En una emotiva entrevista con Gustavo Nieto Huertas en la sección ‘TVO Leyendo’ Noticias RCN, Catalina Castro Blanchet, hija del gran cronista colombiano, comparte detalles sobre el proceso de creación del libro Mi padre, Germán Castro Caycedo y reflexiona sobre el impacto perdurable de su padre en el periodismo colombiano.
En una conversación que evoca recuerdos profundos y una conexión profesional y personal única, Catalina Castro Blanchet narra cómo surgió la idea de escribir el libro en colaboración con su padre. Germán, inicialmente reticente a la idea de contar su propia historia, finalmente accedió a trabajar junto a su hija en lo que sería una obra que no solo captura la esencia del gran periodista, sino también la relación íntima entre los dos.
Catalina relata cómo las conversaciones y el trabajo en conjunto con su padre revelaron la magnitud de su obra, quien, al mirar atrás, admitió con humildad y sorpresa: «Carajo, si es que he hecho mucho». Este reconocimiento se convierte en uno de los momentos más conmovedores del libro, que Gustavo Nieto describe como una verdadera «cátedra de periodismo puro y limpio».
La entrevista también profundiza en la importancia de la relación entre Germán y su esposa Gloria Moreno, a quien Catalina reconoce como una figura crucial en la vida y carrera de su padre. Según Catalina, él no habría llegado donde llegó sin el apoyo incondicional ella, quien no solo fue su compañera de vida, sino también su crítica literaria más rigurosa y su mayor aliada en la batalla por defender la libertad de expresión.
Al hablar sobre la realización del libro, Catalina destaca el papel fundamental de la Editorial Planeta y sus editores, quienes la apoyaron tanto en el aspecto literario como en su proceso personal de duelo. «Este libro no sería lo que es hoy sin ellos», asegura Catalina, subrayando la importancia de contar con un equipo que comprendiera y respetara la magnitud del proyecto.
Uno de los momentos más reveladores de la entrevista ocurre cuando Gustavo pregunta a Catalina sobre su libro favorito en la obra de su padre. Sin dudarlo, Catalina menciona El Cachalandrán Amarillo, una obra que, según dice, resuena profundamente por ser una colección de cuentos que le recuerdan las historias que su padre le contaba para ahuyentar sus miedos en la noche.
La entrevista concluye con una reflexión sobre el reto de seguir adelante sin Germán. Catalina afirma que, aunque ya no puede llamarlo ni tener esas conversaciones que tanto extraña, su padre sigue presente en cada aspecto de su vida. «Este libro es una manera de que no se vaya nunca», dice Catalina, dejando claro que el legado de Germán Castro Caycedo sigue vivo no solo en las páginas de su obra, sino también en el corazón de quienes lo conocieron y amaron.
El pasado 31 de julio, en la sección ‘El Reporte Coronell’ de W Radio, se revivió el doloroso episodio de la toma y retoma del Palacio de Justicia y la controversia en torno a la muerte del magistrado Carlos Horacio Urán. Durante el programa, se abordó la nueva postura de la fiscal delegada ante la Corte Suprema de Justicia, Marlene Orjuela, quien sostiene que Urán murió en un cruce de balas dentro del palacio. Esta afirmación contrasta con la evidencia de varios periodistas que indican que Urán salió con vida del edificio y posteriormente fue asesinado por las fuerzas del Estado.
El magistrado Urán se comunicó ese fatídico 6 de noviembre de 1985 con su esposa, Ana María Bidegaín, para decirle que un grupo armado se había tomado el Palacio de Justicia, y desde ese momento empezó un calvario que se ha extendido por casi 4 décadas, con una familia en busca de justicia y un sistema que tarda y retrocede a pesar de los esfuerzos desde la prensa y los diferentes sectores para esclarecer la verdad de los sucedido.
En el programa radial fue entrevistada Ana María Bidegaín, viuda del magistrado, quien narró el impacto que estos hechos tuvieron en su familia. Señaló que la evidencia muestra claramente que su esposo fue ejecutado extrajudicialmente, a pesar de las recientes declaraciones de la fiscal delegada. Y esta afirmación se sustenta en los hallazgos de tres figuras claves del periodismo: Germán Castro Caycedo, amigo del magistrado, quien recibió una llamada desde el Palacio de Justicia, en la que Urán le pedía interceder para evitar la retoma porque, según aseguraba el periodista, le preocupaba que “mataran civiles que todavía estaban allá”.
