El pasado sábado 9 de noviembre, la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) fue escenario de un emotivo evento: la presentación del libro Mi padre, Germán Castro Caycedo, de Catalina Castro Blanchet. En esta obra, publicada por Editorial Planeta, la autora honra la memoria de su padre, quien fue un ícono del periodismo colombiano y latinoamericano. A través de sus páginas, Catalina reúne conversaciones personales, recuerdos y episodios que reflejan el profundo compromiso de Castro Caycedo con Colombia y su gente, capturando su legado profesional y humano.
La actividad, celebrada en el paraninfo “Andrés Avelino”, fue presidida por el vicedecano de Humanidades, maestro Álvaro Caamaño, y contó con la participación de importantes figuras del ámbito diplomático y periodístico. Estuvieron presentes el embajador de Colombia en República Dominicana, Darío Villamizar; la embajadora de Francia, Sonia Barbry; el director de la Escuela de Comunicación Social, Oscar Peña; y los periodistas Jean-Michel Caroit, de origen francés, y Adonis Subit Lamí, de Cuba. También participaron miembros de la comunidad académica, estudiantes de comunicación y amantes de la literatura.
Durante el evento, el embajador Villamizar destacó la presentación del libro como parte de las iniciativas de diplomacia cultural que promueve Colombia para fortalecer los lazos entre ambas naciones. A su vez, el periodista Jean-Michel Caroit, quien tuvo a su cargo la presentación de la obra, resaltó la magnitud del legado de Castro Caycedo: “Pensé que era una simple biografía y cuando la recibí me di cuenta que era todo lo contrario, aquí está plasmada su historia desde su infancia hasta su muerte, sus gustos, su sentido del humor y su amor por el baile”, comentó Caroit.
Catalina Castro Blanchet, autora de la obra, compartió detalles sobre la vida y el trabajo de su padre, describiéndolo como un periodista preciso, equilibrado y ético, que construyó un método propio para abordar la realidad de Colombia, un país complejo y diverso. “Mi padre fue un periodista de paz en un país en guerra, con una metodología que desarrolló durante seis décadas para documentar la Colombia profunda y dar voz a los sectores más vulnerables”, expresó Catalina, destacando la responsabilidad y el compromiso social que siempre caracterizaron la labor de Germán Castro Caycedo.
La presentación de Mi padre, Germán Castro Caycedo honró la vida del periodismo excepcional y la literatura no ficción; también celebró su contribución al periodismo y la cultura latinoamericana, dejando una profunda huella en todos los asistentes al evento.
Discurso de Jean-Michel Caroit
Buenas tardes.
Cuando Darío Villamizar, nuestro querido embajador de Colombia en República Dominicana, me llamó para proponerme presentar el libro de Catalina Castro Blanchet sobre su padre, acepté con entusiasmo. No había tenido la oportunidad de conocer Germán Castro Caycedo. Pero sabía que era uno de los más prestigiosos periodistas colombianos, autor de múltiples libros.
Pensé que se trataba de una biografía sencilla que iba a leer rápidamente en el viaje que tenía programado a Brasil. Cuando Darío me entrego el libro, el día antes de mi vuelo, me di cuenta que el volumen de más de setecientas páginas era mucho más que una simple biografía.
En realidad, Catalina Castro Blanchet, su hija, ha conseguido tejer varios libros en uno. En primer lugar está la historia, la biografía de su padre, desde su infancia hasta su muerte, con múltiples anotaciones sobre su carácter, su personalidad, sus gustos, su sentido del humor, su elegancia y su don de bailarín.
En segundo lugar, este libro escrito por una arquitecta residente en Francia es un excelente tratado de periodismo, del periodismo tal como lo practicaba su padre. Fue un autodidacta que reinventó y aplicó la metodología y las reglas del buen periodismo con un gran sentido de compromiso y de responsabilidad social.
En tercer lugar, el libro ofrece una magnifica presentación de Colombia, tanto de su geografía como de su historia de los últimos sesenta años. Gracias a los múltiples reportajes, entrevistas y libros de Germán Castro Caycedo, el lector descubre la diversidad de lo que el cronista llamaba las nueve naciones culturales de Colombia, sus bellezas naturales, la riqueza de su biodiversidad.
Pero también la violencia de su historia, la pobreza, la corrupción, los abusos, la injusticia social y ambiental. Por último el libro es una emotiva descripción de la agonía de Germán tal como la vivió su hija. El libro es un conmovido testimonio de amor filial y conyugal lleno de recuerdos y puntuado por un intercambio epistolar que empezó el día del nacimiento de Catalina y se prolongó hasta la partida de Germán Castro Caycedo el 15 de Julio de 2021.
Estamos en una escuela de periodismo, y empezaré con la gran lección de periodismo que nos da Germán Castro Caycedo. Una lección con la cual me identifico plenamente. Encontró su vocación muy joven, a los dieciséis años, y como mencioné, fue autodidacta, como muchos periodistas del siglo pasado.
Aprendió el oficio en el terreno y leyendo los grandes cronistas de los diarios de referencia El Tiempo y El Espectador, como Germán Pinzon o Marco Tulio Rodríguez. Después de varios años como comentarista taurino y deportivo, fue reclutado como cronista en El Tiempo por Hernando Santos. Además de ser su jefe este gran periodista se convirtió en su amigo.
Germán se negó a quedarse encerrado en una oficina. Se adentró en las profundidades del país para testimoniar el abandono y las precariedades de miles de colombianos olvidados por el Estado y golpeados por tragedias. En 1976, su esposa Gloria le incitó a recoger esas crónicas en un libro: ‘Colombia Amarga’. Este libro tuvo un gran éxito y confirmó su compromiso por retratar la realidad colombiana con una mirada critica y humanista. Germán Castro se destacó también con entrevistas a figuras emblemáticas como el futuro premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez o el narcotraficante Pablo Escobar.
