En la Universidad Javeriana, Catalina Castro Blanchet presentó Mi padre, Germán Castro Caycedo, una obra que explora la vida y el trabajo del influyente cronista colombiano. Acompañada de Ginna Piedad Morelo y Marisol Cano Busquets, Catalina compartió detalles sobre la narrativa de su padre y la influencia de su metodología en el periodismo colombiano. Ginna Morelo abrió la conversación recordando el estilo comprometido de Germán: “Los libros del maestro Germán son siempre una cátedra de buen periodismo que se unta de barro,” enfatizando el vínculo cercano de sus textos con las realidades sociales del país.
Catalina recordó que su padre encontró su vocación de cronista muy joven. “Mi papá supo a los 16 años que quería ser cronista y lo supo cuando leyó una crónica en El Espectador de Camilo López”, explicó, refiriéndose a cómo Germán quedó impactado por un relato de un accidente aéreo en los años 50. Desde entonces, su padre se dedicó a estudiar a fondo la narrativa de los cronistas de Indias, quienes, según Catalina, “narraron magistralmente la conquista española.”
La Importancia de Estar en el Terreno y la Diversidad Cultural de Colombia
Catalina explicó que para su padre la clave de una buena crónica era “estar en el lugar de los hechos” y conocer profundamente las culturas locales: “Para él, en Colombia coexisten varias naciones culturales”, comentó, haciendo referencia a los diversos contextos sociales que su padre exploró a lo largo del país. Esta observación fue reforzada por Marisol Cano, quien describió la obra de Germán como un ejercicio de “capacidad de asombro y de observación muy desarrollada,” y recordó su relación con el pintor David Manzur, quien enseñó a Germán a capturar “diferentes tonos de verdad” en lugares como el Pantano del Darién.
Planificación y Trabajo de Campo como Pilar de su Método
Catalina también destacó el rigor en la planificación de sus investigaciones. “La crónica debe ceñirse a hechos reales, y la imaginación se emplea en la planificación del trabajo de campo,” afirmó, revelando la profundidad de los preparativos para libros como El Hurakán. En este caso, el proceso de investigación incluyó viajes a ciudades como Madrid, Sevilla y Barcelona, así como la exploración de archivos coloniales y un recorrido en barco de tres meses para comprender cómo se vivía la navegación en el siglo XVI. Catalina enfatizó que todos estos viajes eran “siempre financiados por mi papá, por lo cual la investigación se demoraba muchos años.”
El evento finalizó con preguntas de los asistentes, quienes compartieron sus propios recuerdos de la obra de Germán Castro Caycedo, resaltando la influencia que su ética de trabajo y narrativa han tenido en la comprensión de la realidad colombiana.
El próximo 9 de noviembre, Catalina Castro Blanchet, hija del icónico periodista colombiano Germán Castro Caycedo, estará presente en la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo 2024 para presentar su obra Mi padre, Germán Castro Caycedo. Este evento, que cuenta con el apoyo de la Embajada de Colombia en República Dominicana, será una oportunidad única para que los asistentes conozcan de primera mano la biografía que rinde homenaje al periodista que marcó un hito en la crónica nacional.
Catalina compartirá en un panel titulado “Mujeres, libros y paz”, junto a Gabriela Pinilla, escritora y artista visual. La conversación será moderada por Darío Villamizar Herrera, embajador de Colombia en República Dominicana, quien también presentará el libro en el Colegio Dominicano de Periodistas, como parte de las actividades que la feria ha denominado “La Feria fuera de Casa”.
La autora explorará no solo la trayectoria profesional de su padre, sino también el vínculo familiar que los unió en la creación de este libro. Catalina recurre a cartas, crónicas y recuerdos personales para reconstruir la vida de Germán Castro Caycedo, resaltando su legado como uno de los cronistas más importantes de Colombia. Los asistentes tendrán la oportunidad de adquirir el libro y de participar en un diálogo cercano con la autora sobre el proceso de escritura y las enseñanzas del maestro de la crónica.
Catalina Castro Blanchet, en diálogo con Camilo Hoyos a través del podcast PAREDRO, abordó en profundidad el proceso de escritura de su libro Mi padre, Germán Castro Caycedo. La conversación no solo explora el legado profesional del cronista, sino también la dimensión personal y familiar de un proyecto que buscó reconstruir la figura del periodista a partir de anécdotas, cartas y entrevistas.
