EN COLOMBIA HAY UN GRAN HUÉRFANO: EL ARTE

EN COLOMBIA HAY UN GRAN HUÉRFANO: EL ARTE

Colorido y folclor en el Balet Grancolombiano de Hernando Monroy.

Medio: La República.

Fecha: 13 de marzo de 1966.

Por: Germán Castro Caycedo / Fotos: Sin registro.

Hernando Monroy relata su gira por Europa. No sentíamos hambre, pero estábamos solos. – La patria se alejaba cada día, como el apoyo que nunca recibimos. El artista colombiano y su poder de asimilación. En Europa hay mucho que aprender y mucho que dar a conocer. – Por Germán Castro Caycedo, de LA REPÚBLICA.

España, Francia, Irlanda, Hungría, Bélgica, Holanda, Austria, Suiza y Checoslovaquia quedaron atrás. Todas ellas supieron del Mapalé y la Cumbia. La cadencia del ritmo vibraba entonces con más fuerza. El lamento de las notas adquiría actualidad. Rayaba en sinfonía exótica. Aplausos. Triunfos morales, más que materiales.

Es la historia de treinta y ocho “aventureros” colombianos que un día decidieron desafiar el “mito” del Viejo Mundo. De ellos, hoy solo quedan nueve. Se habían lanzado para triunfar, y lo lograron.

También quedó atrás la orfandad que hoy se traduce en un legajo de saldos rojos. En Colombia olvidamos lo nuestro y es necesario buscar entonces nuevas fronteras.

Hernando Monroy vuelve a su patria lleno de euforia y afición. En la legaja, la esperanzas y el sabor del éxito cubren la tinta roja. Nada podrá detenernos – dice mientras repasa recuerdos y arruma un centenar de recortes que hablan del Balet Grancolombiano en muchas lenguas -. No hemos tenido el apoyo que precisábamos… tampoco hemos sentido hambre. No es cierto que estuviéramos allí arruinados. So- lo que la lucha se hacía cada día más dura. Pero por eso triunfábamos. Asunto de orgullo.

Monroy es joven. Raya en los veintiocho. Cabello revuelto, ademanes finos y clara manera de expresarse. Conocimiento de causa. Yo diría que ha logrado esa cultura que deja en el hombre inteligente el roce con la vetusta Europa.

Traje estrecho, suéter negro hasta el cuello, zapatos de gamuza y una sonrisa muy grande. Optimismo. No es el aprendiz de coreógrafo que zarpó hace dos años de nuestras costas. Está avezado y vuelve en busca de “material”. Música nueva, elementos jóvenes, vestuario que marque la época nueva de su conjunto.

La compañía se mermó durante el primer año, pues al llegar allí el elemento colombiano se soltó el pelo… así no se puede trabajar. Licencié a más de la mitad buscando la disciplina y rehice el grupo con artistas españoles y latinoamericanos. Hoy busco lograr una idea nueva: el balet continental… pero necesito dinero. Creo que ahora sí logro el apoyo que merezco en mi tierra. He hecho miles de kilómetros haciendo conocer nuestro folclor. Creo que merez-ca recompensa.

– ¿El balance artístico de la gira?

– Un centenar de contratos suscritos que aquí traigo. Mírelos.

– La preocupación es el apoyo ¿Qué ha gestionado?

– Algo con la Federación de Cafeteros. Pero necesito más. -¿Cree hallarlo?

– Dios quiera.

– ¿Y, si no?

– A cruzar el mar.

– ¿Conformista?

– ¡Nunca! El conformismo acaba con el hombre.

– ¿Qué costos tendrá el nuevo grupo?

– Muchos. Más que el anterior.

– ¿Cuáles eran entonces sus gastos?

– Sin costos accesorios, seis mil dólares semanales. Únicamente para nóminas.

– ¿Los consiguió puntualmente?

– Sí. Le he dicho que no hemos pasado hambre. Es asunto de administrar bien lo que se gana y yo me siento buen economista.

– ¿Joven?

– Hombre… hombre.

Monroy hace el recuento de la larga gira. Los pasos del itinerario no registran fracasos artísticos. Viene al tema el nivel cultural del colombiano. Hay una pausa. Luego, un cigarrillo. Silencio.

Gira la charla hasta tocar algo concreto: “el sentido del arte es grande en el artista colombiano. La experiencia no. Pero es curioso ver cómo en muy corto tiempo desarrollamos un poder extraordinario de asimilación. Nos hacemos muy fácil al medio. Al llegar al exterior captamos el nivel cultural con facilidad… y terminamos por igualar las técnicas modernas del arte”.

Monroy intenta entonces un parangón entre el arte colombia- no y el europeo, para concluir diciendo: “Colombia me hala, cuando estoy lejos la siento entre los huesos… pero volveré a viajar.. Hay más campo de acción allí. Hay mucho que aprender… y mucho que dar a conocer.

– ¿Qué vendrá entonces?

– Portugal, La Riviera italiana, La Costa Azul, España, Rusia, Sudáfrica, Nueva Zelandia y Australia.