Cuando Castro Caycedo intentó buscar ayuda, se acercó al periodista Yamid Amat. Su respuesta fue contundente: “hay censura”. El Gobierno había limitado la prensa para realizar la operación militar que terminó en una masacre que marcó la historia de Colombia.
Germán Castro Caycedo jugó un rol crucial en descubrir la verdad sobre la desaparición y muerte de su amigo, el magistrado Urán. Durante muchos años, con el apoyo de varios periodistas y medios de comunicación, lograron hallar evidencia contundente: primero, junto al periodista investigador Ignacio Gómez en El Espectador, encontraron contenido audiovisual que demostraba que Urán había salido del Palacio de Justicia vivo y cojeando. Este testimonio fue corroborado en su momento por una periodista: Julia Navarrete, de Caracol Radio, quien le avisó a la profesora Bidegaín que su esposo estaba con vida. Ella había llevado un video del Noticiero 24 horas con la prueba al General Nelson Mejía, procurador delegado de las fuerzas militares; el cual finalmente despareció. Posteriormente, en Noticias Uno, Daniel Coronell recibió dicho video de una fuente oculta y se encontró nuevo material que permitió refutar la versión oficial de los hechos.
Ángela María Buitrago y la investigación que llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos
La fiscal Ángela María Buitrago, quien hoy es ministra de Justicia, llevó a cabo una investigación exhaustiva que reveló que el magistrado Carlos Urán fue asesinado por las fuerzas del Estado. Buitrago encontró pruebas contundentes, como audios y videos, que mostraban que las fuerzas del Estado ejecutaron a Urán y a otros civiles, presentándolos falsamente como guerrilleros abatidos en combate. También descubrió objetos personales de Urán, como su billetera, en instalaciones militares, lo que corroboraba la ejecución extrajudicial.
El acervo probatorio presentado por la entonces Fiscal Buitrago no dejaba lugar a dudas: el magistrado fue asesinado y señalado por el Gobierno como un combatiente del M-19. Había material audiovisual, pruebas recopiladas por la fiscalía, un video desparecido a propósito por los militares… la pregunta que queda es: ¿por qué ahora se descarta este lamentable hecho?
Este fue el dictamen de la Corte Interamericana de Derechos Humanos:
Sobre la presunta desaparición y ejecución extrajudicial de Carlos Horacio Urán
Sobre la presunta desaparición y ejecución extrajudicial de Carlos Horacio Urán
359. (…) la Corte considera que el señor Urán Rojas pudo haber sido considerado como sospechoso por parte de los agentes estatales. Por tanto, es posible que este haya sido tratado como tal, separado del resto de los rehenes, que no haya sido registrada su salida del Palacio de Justicia, ni si fue trasladado a algún otro lugar. En este sentido, la Corte resalta que en el 2007 fueron encontradas pertenencias de Carlos Horacio en una caja de seguridad en la Brigada XIII, sin que el Estado haya presentado ninguna explicación al respecto
364. De forma similar, la Corte considera que al tomar en cuenta todos los indicios señalados, se puede concluir que Carlos Horacio Urán Rojas fue herido en la pierna izquierda dentro del Palacio de Justicia, pero salió con vida del mismo en custodia de agentes estatales (…) Posteriormente, cuando se encontraba en un estado de indefensión causado por las demás lesiones, fue ejecutado.
B.2.e) Violaciones alegadas de los artículos 7, 5.1, 5.2, 4.1 y 3 de la Convención Americana, en virtud de la desaparición forzada y posterior ejecución de Carlos Horacio Urán Rojas
367. En el caso particular de Carlos Horacio Urán Rojas, la Corte resalta que: (i) la salida con vida y posterior detención del señor Urán Rojas no fue registrada por el Estado (…) (ii) la esposa del señor Urán Rojas se dirigió al Hospital Militar el 7 de noviembre y al preguntar por su paradero “[la] deja[ron] en un cuarto aparte durante un rato más o menos como una hora y media” (iii) el entonces Viceministro de Salud “investigó en todas las clínicas y hospitales de la ciudad y no pudo encontrarlo”; (iv) posteriormente la esposa del señor Urán Rojas se dirigió al Palacio de Justicia, pero “allá enc[ontró] amigos que [le dijeron] que ya no ha[bía] nada”; (v) el 8 de noviembre de 1985 fue a preguntar por él ante un General, a quien le mostró un video donde habían reconocido a su esposo, y éste no le devolvió el video ni tampoco consta en el expediente que haya investigado sobre el paradero de Carlos Horacio Urán Rojas, y (vi) el cadáver de Carlos Horacio Urán fue despojado de su ropa y lavado, probablemente para ocultar lo que realmente había ocurrido. Este Tribunal considera que todo lo anterior evidencia que lo sucedido a Carlos Horacio Urán Rojas cumple también con el elemento relativo a la negativa de información, característico de la desaparición forzada.