Camilo Hoyos destacó la labor pionera de Germán Castro Caycedo en la narración de la Amazonía colombiana, describiendo cómo logró contar esas historias desde la denuncia y la divulgación, y cómo este libro rescata ese espíritu. Catalina recordó cómo su padre, desde niño, mostró una fascinación por la realidad colombiana: “Mi papá siempre decía que la realidad sobrepasa cualquier ficción, especialmente en este país”. Este afán por conocer y contar las realidades del país se convirtió en una misión de vida que Catalina ha documentado en su obra.
Al hablar sobre el proceso de escritura, Catalina reveló que el libro, inicialmente concebido para ser escrito junto a su padre, se convirtió en un ejercicio de duelo y de memoria tras su fallecimiento. A través de cartas y testimonios de quienes acompañaron a Germán en su trayectoria profesional, la autora logró crear una narrativa que combina lo íntimo y lo profesional. “Fue un viaje por mi duelo, un intento por dejarlo ir”, confesó Catalina, quien reconoció que el libro también le permitió descubrir nuevas facetas de su padre como periodista, ampliando su admiración por él.
Catalina compartió también una de las enseñanzas clave que le transmitió Germán: “Cuando viajábamos a cualquier rincón del país, la primera regla era: ‘Te despojas de todas tus creencias, vas como si estuvieras desnuda de tu cultura’. Solo así, decía, se puede entender y narrar una realidad sin juicios”. Esta lección fue fundamental en la forma en que Germán Castro Caycedo abordó su trabajo, y Catalina la recupera en el libro como un testimonio de su ética profesional y de vida.
Para conocer la entrevista completa, escucha el episodio en PAREDRO:
En una emotiva conversación con el escritor Mario Mendoza, en el espacio La Periferia de Editorial Planeta, Catalina Castro Blanchet, hija de Germán Castro Caycedo, profundizó en los detalles del libro que escribió en su homenaje: ‘¿Mi padre, Germán Castro Caycedo’. A lo largo de la entrevista, publicada en el canal de YouTube de la editorial, ambos participantes reflexionaron sobre el legado y la trayectoria de Castro Caycedo, quien marcó un antes y un después en el periodismo colombiano.
Mario Mendoza, quien en sus palabras se considera discípulo de Germán, expresó su gratitud a Catalina por haber escrito un libro que no solo rescata la figura de su padre, sino que también ofrece una lección para los periodistas de hoy. “Tengo enormes y gratísimos recuerdos de Germán, empezando a enseñarme el oficio y la dedicación, la disciplina, el esfuerzo, la ética del trabajo irrestricto. Para mí también era leer un libro sobre alguien que era un maestro. Entonces era también el discípulo leyendo feliz tu libro. Y te agradezco mucho que hayas escrito esto porque nadie más podía haberlo hecho”, comentó Mendoza. Este tributo refleja la cercanía y el respeto que Mendoza mantiene por Castro Caycedo, al considerar su obra como un pilar en su propio desarrollo profesional.
Por su parte, Catalina recordó cómo desde pequeño su padre estuvo en contacto con la dura realidad de Colombia, una realidad que jamás evadió y que decidió enfrentar. “Desde niño estuvo en contacto con una realidad que no evadió, fue una realidad que miró de frente, desde todas sus caras, y de ahí surge también esa necesidad de contar esa realidad sin desvirtuarla”, explicó Catalina. Germán Castro Caycedo tenía el firme propósito de mostrar al país lo que realmente ocurría, dejando que las personas se formaran su propio criterio a partir de los hechos. Este enfoque fue un motor constante en su trabajo, convencido de que en el conocimiento de la realidad radican las soluciones a muchos de los problemas de la nación.
La entrevista también permitió destacar la simplicidad y precisión que caracterizaba la prosa de Germán. Mendoza recordó cómo Castro Caycedo aplicaba el principio de “menos es más”, una máxima que sigue influyendo en su propio estilo de escritura. “La prosa de Germán no tiene adjetivos innecesarios, va siempre revisando y él tenía como una máxima que era ‘menos es más’. Había un factor sorpresa, había un suspenso, hay unas técnicas de montaje, puntos de vista, polifonías, pero siempre ‘menos es más’”, señaló Mendoza, subrayando la maestría con la que Germán contaba historias sin adornos innecesarios, lo que le daba aún más fuerza a su narrativa.
