Catalina Castro Blanchet presentó en Bitácora, programa de Javeriana Estéreo, su libro Mi padre, Germán Castro Caycedo, en el que rinde homenaje a la vida y obra del gran cronista colombiano. A lo largo de la entrevista, Catalina habló sobre el proceso de creación de este libro, los desafíos de seleccionar material entre la vasta obra de su padre, y los momentos más íntimos que compartió con él, tanto en lo personal como en lo profesional. A continuación, transcribimos la conversación completa entre Catalina y el periodista José Vicente Arizmendi.
José Vicente Arizmendi (JVA): Catalina, buenas noches, bienvenida a Bitácora.
Catalina Castro Blanchet (CCB): José Vicente, buenas noches, muchas gracias por invitarme.
JVA: Con una obra del tamaño de la de su papá, no solamente en libros, sino en artículos de prensa y en material audiovisual, ¿escoger qué incluir en este libro y qué no fue una tarea difícil?
CCB: Sí, fue muy difícil, sobre todo porque el trabajo de mi papá estuvo difundido en muchos medios: prensa escrita, radio, televisión, sus libros… Realmente, cada crónica me llevaba a otra y descubría un nuevo universo. Ya cuando tuve la estructura del libro, eso me permitió escoger por temas y dejar afuera aquellos que no estaban relacionados con los grandes ejes que seleccioné, como la selva, las naciones culturales, la denuncia, el conflicto armado y el medio ambiente. Lo que facilitó un poco fue que fueron temas constantes en su vida, así que de cada uno escogí tres o cuatro crónicas para profundizar, buscando que tuvieran algún lazo con anécdotas personales o con mi historia de vida junto a él.
JVA: Me llamó la atención que en las páginas del libro hay códigos QR. Uno los escanea y puede acceder a la pieza original. ¿Cómo surgió esta idea?
CCB: Esa fue una idea de la editorial. En una de las primeras versiones, el libro era mucho más largo. Entonces, una de las soluciones para recortar y facilitar la lectura fue incluir los QRs. Cuando seleccioné los artículos y programas en los que iba a profundizar, los fuimos subiendo a la página web de mi papá, que mi mamá mantiene viva. Pienso que es una gran ayuda para el lector, porque puede leer los textos originales y no quedarse solo con la interpretación en el libro.
JVA: En el texto, a veces te refieres a Germán Castro Caycedo como “mi padre” y otras veces como “Germán”. ¿Cómo manejaste esa diferencia?
CCB: Al principio, cuando comencé a trabajar con él, la idea original era hacer un libro de preguntas y respuestas. Pero me parecía un poco aburrido como lectora, así que comenzamos a pasar algunas partes a la tercera persona. Luego, cuando él falleció, necesité legitimar mi voz. En ese momento, la narración cambia de la tercera a la primera persona. Cuando hablo de mis recuerdos o de mi duelo, es “papá”. Cuando hablo de su trabajo, intento ser más observadora y me refiero a él como “Germán”. Sin embargo, no fue una regla estricta.
JVA: En algunos momentos del libro también se utilizan diferentes tipos de letra para distinguir estas voces.
CCB: Sí, fue una elección gráfica. Mientras trabajaba el manuscrito en mi computadora, lo llamaba «la cronología», que es la cronología de la última semana de mi papá, y estaba en azul. Todo lo demás estaba en negro. Fue difícil diagramar el libro, ya que había relatos íntimos, el trabajo de mi papá, las cartas, las citas y las referencias. Aunque el lector puede tardar un poco en acostumbrarse, pienso que quedó bien, porque forma parte del viaje de descubrimiento.
JVA: El lector encontrará pequeñas historias detrás de muchos de los libros y programas importantes de Germán Castro Caycedo, como Enviado Especial, su paso por El Tiempo y por RTI. Además, conversaste con muchas personas cercanas a él.
CCB: Sí, hablé con muchas personas. Las primeras entrevistas las hice con mi papá, como su director de fotografía y su asistente durante 15 años. Por ejemplo, en una de las entrevistas con Billy Balsecki, director de fotografía en el primer año de Enviado Especial, revisamos juntos programas de la selva. Fue muy bonito porque ellos volvieron a vivir esos momentos. También hablé con personas cercanas como Julio Sánchez Cristo y, para el contexto histórico, con Otty Patiño, Camilo González y Darío Villamizar, entre otros.
JVA: Catalina, compartías con tu padre una afición que hoy en día es políticamente incorrecta: la tauromaquia. Cuéntanos más sobre eso.
CCB: Mi papá empezó en la radio como comentarista taurino en la emisora Mariana y luego fue reportero del Ruedo de Madrid durante seis o siete años. Era un gran aficionado y conocedor de la fiesta brava. Desde muy pequeña me introdujo en este mundo; creo que mi primera corrida de toros fue a los cuatro años. Mi mamá nunca asistía, ya que no le gustaba, y también porque sabía que era un espacio que nos pertenecía a los dos. Vivimos muchas anécdotas en el ruedo y fuera de él, y muchas etapas de nuestra vida fueron una alegoría a la fiesta brava.
JVA: Pues es un libro que le hace justicia a la vida de un hombre muy importante para este país y para el periodismo. Catalina Castro Blanchet, muchas gracias por acompañarnos esta noche en Bitácora.
CCB: Muchas gracias, José Vicente. ¡Feliz noche!
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