369. Adicionalmente, este Tribunal estableció que Carlos Horacio Urán Rojas fue ejecutado mientras se encontraba en custodia de agentes estatales, lo cual constituyó una ejecución extrajudicial. Por tanto, (…) el Estado violó los derechos reconocidos en los artículos 7, 5.1, 5.2, 4.1, y 3 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Carlos Horacio Urán Rojas.
Un relato de persecución por buscar justicia
Elena Urán Bidegaín, hija del magistrado Carlos Horacio Urán, escribió el libro ‘Mi Vida y el Palacio’, contando con el apoyo y consejo de Germán Castro Caycedo durante el proceso. Este no fue solo profesional, sino también fruto de una amistad profunda y duradera entre las dos familias. Germán ofreció su orientación y sus ideas, ayudando a Elena a estructurar su relato sobre la tragedia que vivió su familia.
Este texto clama justicia y cuenta cómo miles de familias en Colombia han tenido que huir de su país por buscar la verdad. En la diáspora, Helena creció con un profundo dolor y la imposibilidad de esclarecer la verdad. Tras años de exilio, regreso valientemente para exigir justicia y verdad y ha confrontado al establecimiento y a exmiembros del M-19, incluyendo al presidente de la república Gustavo Petro, por igual. Exigiendo responsabilidad y respeto por las víctimas.
Especial en Canal Capital
Antes de su fallecimiento, Germán Castro Caycedo grabó un programa especial para Canal Capital sobre el caso del magistrado Carlos Urán y la retoma del Palacio de Justicia. Aunque la entrevista original con Elena Urán Bidegaín se perdió por una dificultad técnica, Canal Capital creó una animación basada en un texto escrito por Germán, la cual se incluyó en el programa. Este especial reflejó los esfuerzos de Castro Caycedo por esclarecer los hechos y es legado de su dedicación para contar la realidad.
Puedes ver el programa de Canal Capital aquí:
Lo que cuenta Catalina Castro Blanchet en su libro ‘Mi padre, Germán Castro Caycedo’
Catalina Castro Blanchet, hija de Germán Castro Caycedo, también ha rescatado la historia de su padre y su búsqueda de justicia en su libro ‘Mi padre, Germán Castro Caycedo’. En este, Catalina destaca cómo su padre trabajó incansablemente para revelar la verdad detrás de la desaparición y muerte del magistrado Carlos Urán, mostrando su compromiso con la justicia y la verdad. También, cómo su familia acompañó a la esposa e hijas del magistrado asesinado durante los días del “holocausto”, como el mismo Germán definía este acontecimiento de la historia.
Fernando y mi padre recorrieron a pie la calle 19 hasta las oficinas de Caracol. Allí buscaron a Yamid Amat, entonces director informativo de aquella cadena radial, pero, para su sorpresa, él les contestó tajante que no podía desmentir lo dicho, pues por orden del Gobierno estaba prohibido transmitir lo que sucedía dentro del Palacio de Justicia. En cambio, lo que se difundía era un partido de fútbol. Tras varios minutos de insistencia y la inflexibilidad del colega, salieron de allí derrotados.
—En ese momento, Noemí Sanín era ministra de Comunicaciones y claramente había censura —recordó mi papá—. Yo se lo dije a Yamid de frente: “¿Censurar cuando hay más de cien vidas de por medio?” No hizo nada. Desde esa llamada, no volvería a saber más de Carlos.
Al final de la tarde, el fuego y los ataques ya habían tomado una violencia desproporcionada. Carlos se comunicó nuevamente con Ana, le habló de miedo, le transmitió su posición exacta y las personas con quienes se encontraba; sentía el calor del fuego y la asfixia del humo. Entre tanto, como recuerda su hija Helena Urán Bidegain en su libro Mi vida y el Palacio, Gloria “había asumido las tareas domésticas en nuestra casa desde esa tarde del 6 de noviembre. ‘Ana María, no te preocupes, que yo me encargo de todo aquí […]. Llevó una lasaña desde su casa para la cena, compró alimentos y pañales. Pensaba especialmente en la menor de mis hermanas porque sabía que, aunque aún era una bebé que no hablaba bien, absorbía todo el clima de angustia en la casa”.
