¿Corabastos? ¿Qué es Corabastos?
Pienso por mi experiencia que más que una gran central de mercadeo de productos del campo, es una concentración de vendedores intermediarios, algunos con perfiles de mafiosos.
En abril de 1980, un mes difícil de olvidar, recolectamos en nuestra finca de Pacho, —a hora y media de Bogotá— una cosecha de que habíamos sembrado en asocio con “Don Ro”, un campesino de nuestra vereda.
Don Roberto, “Don Ro”, un conocedor del campo ya entrado en años, con sombrero bien puesto y la experiencia a cuestas, propuso la sociedad: él ponía el trabajo, yo la tierra y los insumos. Y luego… el producido repartido cincuenta y cincuenta.
Era mi primer ensayo como agricultor, un pasatiempo, pequeño, sí, pero cargado de expectativas, y una vez empacado en costales nuevos, asegurados con cuerdas también nuevas, los acomodamos en un campero y una mañana a eso de las cuatro, cuatro y media, me fui con ellos hasta Corabastos en el Sur de la ciudad.
Ingresé a la central y ofrecí mi cosecha y la de “Don Ro” al primer vendedor, pero para mi sorpresa y novato en estas lides, el precio no cubría ni los costos. Intenté un precio mayor, más justo. El siguiente, y sin mediar palabra, se negó a comprarla. Pasé a otro puesto y el nuevo intermediario me ofreció un poco menos. Probé con otro y con otro y cada uno me ofrecía menos y menos que el anterior.
Al día siguiente se la obsequié al padre Javier de Nicoló, un sacerdote italiano que ya había fundado varios centros de rehabilitación de niños de la calle.
¿Y la parte de Don Ro?
Calculé un precio mejor y coloqué el dinero en un pequeño sobre. Los billetes quedaron guardados en una alacena con cosas para llevar luego a Pacho.
Pero aquel abril fue, como ya lo dije, un mes difícil de olvidar:
La tarde del día 17 fui secuestrado por guerrilleros del M19 que me llevaron ante Jaime Bateman, su jefe, quien me pidió que fuera portador de una carta al presidente de la República proponiéndole hablar de paz, pero yo hablé de hacer un comunicado con el texto de aquel mensaje para que ellos lo repartieran a los diarios de circulación nacional, y yo me quedaría entrevistando a Bateman sobre quiénes eran ellos y el porqué de su propuesta. Así se hizo.
Al amanecer me liberaron en las instalaciones del diario El Espectador. De allí fui conducido a una Brigada del ejército donde me interrogaron.
Un par de días después “los rateros” penetraron a mi apartamento, violaron la puerta, esculcaron y arrojaron al suelo todo cuanto pudieron, y se robaron, no solamente mis cámaras fotográficas y mi pasaporte, sino, algo más valioso y sagrado: el dinero para Don Ro.
By Julian Monroy
Su vida ha sido muy intensa e interesante. Le han pasado muchas cosas. Me acuerdo muy bien de niño y adolescente viendo su programa Enviado Especial, muy interesante.
Es posible volver a ver esos programas originales y completos? Me encantaría.
By Prensa Germán Castro Caycedo
Hola Julián, muchas gracias por comentar. En esta misma página puede consultar algún archivo que rescatamos: https://germancastrocaycedo.co/portal/television-enviado-especial/
By Carlos Melo
Lector incansable de sus magnificas obras literarias. Jamás olvidaré a «Vacente “ en «mi alma se la dejo al diablo» Gracias Maestro
By Prensa Germán Castro Caycedo
Gracias, Carlos. Un saludo.
By Raul Ramírez
Hace muchos años le vi una serie de programas testimoniales sobre experiencias de la vida después de la muerte. Bueno sería presentar algo similar ahora en estos convulsionados tiempos, saludos.