Andrés Cardona: el otro retrato de la historia

Andrés Cardona: el otro retrato de la historia

Las huellas de Germán Castro Caycedo quedaron plasmadas en los imaginarios de regiones enteras. Es común que en los llanos orientales muchas historias, hoy marcadas por la tradición oral, citen los apartes de ‘El Alcaraván’ y se narren en torno a las aventuras del periodista en la Orinoquía, registradas también en sus documentales sobre la exigente rutina de los vaqueros y la mística llanera de espíritus desafiados por el hombre en los esteros. En la amazonía sus historias han creado mitos sobre la imprudencia de desafiar a la selva, sobre el célebre Martín Morningstar y los gringos que sucumbieron ante el inmenso poder de la manigua en sus safaris.

Pero su obra no es solo una fantástica recreación de la desafiante vida en la agreste selva amazónica colombiana o la inmensa llanura en la Orinoquía; también es un registro doloroso del genocidio indígena que transcurrió en el siglo XX, alejado de los periódicos y la radio; la explotación de los pueblos originarios y el racismo, el abandono del Estado y las complejas relaciones de los colonos con la autoridad constitucional.

Los colonos cuentan una tragedia de desplazamiento de los campesinos pobres desde las tierras ricas y prósperas andinas, que llegaron con hacha y machete a hacer visible el cielo azul desde el suelo árido de tierras amarillas en la amazonía, talando una selva milenaria para instaurarse en un nuevo mundo donde la relación con la naturaleza como proveedora de sus alimentos y de suelo para sembrar coca o criar ganado se convirtió en el escenario ideal para que prosperara la ilegalidad y una subversión que desafió al Estado por más de medio siglo. Una realidad que Germán Castro Caycedo contó en sus historias y le mostró al mundo con precisión periodística en sus documentales.

Es en ese caldo de cultivo para la violencia del narcotráfico, la violencia política y los crímenes de la fuerza pública aliada con el paramilitarismo, donde han surgido historias como la del fotógrafo caqueteño Andrés Cardona, quien ha publicado en medios internacionales como Time, The New York Times Lens Blog, The Washington Post, Vogue, y otras publicaciones. Cardona, ha dedicado parte de su carrera a documentar el conflicto armado, el medio ambiente, la defensa de los derechos humanos y también a las comunidades indígenas.

Su historia conmueve, por ser también una fotografía de la injusticia y el duelo no resuelto de un hijo que perdió a sus padres, víctimas del Estado colombiano. Sus retratos reconstruyen la memoria de una familia azotada por la guerra, del trauma colectivo y la búsqueda incansable de las víctimas por la paz. Parece una ficción el hecho de que tantas historias lamentables se entrecrucen en un personaje que ha adquirido una gran relevancia internacional en el mundo de la fotografía: fue reconocido fotógrafo emergente en 2019 por el Programa de Talento Global 6×6 de World Press, ganó la Beca W. Eugene Smith 2020 y recibió la Beca de Emergencia del Fondo National Geographic para Periodistas 2020 y del Fondo Nuevas Narrativas sobre Drogas y Crimen (FINND) de la Fundación Gabo y la Fundación Open Society (OSF).

New York Times: ‘Un fotógrafo confronta el pasado trágico de su familia en el conflicto armado colombiano’

En toda su obra y en sus entrevistas no deja de contar su historia, una manera de hacer justicia por su padre asesinado junto a su tío y su madre posteriormente desaparecida. Clamando, más allá de la verdad que necesita saberse, la dignidad de un pueblo lastimado y reducido a botín de guerra. Andrés, sin embargo, trasciende estos hechos personales y entra al plano del reconocimiento de su entorno amazónico más allá de la narrativa convencional, del exotismo y la apropiación cultural, para decir que algo falta en este mundo que creemos conocido: que lo narren quienes lo habitan porque tienen siglos de silencios impuestos.

Ese fue justamente el pensamiento de Germán Castro Caycedo frente a la necesidad de contar las historias con perspectiva de quienes las protagonizan: los testimonios y la fidelidad a dichos relatos como una manera de mostrar a Colombia sin máscaras. Él siempre miró con cierta indulgencia el país contado como si existiera una fórmula para explicar la violencia y el conflicto sin apreciar los matices. En sus palabras: las naciones culturales y la diversidad inmensa que se evidencia en un simple recorrido.

En palabras de Andrés Cardona durante una reciente entrevista para El País de España, como respuesta a la pregunta “¿Qué libro permite entender la Amazonia?”:

“Mi alma se la dejo al diablo de Germán Castro Caycedo, narra una historia cruel pero que a menudo me trae a esa idea de que la Amazonia no es territorio virgen y que la mirada de Occidente muchas veces ha hecho estragos, pero que a la vez hay una posibilidad de construir un mundo híbrido que mezcle la selva y la ciencia occidental”.

El País: ‘Andrés Cardona: “No quiero seguir alimentando estereotipos visuales que siempre recurren a la miseria”’.