En otro segmento de la conversación, Catalina compartió la admiración de su padre por Hemingway, trazando un paralelismo entre ambos. Germán, al igual que Hemingway, no solo contaba las historias desde una perspectiva externa, sino que vivía y experimentaba cada realidad que narraba. “La imagen de Hemingway que citas… mi papá fue un gran admirador de Hemingway. No puedes contar una historia si no estás desde adentro. Hay que saber cómo se torea para saber cómo se cuenta una corrida de toros desde el ruedo”, explicó Catalina, resaltando la filosofía de su padre de involucrarse de manera directa en las historias que relataba. Este compromiso de estar inmerso en la realidad que investigaba, arriesgando incluso su seguridad, es una de las características que lo definió como periodista.
El diálogo también abordó el paso de Castro Caycedo de la crónica escrita a la crónica televisiva, un salto que realizó en los años 70. Catalina destacó la visión que tuvo su padre para integrar la imagen como una herramienta para contar historias. “Mi papá tenía la imagen integrada, entonces era contar la historia con imágenes. Era muy buen fotógrafo, y siguió ejerciendo con la misma metodología”, mencionó Catalina. En este contexto, Germán sacaba a su equipo de Bogotá para sumergirlos en la “Colombia profunda”, a menudo enfrentando adversidades extremas en sus expediciones periodísticas, pero siempre fiel a su convicción de mostrar la realidad tal como era.
El compromiso de Germán con el medio ambiente también fue un tema central en la conversación. Mendoza y Catalina coincidieron en destacar cómo fue un precursor de la defensa de la ecología en Colombia, denunciando la devastación ambiental en casos como el uso del agente naranja y el glifosato, así como la explotación en el Cerrejón. “Tú haces énfasis en el libro, Catalina, de muchas batallas que dio él por los derechos medioambientales en este país… Y estamos sufriendo las consecuencias”, reflexionó Mendoza. Estas batallas mostraban una faceta de Germán que iba más allá del periodismo, convirtiéndolo en un activista comprometido con la protección del medio ambiente.
El enfoque de Germán en la paz y en la comprensión del conflicto armado también fue un pilar en su carrera. Mendoza recordó cómo Germán entrevistó a guerrilleros, paramilitares y militares, siempre buscando un equilibrio y dando voz a todos los actores involucrados. Catalina añadió que su padre fue un factor importante en varios intentos de diálogo de paz, destacando su papel durante el secuestro de Álvaro Gómez Hurtado, en el que Castro Caycedo realizó una entrevista a Otty Patiño, quien en su momento era el segundo comandante del grupo armado M19. Esta se dio en medio de su petición pública para la liberación de Gómez Hurtado, por lo que fue contactado por Patiño y producto de este encuentro se publicó una entrevista que mostró un panorama distinto de la situación que permitió que, tanto el Gobierno como la guerrilla, accedieran a conversar. “Casi que el destino de un nuevo diálogo de paz estaba en las manos de tu papá”, le dijo el exguerrillero a Catalina, subrayando el compromiso de Germán con la paz en medio de un país desgarrado por el odio.
Finalmente, Catalina y Mendoza invitaron a los espectadores a sumergirse en ‘Mi padre, Germán Castro Caycedo‘, una obra que combina lo periodístico y lo íntimo, un homenaje a uno de los cronistas más importantes de Colombia.
A tres años de la partida del destacado periodista y escritor Germán Castro Caycedo, su hija, Catalina Castro Blanchet, ha lanzado un emotivo libro titulado «Mi padre, Germán Castro Caycedo», que combina lo público y lo íntimo en un homenaje profundo a la vida y obra de su padre. En una entrevista reciente en Radio Guatapurí, Catalina compartió los detalles de este proyecto, que surgió de la necesidad de mantener viva la memoria del cronista que documentó las realidades más crudas de Colombia durante más de seis décadas.
Durante la conversación, Catalina explicó cómo, a lo largo de más de 700 páginas, aborda las etapas más significativas de la vida de Germán Castro Caycedo, combinando cartas personales, recuerdos familiares y reflexiones sobre su impacto en el periodismo colombiano. Este libro es el resultado de una investigación que inició junto a su padre en 2019, antes de su fallecimiento, y que luego concluyó con el apoyo de su madre, Gloria Moreno.