Yo también estaba allí. Cenamos y las acompañamos durante buena parte de la noche. A primera hora de la mañana siguiente, mis padres regresaron a casa de los Urán Bidegain. Mientras Germán buscaba contactos, Gloria atendía a los amigos que desfilaban por allí, les preparaba café e intentaba aligerarle la vida a su amiga, por lo menos desde ese ámbito.
Hacia las dos de la tarde de ese segundo día, hubo una enorme explosión dentro del Palacio. Los periodistas Julia Navarrete, de Caracol Radio, y Rodrigo Barrera estaban desde el día anterior cubriendo la noticia, ubicados en un punto con buena visibilidad hacia la entrada del edificio. Fueron ellos los primeros en reconocer a Carlos entre un grupo de rehenes que salía del edificio. Navarrete le dijo a Ana que su esposo estaba herido en una pierna, pero le aseguró que lo había visto salir con vida de la batalla. Fue entonces cuando Fernando, Teresa, y mis padres decidieron irse a la Plaza de Bolívar y comenzar su búsqueda. La zona estaba militarizada. En medio del frío bogotano y frente a aquel terrible espectáculo bélico, se quedaron abrazados en una esquina mientras mi papá intentaba penetrar el edificio en ruinas. Se identificó como periodista e informó que buscaba a Carlos Horacio Urán; finalmente pudo entrar, pero no lo encontró. El recuerdo del olor a carne chamuscada lo acompañaría por el resto de su vida.
— A los cadáveres los estaban trasladando de sitio —me relató con la voz entrecortada en julio de 2020—. Eso es un delito. Salí de allí y algún militar abrió la carpa de un camión donde estaban los cadáveres de varios guerrilleros. Me subí sin vacilar, inspeccioné uno a uno esa montaña de cuerpos, pero no lo encontré. Al bajar, el militar me dijo: “Ahí están todos sus amigos”.
La angustia y el clamor de justicia de la familia Urán Bidegaín se mantiene por casi 40 años. La justicia en Colombia sigue sin esclarecer o proferir condena alguna ante la evidencia. El Palacio de Justicia fue restaurado, pero no la dignidad de las familias que sufrieron la desaparición de sus seres queridos.
Germán Castro Caycedo fue un defensor de la paz, un hombre que encontraba simpatía en todos los sectores políticos porque tenía una auténtica preocupación por la justicia social y por demostrar la realidad que enfrentan a diario millones de colombianos en todo el territorio, especialmente en las regiones más recónditas.
Sin embargo, siempre marcó una distancia clara con quienes para la época reclamaban presencia del Estado y atención los más vulnerables del país por la vía de la violencia. Su accionar fue a a favor de la paz, tal vez por una fe inconmensurable en la capacidad humana de convivir y construir colectivamente, como lo hacían los colonos en la orilla de la selva que visitó tantas veces.
Más allá, jamás en ninguno de sus libros Germán hizo una alabanza a la guerra, sino todo lo contrario. Así que, sin hacer parte de nuestra organización, lejos de ello, él era un militante de paz y de la causa social, y tenía un profundo sentido de amor por este país.
Otty Patiño, alto comisionado para la paz y exmiembro del M-19 (‘Mi padre: Germán Castro Caycedo’, Catalina Castro Blanchet, 2024).
Radiónica ha publicado una entrevista imperdible con Catalina Castro Blanchet, donde nos revela los detalles más íntimos sobre la creación de su libro «Mi padre, Germán Castro Caycedo». En esta biografía, la autora no solo nos comparte la vida y legado de su padre, sino que también nos sumerge en un viaje personal lleno de emociones, recuerdos y una profunda admiración hacia nuestro recordado ‘Enviado Especial’.
En la entrevista, Catalina habla sobre cómo, desde muy joven, vivió con la constante preocupación por la desaparición de su padre debido a los riesgos inherentes a su profesión. Esta biografía, según ella, fue un proceso inevitable y necesario, una manera de lidiar con el miedo y la ansiedad de perderlo, y al mismo tiempo, una forma de preservar su legado.
Catalina comparte cómo este libro es el resultado de casi una década de trabajo, comenzando junto a Germán y culminando después de su fallecimiento en 2021. La obra combina recuerdos personales con la vasta experiencia periodística de Germán, logrando capturar la esencia de un hombre que, durante sesenta años, dedicó su vida a narrar las historias más complejas de Colombia.