1976 marco un cambio importante en su vida profesional. Convenció a Fernando Gómez Agudelo, el padre de la televisión colombiana, de llevar el periodismo escrito que hacía en El Tiempo al formato televisivo. Fue el primero en sacar las cámaras del estudio para mostrar las realidades geográficas, sociales y humanas que la mayoría de los colombianos ignoraban.
Gracias al apoyo de Fernando Gómez Agudelo, pudo realizar durante 18 años el icónico programa ‘Enviado Especial’ con una gran independencia a pesar de múltiples presiones y amenazas. Después de la muerte de Fernando en noviembre 1993, dejó la televisión para dedicarse a la investigación y escritura de libros de no ficción.
No existe objetividad, sino el equilibrio y la precisión, decía Germán Castro Caycedo. Se esforzaba de mostrar todos los ángulos de la historia y de dar las palabras a todos los protagonistas. Su credibilidad era su mayor tesoro profesional.
En 18 años, el programa Enviado Especial nunca recibió una solicitud de rectificación. Lamentablemente de las 1.018 emisiones grabadas, solo se conservan 48 editadas y 14 sin editar. En la época, se grababa varias veces sobre las mismas cintas y la humedad dañó muchas cintas.
Germán Castro Caycedo no soportaba el mal uso del lenguaje y los adjetivos innecesarios lo incomodaban. El poder de la escritura viene del fondo, decía. «Tu capacidad de contar es hacer sentir los lugares y las situaciones, para eso no necesitas adjetivos», solía decirle a Catalina.
Insistía en el trabajo de campo, diciendo que un buen periodista no tiene que escudarse en descripciones cursis. Es mejor que sobren datos y no que falten y solo el contraste de datos e indicios permiten superar la anécdota y la retórica vacía. «La imaginación se emplea en la planificación de la investigación, pero el cronista debe apegarse a los hechos», decía.
Marcado en su infancia por dos hechos dolorosos, el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y el abandono de su padre, German Castro Caycedo se definía como un liberal doctrinario, un progresista en un país conservador. Su independencia tuvo un costo. Fue acusado de ser comunista, ateo, agente de la CIA o de la KGB, a sueldo del narcotráfico. Nunca se dejó silenciar, nunca abandonó su libertad de expresión y su pensamiento crítico.
Periodista sin pelos en la lengua, denunció grandes casos de corrupción como el escándalo del proceso 8.000 en 1995, cuando el presidente Ernesto Samper fue acusado de haber recibido dinero del narcotráfico. Fue víctima de calumnia y de difamación, inclusive en un cable de la France Press que la agencia tuvo que desmentir.
Gran defensor de las comunidades indígenas, denunció la masacre de indios cuivas en los Llanos orientales y las agresiones contra los indios wayúu, amenazados por el conflicto armado, la minería, la desnutrición infantil y el cambio climático.
En su libro ‘El hurakán’ German Castro, que se define como mestizo, describe el desembarco de Colón como la invasión de América por una legión de delincuentes españoles que puso en peligro la cultura y la cosmovisión de las comunidades indígenas.
Incansable defensor de la naturaleza con su esposa Gloria, sus programas de Enviado Especial provocaron el cierre de la planta de Alcalis de Colombia. Esa planta contaminaba las aguas de la bahía de Cartagena con mercurio. Defendió la selva amazónica, una de sus grandes pasiones, contra las graves consecuencias de la colonización y de la explotación del caucho.
Denunció el uso de pesticidas y de defoliantes prohibidos en Estados Unidos, notablemente del Agente Naranja que había sido utilizado durante la guerra de Vietnam. Igualmente fue uno de los principales críticos del contrato leonino de la mina de carbón de El Cerrejón, en La Guajira.
Frente a la violencia exacerbada de los años 1980 y 1990, Germán Castro Caycedo fue uno de los grandes defensores de los procesos de paz. Entrevistó a los principales actores del conflicto, líderes de los movimientos guerrilleros, altos mandos militares, grupos de autodefensa, jefes de Estado, políticos, empresarios, organizaciones de la sociedad civil. Secuestrado por el M-19 en abril 1980, aprovechó su incomoda situación para entrevistar el líder del movimiento Jaime Bateman y difundir su propuesta de paz.
A principios de los años 1980, Germán Castro Caycedo fue de los primeros a darse cuenta que el narcotráfico iba a ser la verdadera revolución en Colombia. Viajó a Estados Unidos para investigar ese tema y entrevistó a los principales capos del Cartel de Medellin.
En su libro ‘Nuestra guerra ajena’ escribe que Colombia fue víctima directa de la guerra de Vietnam. Denunció el Plan Colombia impuesto por Estados Unidos. «Intoxicó nuestro pueblo y destruyó nuestra biodiversidad, una de la más ricas del mundo», insistía el autor.
La obra de Catalina da ganas de leer o de releer los múltiples libros y crónicas de Germán Castro Caycedo. En esas breves palabras no puedo citar todos los personajes novelescos que cruzó el gran cronista colombiano ni detallar las leyendas amazónicas como Fisido y el fuego que retoma el libro.
Para prolongar la lectura, Catalina y sus editores tuvieron la excelente idea de introducir códigos QR que dan acceso a las crónicas y programas de Germán Castro Caycedo.
Para terminar, quisiera felicitar Catalina por ese formidable trabajo de memoria y de investigación. Gracias al apoyo de Renaud, su marido francés, de su madre Gloria y de numerosos amigos, entre los cuales está Darío Villamizar, deja un tremendo regalo a sus hijas franco-colombianas Maia y Nina. La arquitecta se reveló como una escritora digna de su padre adorado.
Gracias.