Catalina también destacó cómo su padre nunca buscó el reconocimiento, sino que, para él, el periodismo era una necesidad vital, una forma de dar voz a quienes no la tenían. En la entrevista, reflexiona sobre las enseñanzas que le dejó Germán en torno a la independencia del periodismo, la defensa de la verdad y el respeto por las comunidades más vulnerables. Este libro, publicado por Editorial Planeta, se convierte en un legado familiar que honra la trayectoria de uno de los cronistas más importantes de la historia de Colombia.
En Señal Literaria de Señal Colombia, Catalina Castro Blanchet nos ofrece un acercamiento íntimo y revelador sobre la vida y obra de su padre, Germán Castro Caycedo, una de las figuras más destacadas del periodismo colombiano. En conversación con Erick Duncan, Catalina comparte los detalles que dan vida a su libro Mi padre, Germán Castro Caycedo, una biografía personal y profesional del cronista que documentó la realidad de un país convulsionado por la violencia, la injusticia y la diversidad cultural. Este homenaje marca los tres años desde la partida del autor, tiempo durante el cual su legado ha seguido resonando a través de sus escritos y de las historias que construyó con rigor y pasión.
En la entrevista, Catalina aborda no solo la monumental obra de su padre, sino también las experiencias y anécdotas que marcaron su vida familiar. Su libro, que combina memorias familiares y análisis profundo de los trabajos periodísticos más emblemáticos de Germán, como Colombia amarga y El Karina, ofrece una mirada completa y sincera sobre un hombre que defendió la verdad, la libertad de expresión y la necesidad de contar las historias de las «otras Colombias», aquellas que no aparecen en los titulares, pero que definen la verdadera esencia del país. Catalina rememora cómo, de niña, acompañaba a su padre en viajes de investigación que luego serían parte de sus grandes crónicas, y cómo esa experiencia influenció tanto su visión de la vida como su vínculo familiar.
La conversación también se adentra en el método de trabajo que Germán perfeccionó a lo largo de seis décadas, un estilo que rompía con las narrativas convencionales al centrarse en los testimonios directos y en la investigación de campo. Catalina destaca cómo su padre fue pionero en el uso de la crónica para documentar conflictos armados, problemáticas sociales y la lucha por los derechos humanos y el medio ambiente en Colombia. Este homenaje en Señal Literaria permite revivir la obra de un hombre que, hasta sus últimos días, fue fiel a su compromiso de mostrar el país desde las voces de quienes vivían sus realidades más crudas.
Catalina Castro Blanchet, hija del periodista Germán Castro Caycedo, fue entrevistada por Laura Galindo, editora cultural de RTVC Noticias, para hablar sobre su libro Mi padre, Germán Castro Caycedo.
En esta conversación, Catalina comparte detalles sobre la creación del libro, las enseñanzas que le dejó su padre, y el reciente homenaje que RTVC rindió al periodista al inaugurar una sala de redacción en su nombre. A continuación, la entrevista completa:
Laura Galindo (LG): Hola a todos, bienvenidos a Noticias Culturales. Hoy suceden dos cosas muy importantes. La primera es que en RTVC Noticias, en el Sistema de Medios Públicos, inauguramos la sala de redacción Germán Castro Caycedo. Y la segunda, que mi invitada de hoy es la autora de este libro, Mi padre, Germán Castro Caycedo, Catalina Castro.
Catalina Castro Blanchet (CCB): Laura, muchas gracias. Me hiciste lagrimear con esa canción. Gracias.
LG: La escogí porque tengo entendido que era una de las que le gustaba a Germán Castro Caycedo.
CCB: Sí, le gustaba. Creo que, además, él siempre hizo las cosas a su manera. Y al escribir este libro, yo también le dije: “Papá, esta vez yo también voy a hacer las cosas a mi manera”. Entonces, me llega al alma, me emociona mucho. Gracias.
LG: Qué bonito. Este libro, de alguna manera, tiene una estructura epistolar, ¿no? Son cartas, además de los textos de Germán Castro Caycedo, y hay unos códigos QR para leer sus columnas. También hay unas cartas entre usted y él que son muy emotivas. ¿Cómo llegó a ese formato y cómo fue el proceso?
CCB: La idea era escribir este libro con mi papá, hacerlo a cuatro manos. Yo no soy escritora, soy arquitecta, así que estaba tranquila, pero mi papá se me fue antes de empezar a escribir. Estuve mucho tiempo buscando una estructura para legitimar mi voz, porque ya no funcionaba la tercera persona. Encontré una secuencia rota entre la última semana de mi papá y su vida. Las cartas fueron una manera de dejar entrar su pluma en el relato de una forma más íntima. Mi papá y yo tuvimos una relación epistolar que duró toda la vida, desde el día de mi nacimiento, cuando él me escribió la crónica de ese día.