«La Vida es un círculo»
Uno de los momentos más conmovedores que Catalina comparte en la entrevista es cuando lee un fragmento del libro: «La vida es un círculo. Sí, papá: un alacrán que se muerde la cola. Escribiste mi nacimiento, mi matrimonio y los nacimientos de mis hijas. Ahora yo debo cerrar el círculo y relatar tu muerte para perpetuar tu vida». Este fragmento encapsula la relación profunda y el compromiso de Catalina de mantener vivo el legado de su padre.
Para conocer más detalles sobre esta obra y las reflexiones de Catalina, te invitamos a leer la entrevista completa en Radiónica y ver el video de la entrevista.
Esta biografía además de ser una exaltación de un legado y un método que el mismo escritor y periodista se propuso divulgar, es también una ventana hacia el corazón de una hija que encontró en la escritura una manera de mantener viva la memoria de su padre.
En una reciente entrevista con W Radio, la General Laura Richardson, comandante del Comando Sur de Estados Unidos, ofreció su visión sobre la colaboración entre su país y Colombia en la lucha contra el narcotráfico. Richardson destacó los esfuerzos del ejército colombiano, elogiando su dedicación para contrarrestar las organizaciones criminales transnacionales. «Todo lo que el ejército colombiano está intentando hacer para contrarrestar a las organizaciones criminales transnacionales, están haciendo un gran trabajo», afirmó con convicción. También enfatizó que esta cooperación está fundamentada en los derechos humanos y el estado de derecho, lo cual considera esencial para la profesionalización de las fuerzas militares colombianas.
Esta visión planteada por la militar norteamericana no contrasta necesariamente con la postura del presidente Gustavo Petro, planteada al inicio de su gobierno al referirse a las relaciones con Estados Unidos, esto como una respuesta a la preocupación de amplios sectores políticos, gremios e incluso del periodismo. Petro hizo énfasis en la protección ambiental y en la lucha contra las organizaciones criminales que se sostienen de la economía de la narcotráfico.
Germán Castro Caycedo, en su libro ‘Nuestra guerra ajena’, presentó una perspectiva crítica sobre la intervención de Estados Unidos en Colombia. Esta postura, basada en hechos incontrovertibles, se presenta en una idea de la geopolítica moderna que se construye sobre el pulso del poder mundial para controlar la reservas de agua dulce. Lo cual, ya es sabido, no es una teoría de la conspiración sino una situación con hechos y conflictos registrados. Según el ‘UN World Water Development Report 2024’ de la UNESCO, las tensiones por el agua están aumentando los conflictos en todo el mundo. El documento establece la necesidad de una cooperación internacional para gestionar los recursos hídricos de manera sostenible.
Según Castro Caycedo, la guerra contra las drogas ha sido una pretexto de Estados Unidos para controlar los recursos naturales de Suramérica , especialmente el agua. Según las fuentes contrastadas, la verdadera motivación detrás de estas acciones era la escasez de agua que enfrenta Estados Unidos y la necesidad de asegurar el acceso a las reservas de agua dulce en regiones como la cuenca del Amazonas, el acuífero Guaraní y los lagos de la Patagonia.
El escritor parecía señalar que «quien controle el agua dulce, controlará el mundo», refiriendo una especie de cambio de paradiggma en el pensamiento geopolítico. En su obra, expuso cómo la mayor riqueza de agua dulce del planeta se encuentra en Suramérica, y cómo la crisis hídrica en Estados Unidos ha llevado al país a mirar hacia el sur con interés estratégico. Esta perspectiva invita a cuestionar las verdaderas intenciones detrás de la lucha contra el narcotráfico, sugiriendo que se trata de una coartada para avanzar en el control de los recursos naturales de la región.
Volviendo a las declaraciones de Richardson, esta reafirmó en la entrevista su confianza en el ejército colombiano para enfrentar a los grupos criminales, incluidos los remanentes de las FARC. «Estoy muy orgullosa de todo lo que hacen, y sé que la gente colombiana está muy orgullosa de su ejército también», declaró. Esta visión optimista contrasta fuertemente con la crítica de Castro Caycedo, quien argumentó que la intervención estadounidense había llevado a la devastación ambiental y social en Colombia, beneficiando principalmente a grandes corporaciones mientras los campesinos y el medio ambiente sufrían las consecuencias. Aquí no solamente cabe mencionar el impacto del glifosato sobre el medio ambiente y los ecosistemas subyacentes a la frontera rural amazónica, donde se refugian la economía ilícita y los grandes cultivos de coca; sino que también hay que señalar el protagonismo de los mercenarios (llamados en Colombia “contratistas”), en escándalos que incluyeron desde la explotación sexual de mujeres vulnerables, hasta consumo de drogas en áreas reservadas para las fuerzas armadas.
