán Castro Caycedo’. Es una metodología atemporal, y casi sistemática, y puede aplicarse en cualquier país, en cualquier continente”.

La obra es también un testimonio de la estrecha relación entre padre e hija. Catalina relató cómo su vínculo se fortaleció en cada viaje y en cada historia compartida. “Tuve la fortuna de tener una estrecha relación con él, basada en comunicaciones verbales, en telepatías y silencios, en corazonadas y una tradición epistolar que él inició el día de mi nacimiento”. Además de ser un periodista comprometido, Germán fue, según su hija, un padre único y presente, alguien que supo inculcar en ella el amor y el respeto por Colombia.

Para finalizar, Catalina expresó su esperanza de que este libro sea recibido con el mismo cariño y admiración con los que fue escrito. Invitó al público dominicano, especialmente a los periodistas, a descubrir la vida y obra de su padre. “Estoy llena de emoción por llegar a República Dominicana y espero contar con su público tanto general como a los periodistas dominicanos. Espero verles a todos”, concluyó.

Lee la entrevista completa haciendo click aquí.