LG: Gracias a esas crónicas maravillosas y a todos esos libros, Germán Castro Caycedo se convirtió en un referente para todas las generaciones de periodistas que lo hemos seguido. Y tanto es así, que ahora le rendimos homenaje en nuestra sala de redacción. Tengo entendido que esto fue una sorpresa para usted.
CCB: Exactamente, no teníamos ni idea. Agradezco en nombre de mi papá este gran homenaje. Sé que, desde donde esté, estará acompañando e iluminando a estos periodistas con este oficio tan noble y tan importante en el país.
LG: Hay un capítulo dedicado a las Fuerzas Armadas y otro a los paramilitares. Siempre nos han dicho que el periodismo debe ser objetivo, pero lo hacen seres humanos, así que es difícil lograrlo. ¿Cómo manejaba Germán Castro Caycedo ese equilibrio?
CCB: Mi papá siempre dijo que la objetividad no existe en la medida en que hay seres humanos de por medio. Existe la precisión y el equilibrio, y la forma de llegar a eso es mostrar todas las caras de un problema, desde la guerra hasta la Colombia profunda. Eso es parte de su metodología y una de sus grandes enseñanzas. Aplicó este principio a lo largo de sus 60 años de ejercicio profesional en todos los medios que tocó.
LG: Germán Castro Caycedo se metió en lugares muy peligrosos. Como niña o adolescente, ¿era consciente de esos riesgos? ¿Cómo lo manejaban en familia?
CCB: Creo que nunca se manejó como tal. Para mí, mi papá no era Germán Castro Caycedo, era simplemente mi papá. Las situaciones de riesgo las enfrentamos en familia, pero muchas de ellas las vine a descubrir escribiendo este libro. Creo que sí me protegieron, pero también creo que mi papá nunca tuvo miedo. Siempre decía que sus armas eran la independencia y mostrar el país desde todos los ángulos. Eso lo respetaban todos los sectores, incluso cuando lo criticaban.
LG: ¿Tiene algún libro favorito de su padre?
CCB: Mi libro favorito es El Cachalandrán Amarillo, aunque no es de los más conocidos. Me liga mucho a mi padre porque recoge mitos y leyendas de Colombia. Son 26 relatos. Para ese libro viajé con él a varios rincones a escuchar a juglares contarnos esas historias. Es el libro que tengo al lado de mi cama porque es mi papá contándome historias antes de dormir para ahuyentar mis miedos.
Con una profunda admiración y un claro compromiso hacia la memoria de su padre, Catalina Castro Blanchet ha lanzado una obra que permite a los lectores sumergirse en la vida y pensamiento del cronista más influyente de Colombia. Mi padre, Germán Castro Caycedo, publicado por Editorial Planeta, no solo es un homenaje, sino una minuciosa investigación que se entrelaza con recuerdos personales, correspondencia y anécdotas que construyen una imagen completa de un hombre que dedicó su vida a entender y narrar las múltiples caras de Colombia.
La revista La Palabra, de la Universidad del Valle, ha publicado una reseña profunda sobre este libro, destacando cómo Castro Blanchet consigue fusionar los relatos familiares con el compromiso periodístico que marcó la carrera del cronista, conocido por sus investigaciones en profundidad y su habilidad para captar la realidad «sin adornos innecesarios», y que también dejó un legado imborrable en el periodismo colombiano.
El periodismo como forma de vida
Uno de los aspectos más notables que recoge el libro es el enfoque riguroso que Germán tenía hacia el periodismo. Para él, la crónica debía reflejar la verdad, sin caer en excesos ni recursos literarios superfluos. Catalina cita varias de las lecciones que su padre compartió a lo largo de los años: “El periodista que se atreve a decir que ‘los arreboles de la tarde mueren en el río’ debería dedicarse a escribir cuentos”, decía, dejando claro que el periodismo debía ser directo, con los pies en la tierra.
En la reseña de La Palabra, se menciona cómo Mi padre, Germán Castro Caycedo se convierte en una guía de su forma de entender la escritura y el periodismo, una guía que, según la autora, debería permear las escuelas de periodismo del país: “Para mi papá, lo fundamental era ir al lugar de los hechos, sentir la realidad de las personas y contarla tal como es”.