Esto sin mencionar los inmensos costos sociales de la guerra contra las drogas en Colombia que, a lo largo de la historia, ha dejado decenas de miles de muertos, desaparecidos y la exacerbación del conflicto armado interno a causa de la estigmatización y judicialización de cultivadores y consumidores, mientras las poderosas estructuras criminales se mantenían al margen y protegidas por un sistema judicial excluyente que resultaba ser más benévolo con los grandes capos de narcotráfico; quienes aún siendo extraditados terminaban recibiendo beneficios incluso de la justicia estadounidense.
El análisis de Castro Caycedo no se limitó a la crítica de la intervención norteamericana. También cuestionó la postura del gobierno colombiano frente a la guerra contra las drogas, señalando que el verdadero problema radicaba en la demanda de drogas en el primer mundo y la consecuente devastación que esta generaba en el sur del continente. Cabe señalar que la financiación recibida por Colombia para la llamada “guerra contra las drogas”, se convirtió en parte fundamental del desarrollo militar nacional; hasta el punto en que dichos presupuestos fueron usados para confrontar, no solo al narcotráfico, sino también a los grupos rebeldes que desafiaron al Estado colombiano. Es decir, ya no sólo era un asunto de combatir la criminalidad en torno al narcotráfico, sino también de fortalecer las fuerzas armadas en un conflicto interno que no tenía sus raíces en los cultivos Ilícitos sino en la desigualdad qué caracteriza al país.
Los escritos de German Castro Caycedo, dejaron en evidencia cómo la guerra contra las drogas había resultado en la defoliación masiva de la selva colombiana, utilizando químicos como el glifosato que envenenaban la tierra y a quienes la habitaban, afectando incluso la salud de las comunidades rurales. Varias denuncias existen hoy sobre nacimientos con hidrocefalia y abortos en donde se rociaban estos químicos.
La crisis hídrica global y el calentamiento global respaldan la predicción de Castro Caycedo de que las guerras futuras serían por el agua. Con solo un 3.5% del agua mundial siendo dulce y la mayoría de esta atrapada en glaciares y polos, el agua potable se convierte en un recurso cada vez más valioso y disputado. En Estados Unidos, la situación es preocupante, con regiones como el oeste del país enfrentando una grave escasez de agua que pone en riesgo el abastecimiento humano, la agricultura y la generación de energía.
La entrevista con la General Laura Richardson y las observaciones de Germán Castro Caycedo presentan dos perspectivas contrastantes sobre la lucha contra las drogas y el control de los recursos naturales. Mientras la General se enfoca en un discurso sobre la cooperación y el progreso en seguridad, Castro Caycedo ha establecido una alerta sobre los posibles intereses ocultos y las consecuencias no previstas de estas intervenciones.
Germán Castro Caycedo invitó a reflexionar críticamente sobre las verdaderas motivaciones detrás de la geopolítica y la intervención extranjera en territorio nacional, recordando que los recursos estratégicos como el agua podrían ser el verdadero campo de batalla en el futuro. Ahora el futuro lo está validando.
En una emotiva entrevista en el programa ‘A vivir que son dos días’ de Caracol Radio, Catalina Castro Blanchet presentó su libro «Mi padre, Germán Castro Caycedo». Esta obra inicia con una carta que el periodista escribió a su hija y culmina con una carta de la escritora a su padre, cerrando un ciclo de amor y respeto profundo.
Catalina explicó a los presentadores Andrés López y Heisel Mora que la elaboración del libro fue un proceso de duelo tras el fallecimiento de su padre. «Este trabajo profundo de estudio y revisión de archivos me permitió conocer aún más a mi padre», manifestó Catalina. La autora destacó la importancia de su madre en este proceso, tal como lo fue para Germán Castro Caycedo en su carrera. «Este regalo y esta promesa que le hice a mi papá también es un homenaje para ella, porque detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer», resaltó.
Catalina concluyó la entrevista mencionando que el libro finaliza con una carta dirigida a su padre, asegurando que su legado «perdurará para siempre».
En un artículo firmado por Alejandro Alzate, La Palabra resalta la intensidad emotiva y la rigurosa revisión archivística que Catalina Castro Blanchet ha plasmado en su libro. «Mi padre: Germán Castro Caycedo» es descrito como un texto que da a conocer el pensamiento de un hombre que hizo del periodismo un formidable instrumento para entender las gentes, la cultura, la idiosincrasia y los problemas de un país tan complejo y diverso como Colombia.