Una mirada íntima
A lo largo del libro, Catalina nos presenta a un Germán que, más allá del periodista, era un padre, un esposo y un hombre con sus propios miedos y fortalezas. La Palabra destaca el capítulo ‘Juventud y vocación’ como uno de los más emotivos, donde se puede sentir la lucha de Germán por mantener la pulcritud en su trabajo y su compromiso con su familia. Las reflexiones de Catalina sobre los últimos días de su padre permiten al lector conectar con un ser humano que siempre mantuvo la dignidad en todo lo que hacía, incluso en los momentos más difíciles.
En un pasaje del libro, Catalina recuerda un gesto que compartieron: “Le tomaba la mano y le pedía que me apretara si sentía dolor. Llegó un punto en que ya no podía apretar, pero me seguía sosteniendo”. Este tipo de momentos profundos permiten que la obra no solo sea un recuento de la carrera de un periodista, sino también una exploración personal del duelo, la memoria y el amor filial.
Una obra que trasciende el periodismo
Lo que hace especialmente valiosa esta obra, tal como subraya la reseña de La Palabra, es cómo Catalina logra combinar los relatos periodísticos con la narración personal. El libro no solo es un homenaje a un hombre que marcó generaciones con sus crónicas, sino también una reflexión sobre el rol del periodismo en una sociedad marcada por la complejidad, la violencia y la resistencia.
El recorrido por la obra de Germán Castro Caycedo, desde Colombia amarga hasta Perdido en el Amazonas, pasando por tantos otros títulos fundamentales, permite al lector apreciar la dedicación de un hombre que entendió el país de una manera visceral, profunda y auténtica. Mi padre, Germán Castro Caycedo es, en definitiva, un testimonio de una vida dedicada al periodismo, con la ética y el compromiso que tanto le caracterizaban.
Catalina Castro Blanchet, hija del fallecido escritor y periodista Germán Castro Caycedo, presenta un homenaje a su padre con un libro que recorre su legado y sus más grandes entrevistas.
El pasado 28 de junio, la Revista Cambio publicó un artículo sobre el lanzamiento del libro Mi padre, Germán Castro Caycedo, escrito por Catalina Castro Blanchet, una obra que recopila memorias y experiencias significativas del legendario cronista colombiano. Este libro, publicado por Editorial Planeta, ofrece a los lectores una mirada profunda y personal a la vida y obra de uno de los periodistas más influyentes de Colombia.
Catalina ha logrado plasmar en este libro las conversaciones íntimas que sostuvo con su padre, reflejando su pasión por el periodismo y su dedicación a contar las historias más auténticas y complejas del país. Las páginas de Mi padre, Germán Castro Caycedo no solo recorren los más de 20 libros que escribió, sino que también destacan su incansable labor por retratar la realidad colombiana desde una perspectiva crítica y humanista.
En la entrevista con Julio Sánchez Cristo, Catalina compartió detalles sobre algunas de las entrevistas más memorables que realizó su padre, incluyendo las que sostuvo con figuras icónicas como Gabriel García Márquez y Pablo Escobar. Estas entrevistas, ahora accesibles gracias al esfuerzo de Catalina por preservar y difundir el legado de su padre, son piezas clave para entender la historia reciente de Colombia.
Julio Sánchez Cristo subrayó la importancia de este libro como una fuente invaluable para aquellos que desean conocer más sobre Germán Castro Caycedo y su impacto en el periodismo colombiano. Mi padre, Germán Castro Caycedo no es solo un homenaje al hombre detrás del cronista, sino también una obra fundamental para quienes buscan comprender mejor la historia y la cultura de Colombia.
En un diálogo epistolar lleno de nostalgia y admiración, Catalina Castro Blanchet y Álvaro Castillo Granada reflexionan sobre la obra Mi padre, Germán Castro Caycedo, destacando la profunda conexión entre la arquitectura y la escritura que permea esta biografía.
El 3 de agosto de 2024, la revista Cromos publicó una carta conmovedora escrita por Álvaro Castillo Granada, dirigida a Catalina Castro Blanchet. En esta misiva, Castillo Granada, un querido amigo de la familia Castro y reconocido librero, relata su experiencia al lee la biografía que Catalina dedicó a su padre, uno de los más grandes cronistas de Colombia.
Castillo Granada, que conoció a Catalina desde su niñez y fue testigo del desarrollo de su vocación literaria, no solo elogia la estructura del libro sino que también reflexiona sobre cómo Catalina ha logrado construir una «arquitectura textual» que fusiona de manera magistral la vida y el legado de su padre con sus propias vivencias y sentimientos.
Catalina, en su respuesta, revela cómo la impactaron las palabras de Álvaro, reconociendo su influencia en su formación literaria desde sus primeros encuentros con la poesía. Ella menciona cómo este libro no solo es un tributo a su padre sino también una realización personal que surge de la simbiosis entre su amor por la arquitectura y la escritura.
A continuación, la versión completa de este intercambio:
Una arquitectura textual
Acabo de terminar la última página, la 711, de un libro que llevaba varios años esperando: Mi padre, Germán Castro Caycedo, de Catalina Castro Blanchet.
Gloria Moreno, su madre (quien me dio la oportunidad de empezar en mi oficio de librero hace ya casi 36 años), me lo venía anunciando: “Catalina está escribiendo un libro sobre Germán… Si vieras la belleza… Estoy asombrada…”.
No alcanzaba a imaginármela. La conocí cuando tenía 11 años. Era una niña inquieta y tímida, fascinada con la gimnasia, a la que recuerdo cuando iba de visita a la librería Enviado Especial Libros, propiedad de su madre, y nos sentábamos, a veces, en el banco que nos servía de escalera, a leer cuentos o a contarnos historias. Después se fue transformando en una joven que decidió seguir su vocación desde muy rápido: la arquitectura. No creo, ahora que lo pienso, haberle oído hablar de otra profesión para su vida.
La última vez que la vi fue hace más de veinte años. Veo el sitio exacto: Merlín, un café en el barrio La Macarena. Yo iba a hacer una visita. Pasé frente a una ventana y la vi sentada. Le hice señas. Nos saludamos.
No he dejado de saber de su vida gracias a los suyos. Esa niña se ha transformado en una mujer talentosa. Profesional y madre.
Y ahora, para mi sorpresa y asombro, escritora.
Cerré el libro y me quedé pensando sin salir de mi deslumbramiento: ¿Cómo pudo escribir una historia tan vasta, entrañable y compleja como esta sin caer en el facilismo de la sensiblería o el afán de protagonismo? ¿Cómo contar la historia de su padre, que es al mismo tiempo, la historia de casi los últimos sesenta años de este país? ¿Cómo no avasallarse ante el personaje, el cúmulo de información y descubrimientos que fueron llegando después de su partida?
En la página 607 encontré una de las claves: “Escribir esta parte del libro representó para mí un triple desafío: primero, intentar entender y explicar con precisión episodios claves del conflicto armado colombiano, en aras de contextualizar las luchas de mi papá, que, como a pocos, le cabía todo el país en la cabeza. Segundo, escoger qué fragmentos de su trabajo abordar, pues dedicó toda su vida profesional a recorrerlo y entenderlo y, al mismo tiempo, darles una forma coherente que equilibrara sus experiencias personales con el contexto histórico, que me imponía una visión más cronológica. Pero quizás lo más desafiante fue entretejer esta tarea con la de narrar sus últimos días. El deber y el sentimiento se debatieron en cada línea”.
La otra clave es la siguiente: sólo una arquitecta podría armarla. Alguien capaz de mirar las partes y el todo, a través de las ventanas de lo público y lo privado. De la intimidad. De lo que “se preserva para uno mismo” y se decide, gracias a una estructura dramática, dejar ver a los demás. Una “arquitectura textual” (como le gusta decir a Hernando Cabarcas).
Partiendo de la reconstrucción de los últimos días de su padre, irse adentrando en las habitaciones de su vida, abriendo puerta tras puerta, para dejarnos ver el retrato de un hombre para el que “el mayor sentimiento de libertad no es poder recorrer parte del mundo ni intentar vivirlo intensamente cada vez que me asomo a culturas diferentes a la mía, sino tener la oportunidad de describirlo”.
Escrito, además, con una sobriedad absoluta. Y una capacidad de reflexión, sugerencia y síntesis que me hace pensar en una vena poética que debe habitarla. No sé por qué creo que la lectura de Eliseo Diego (de quien recuerdo haberle hablado alguna vez hace casi treinta años y de quien trajo Nombrar las cosas, de una visita a Cuba) la ha respaldado y consolado en esta historia. No es posible escribir un libro como este sino es acompañado por la capacidad que tiene un poeta de ordenar y construir el mundo a partir de las palabras que lo habitan y siguen todos los días.