El artículo comienza rememorando la significativa contribución de Germán Castro Caycedo al periodismo colombiano, desde su inicio en El Tiempo hasta sus múltiples libros y programas de televisión que marcaron la narrativa del país. Se destaca especialmente su obra «Colombia Amarga» (1976), que consolidó su interés en entender la violencia y las condiciones históricas y políticas que han afectado a Colombia desde sus inicios como república.
El Legado de Germán Castro Caycedo
La Palabra hace un recorrido por los títulos más emblemáticos de Germán Castro Caycedo, como «Perdido en el Amazonas» (1978), «Mi alma se la dejo al diablo» (1982), «El Karina» (1985), «El hueco» (1989) y «Operación Pablo Escobar» (2012), entre muchos otros. En cada uno de ellos, se observa el propósito fundamental de testimoniar los hechos que han marcado la historia nacional, reflejando tanto la tragedia como la esperanza.
El artículo también subraya los diecinueve premios nacionales e internacionales que Germán Castro Caycedo recibió a lo largo de su carrera, destacando su compromiso con el periodismo independiente y su método único de trabajo.
Un Homenaje Íntimo y Literario
Catalina Castro Blanchet ha logrado crear un libro que mezcla el diálogo y la escritura casi confesional con licencias de ficción y biografía novelada. Este enfoque permite conocer a Germán Castro Caycedo en sus facetas más íntimas y coloquiales. La primera parte del libro, «Juventud y vocación», es especialmente destacada por mostrar la humanidad y la pulcritud del trabajo del periodista.
La Palabra cita una reflexión de Germán sobre el estilo periodístico: «La belleza de un texto, su lado profundo, no está en la cantidad de adjetivos que integres. El poder de la escritura viene del fondo. Tu capacidad de contar es hacer sentir los lugares y las situaciones. Para eso no necesitas adjetivos». Este purismo en el oficio es una de las marcas distintivas del legado de Germán Castro Caycedo.
Reflexiones y Metodologías
El artículo de La Palabra resalta la convicción de Germán Castro Caycedo en torno a la vocación de escritor y su enfoque riguroso en la narración de no ficción. Germán aseguraba que «para narrar no ficción el cronista debe ajustarse a la realidad. La imaginación se emplea en la planificación de la investigación».
Catalina Castro Blanchet ha capturado este espíritu en su libro, ofreciendo una obra que no solo homenajea a su padre, sino que también ofrece una guía valiosa para las nuevas generaciones de periodistas. La técnica y la pasión de Germán son presentadas con una claridad y profundidad que permiten al lector entender la magnitud de su contribución al periodismo colombiano.
«Mi padre: Germán Castro Caycedo» es una obra que, según La Palabra, merece ser leída no solo por aquellos interesados en la vida y obra de Germán Castro Caycedo, sino también por todos los que buscan comprender mejor la realidad colombiana a través de los ojos de uno de sus cronistas más destacados. La combinación de memoria personal y análisis periodístico hacen de este libro una lectura imprescindible para entender la historia y el legado de Germán Castro Caycedo.
Para más detalles sobre esta reseña y otros contenidos, pueden visitar el artículo completo en La Palabra.
El periodista cultural Santiago Benavides, realizó un episodio de su podcast ‘El Miope Curioso’ con la participación de Catalina Castro Blanchet, quien presentó su libro y ópera prima ‘Mi padre, Germán Castro Caycedo’. A lo largo del programa, el periodista se refirió al texto como una consulta obligatoria para la formación periodística del futuro.
De igual manera, también se destacó el proceso creativo de Castro Blanchet en medio del duelo por la muerte de su padre, las reminiscencias de una estrecha relación entre el periodista y su hija y la correspondencia y enseñanzas que este dejó a lo largo de su vida.
Catalina Castro Blanchet nos cuenta cómo vivió la experiencia de escribir el libro sobre la vida y obra de su padre, Germán Castro Caycedo, y reflexiona en este episodio sobre lo complejo que puede llegar a ser el silencio tras la ausencia de alguien amado.
El retrato de un hombre que le dedicó su vida hasta el último aliento al periodismo. Tres años después de la muerte de Germán Castro Caycedo a causa de un cáncer, su hija Catalina reconstruyó su historia.
El 15 de julio de 2021, Colombia perdió a uno de sus más grandes periodistas, Germán Castro Caycedo. Ahora, su hija Catalina Castro Blanchet, quien reside en París, ha dado forma a la vida y obra de su padre en un libro titulado Mi padre: Germán Castro Caycedo. Este libro no solo es un homenaje a su legado como cronista, sino también un viaje personal a través de las vivencias compartidas entre padre e hija.