Es un libro hondo y hermoso. Contado desde una memoria que extraña y descubre para encontrar, a través de la escritura, la posibilidad de cerrar una historia que debe ser contada desde adentro. Desde las habitaciones por donde transcurren nuestros días y desde las que salimos para encontrarnos con la aventura de estar en el mundo con nuestras palabras. Contar la historia de Germán Castro Caycedo para, habitado por ella, seguir contando la de Catalina Castro Blanchet que, desde ya, los lectores estamos esperando.
Álvaro Castillo Granada
Chapinero, Bogotá, 7 de julio de 2024
Ese otro que también me habita
Voy en una nave que me transporta a un mundo paralelo, un viejo y conocido universo que siempre he llevado en mí, pero que tan solo hoy se materializa. Atravieso el océano con tus palabras como compañía y retumban en mi alma desde anoche: son para mí el premio del gran jurado, “algo inmenso en mi corazón”, como me lo escribió mi padre algún día.
En mi edificación “literaria”, es decir en la estructura de una parte importante de mi ser, fuiste constructor sin ser arquitecto, una de las vértebras, quizás la médula, de mi columna vertebral. Eres, en definitiva, uno de esos seres que por fortuna la vida pone en el camino para erigir paso a paso nuestra esencia. Por eso, a pesar de que no nos vemos hace muchos años, estás siempre en mí, en ese otro que también me habita (como escribió Darío Jaramillo).
Esa niña de 11 años, apasionada por la gimnasia olímpica, que soñaba con ser arquitecta y que se enamoró de Baudelaire a sus 13, encontró, a través tuyo, el amor por la poesía y la literatura latinoamericanas. Por eso, no es gratuito que aquel poema de Eliseo Diego, a quien me introdujiste, y cuyo libro “usado” Nombrar las cosas (el que traje de Cuba para darle una segunda vida, o sabrá Dios en que reencarnación iría cuando cayó en mis manos), sea el preámbulo de este nuevo hijo que acaba de nacer. El temor al papel en blanco, nunca había tenido para mi tanto sentido, ni la poesía que llevo dentro hubiese encontrado mejor terreno que este viaje por la vida de mi padre y parte de la mía.
Desde que amé la poesía, la escritura estuvo en mí, porque allí sentados en ese “banco que nos servía de escalera” me llevaste a Diego, pero también a Neruda y sus preguntas, Paz y Benedetti, y también a Julius y al mundo de los cuentos de Bryce, o de Alejo Carpentier, Los cuentos peregrinos de tu Gabo o a Mutis y su Ultima escala del Tramp Steamer, sin duda dos de los libros que me hicieron amar esta literatura nuestra. En ese banco, decía, gracias a ti, repito, descubrí parte del mundo que hoy me define. Desde que abriste las puertas a ese universo de gotas negras sobre blanco, en mi intimidad, lleno cuadernos y cuadernos de frases, palabras, algunas veces acompañadas por dibujos, diarios y diarios como el de Frida (a mi escala claro), que también tu pusiste en mis manos. Esas aproximaciones a poesías, que guardé durante décadas, en efecto son el tímido poeta que llevo adentro. Pero un poeta que jamás pensó que la vida le regalaría la oportunidad de escribir, no solo para cumplir una promesa, sino también para ser leída por otros. Jamás imaginé que, al ser arquitecta, en vez de alejarme de la escritura, me acercaba a ella, así que gracias a tu hermosa analogía, ya estos dos seres que me habitan no se debaten sino que conviven. Hoy soy ese ser que ama la arquitectura, pero que fue capaz, sobre pasando todos los obstáculos y sus propias limitaciones, el duelo “y tantos descubrimientos póstumos”, de hacer una arquitectura textual, como me siento honrada que la llames, y más aún que la elogies.
Tus palabras son en extremo generosas, demasiado, tanto que no creo merecerlas a este punto. Pero tu estimulo me impulsa y me llena de alegría, por eso y por leerme y por haber construido ese otro que también me habita, te estaré eternamente agradecida.
Catalina Castro Blanchet
El Cielo, 8 de julio de 2024
Video embebido: (Aquí se incluirá el enlace o video correspondiente si aplica)