En una reciente entrevista con Noticias Caracol, Catalina habló sobre el proceso de creación del libro, mencionando cómo su padre participó en la selección de las crónicas que formarían parte de esta obra, prácticamente hasta sus últimos días. A pesar de las dificultades que su salud le impuso, Germán nunca dejó de lado su pasión por el periodismo, un compromiso que su hija ahora celebra en estas páginas.
Catalina compartió momentos profundamente emotivos de los últimos días de su padre, describiendo cómo, cuando Germán ya no podía hablar, desarrollaron un sistema de comunicación a través de apretones de manos para expresar el dolor, el amor, y la despedida en silencio. «Llegó un momento en que mi papá no podía hablar. Entonces yo percibía, en su mirada, dolor o tristeza. Le cogía la mano y le decía ‘si tienes dolor, apriétame, si me quieres, apriétame dos veces’ y yo hacía lo mismo. Llegó un momento en que él ya no podía apretar, pero me tenía la mano», compartió Catalina.
Además, Catalina resaltó la dedicación de su padre al trabajo, incluso en los momentos más difíciles. Ella describió cómo él se mantenía comprometido con su labor periodística, seleccionando y organizando las crónicas que aparecerían en el libro, demostrando así su amor por el oficio hasta el final.
El legado de Germán Castro Caycedo es amplio y complejo; fue un cronista que recorrió Colombia, entrevistó a grandes personajes, y retrató una realidad a menudo olvidada en sus 26 libros. Catalina también destacó cómo su padre valoraba la honestidad y la integridad, principios que guiarían su trabajo periodístico a lo largo de su vida.
Para aquellos interesados en conocer más sobre esta emotiva entrevista con Noticias Caracol, pueden ver el video completo a continuación:
En una conversación con 90 Minutos, Catalina Castro Blanchet, hija del recordado ‘Enviado Especial’, compartió reflexiones sobre su nuevo libro Mi padre, Germán Castro Caycedo. Más que una biografía convencional, este texto es un viaje íntimo y personal que explora las diversas facetas de su padre, desde su carácter multifacético hasta su profunda preocupación por la situación social en Colombia.
Durante la entrevista, Catalina revela que la idea de este libro fue un proyecto largo y significativo, que surgió de su deseo de preservar y compartir las historias y enseñanzas de su padre. Germán, quien siempre evitó hablar en primera persona o escribir sobre sí mismo, finalmente aceptó colaborar en 2019, lo que permitió que este libro se convirtiera en un testimonio conmovedor de su vida y legado.
Catalina también reflexiona sobre las conversaciones que mantenía con su padre sobre el país y las preocupaciones que lo acompañaban, en especial la falta de oportunidades y la educación en Colombia. Describe cómo estas inquietudes lo llevaron a convertirse en el periodista que conocemos, con una visión crítica y una sensibilidad única hacia las problemáticas sociales.
Catalina Castro Blanchet, hija del fallecido periodista Germán Castro Caycedo, habló en los micrófonos de La W con Julio Sánchez Cristo sobre su libro «Mi padre, Germán Castro Caycedo», espacio en el que contó que este proyecto inició hace más de 10 años y que en 2019 decidió tomar las riendas y escribirlo junto a su padre. La biografía refleja tanto la faceta pública como la personal de Germán, destacando su profundo amor por Colombia y su visión sobre diversos temas críticos.
«Colombia lo atravesó a lo largo de su vida, le dolía al igual que lo emocionaba,» dijo Catalina, refiriéndose a la pasión de su padre por mostrar la verdadera Colombia a través de sus crónicas y su trabajo en televisión. Además, resaltó cómo su padre fue pionero en alertar sobre el narcotráfico, el medio ambiente y diversas problemáticas que aún están presentes en la realidad nacional.
Entre las historias personales y profesionales incluidas en el libro, la autora destacó la visión de su padre sobre la importancia de conocer y amar el país para resolver sus problemas. Germán siempre creyó que al conocer su tierra, los colombianos podrían aprender a amarla y encontrar soluciones a los problemas que enfrentaban.
Finalmente, mencionó la colaboración y el apoyo que recibió de amigos cercanos y colegas de Germán durante el proceso de creación del libro. La biografía incluye cartas, fotos inéditas y anécdotas que ofrecen una visión completa de la vida y legado del cronista mayor de Colombia.